Primera declaración pública de Mueller
Nada cambia; el caso está cerrado, publica Trump en Twitter
▲ El presidente Donald Trump reiteró ayer su inocencia en el caso de la presunta injerencia rusa en los comicios de 2016 que lo llevaron a la presidencia. A la derecha, el fiscal especial Robert Mueller, quien anunció que la investigación está
formalmente cerraday que renuncia al Departamento de Justicia para volver a la vida privada.
Nueva York. El fiscal especial Robert Mueller reiteró ayer que su investigación no exoneró a Donald Trump, contradiciendo al presidente y su procurador general, y dejó en claro que en el Congreso es donde reside la decisión sobre si enjuiciar o no al mandatario.
En sus primeras declaraciones públicas desde que fue nombrado fiscal especial hace dos años para investigar si hubo colusión de la campaña de Trump con los rusos en las elecciones estadunidenses, y la posible obstrucción de esa pesquisa por la Casa Blanca, Mueller declaró:
si tuviéramos la confianza de que el presidente claramente no cometió ningún delito lo hubiéramos dicho.
También explicó otra vez –tal como lo hizo en su informe de 448 páginas– que según las normas del Departamento de Justicia (la oficina del fiscal especial es parte de esa secretaría) su equipo sabía que no podía contemplar la formulación de cargos criminales contra un presidente en funciones. Por lo tanto,
no tomamos una determinación sobre si el mandatario cometió un delito.
Pero agregó que, según esa misma norma, se establece que la Constitución requiere un proceso que no está bajo el sistema de justicia criminal para acusar formalmente de fechorías a un presidente en funciones, y aunque no fue más explícito, fue obvio para todos que se estaba refiriendo al impeachment. Algunos observadores interpretaron sus palabras como una invitación al Congreso para llevar a cabo esa responsabilidad.
Aunque Mueller no reveló nada nuevo en su declaración realizada en una conferencia de prensa en el Departamento de Justicia, que duró menos de 10 minutos, al enfocarse sólo en ciertos puntos dejó de relieve la manipulación y el engaño de Trump y del procurador general, William Barr, sobre el contenido del informe.
Desde que el informe de Mueller fue entregado a Barr, a finales de marzo –con posterioridad una versión ligeramente censurada fue hecha pública– Trump ha repetido hasta el cansancio que fue completamente exonerado, afirmando que
no (hubo) colusión, no (hubo) obstrucción, y denunciar la investigación como partidaria y una
cacería de brujas.
Barr, por su lado, determinó que el informe no contenía suficiente evidencia para concluir que el presidente había cometido obstrucción de justicia (a pesar de que documenta por lo menos 10 instancias justo de ese tipo de actividad), y afirmó que el propio Mueller le dijo en privado que la política del Departamento de Justicia no fue la razón por la cual no se acusó al presidente de algún crimen. El fiscal, ayer, sin decirlo, contradijo a los dos.
Las declaraciones de Mueller intensificaron el debate sobre si el Congreso debería proceder a un proceso de impeachment.
Legisladores y precandidatos presidenciales demócratas llamaron a iniciar el proceso de revocación de mandato, paso que el liderazgo de la bancada demócrata aún no desea tomar atendiendo cálculos político-electorales.
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, insistió en que menos de 40 integrantes de la bancada demócrata, de 235, se han pronunciado en favor del impeachment, pero tampoco lo descartó por completo (sobre todo porque ese número sigue creciendo):
nada está fuera de la mesa, sostuvo.
Pelosi subrayó que
si él (Mueller) hubiera visto cualquier prueba de que el presidente era inocente, nos lo habría hecho saber. Poco antes, afirmó:
el Congreso mantiene sagrada su responsabilidad constitucional para investigar y hacer que el presidente rinda cuentas por su abuso de poder.
El presidente del Comité Judicial –donde se tendría que originar el impeachment–, Jerrold Nadler, comentó que
todas las opciones están sobre la mesa, pero no anunció que estuviera por impulsar dicho proceso, hasta ahora. Agregó que Mueller dejó en claro que la responsabilidad para
responder a los delitos, mentiras, y otras fechorías del presidente Trumpahora está en manos del Congreso.
Pero varios candidatos presidenciales demócratas –varios de ellos legisladores– se proclamaron ayer en favor del impeachment. Algunos, por primera vez, como las senadoras Elizabeth Warren, Kirsten Gillibrand, Kamala Harris, el senador Cory Booker, el representante Julian Castro y Beto O’Rourke, mientras el senador Bernie Sanders afirmó que si el Comité Judicial determina que es necesario, él apoyará esa decisión.
Vale recordar que un proceso formal de impeachment se origina en la cámara baja (ahora bajo control de los demócratas), que abre una investigación para formular cargos, o sea, se vuelve fiscal, y si esto ocurre, se realiza un juicio político en el Senado (hoy controlado por republicanos).
Por su lado, Trump y la Casa Blanca declararon, una vez más, que la pesquisa ya concluyó y que los demócratas sólo desean usar el tema con fines electorales.
El presidente, en un tuit inusualmente moderado, después de insultar repetidamente al equipo de Mueller, amenazar con despedirlo, y hasta acusar que la investigación fue motivada por traición y hasta un intento de golpe de Estado, sólo afirmó:
nada cambia del informe Mueller. Hubo evidencia insuficiente y por lo tanto, en nuestro país, una persona es inocente. El caso está cerrado. Gracias.
La vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, enfatizó el lema de
caso cerrado, pero cambió la narrativa anterior afirmando, por primera vez, que fue el Departamento de Justicia, y no el informe Mueller, el que determinó que no hubo obstrucción de justicia. Legisladores republicanos aliados del presidente reiteraron ese mensaje a lo largo del día de ayer.
El único legislador republicano que se ha atrevido a romper filas y llamar a un impeachment es Justin de 2Amash, quien ayer respondió a las declaraciones de Mueller afirmando que la bolita ahora está
en nuestra cancha, el Congreso.
Mientras tanto, en medio de todo esto, se ha perdido de vista el otro punto del informe de Mueller, y ayer lo subrayó de nuevo:
hubo múltiples esfuerzos sistemáticos para interferir en nuestra elección, y esa alegación merece la atención de todo estadunidense. El propio Trump y sus subordinados han estado tan obsesionados en cómo defenderse ante el informe y las investigaciones en el Congreso que el magnate no ha abordado este punto de manera contundente.
Mueller anunció que la investigación que encabezó está formalmente cerrada y que renuncia al Departamento de Justicia para retornar a la vida privada.
Foto Ap y Afp
David Brooks
Corresponsal, Periódico La Jornada
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