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Un estudio sobre
las armas descubrió que el 70% de los crímenes que ocurren en México
involucran armas que fueron producidas en EEUU. La tasa de homicidios
cometidos en México con ayuda de armas de fuego creció a 66% en el 2017,
mientras que en el 1997 era del 16%, informa la revista británica The Economist.
"Esto
sugiere que casi la mitad de las 33.000 víctimas registradas en México
en el 2018 fue asesinada con ayuda de armas producidas en EEUU, cuya
tasa de homicidios alcanzó tan solo 14.542 (...) Por ello las armas
estadounidenses son utilizadas de una manera más frecuente por los
criminales de México que en los homicidios cometidos dentro de EEUU",
escriben los autores del artículo.
Un problema común
México
no es el único Estado de América Latina que enfrenta este problema.
Muchos países de la región sufren del crimen organizado "a causa de su
proximidad con EEUU", el país que, según la revista, tiene las leyes más
tolerantes en el mundo con respecto al uso de armas.
Las armas
estadounidenses suelen suministrarse a través de los puertos en Florida,
escondidos entre los bienes importados. En Honduras, donde la mitad de
todas las armas registradas proviene de EEUU, los contrabandistas
envuelven las armas en papel de aluminio y las sumergen en pintura. Este
método les permite evitar la detección por máquinas de rayos X. Los
traficantes "menos creativos" simplemente sobornan a los agentes de las
aduanas, informa la revista.
¿Cómo las armas acaban en manos de los criminales?
Uno
de los factores que condujo al aumento de la tasa de homicidios en
México podría ser la expiración del veto de EEUU impuesto al uso de
armas de asalto en el 2004. El estudio descubrió que después de eso la
tasa de homicidios ha aumentado en los municipios mexicanos que
comparten fronteras con estados como Arizona, Nuevo México y Texas.
Otro
factor consiste en que la mayor parte de los militares y policías de
América Latina tienen la mala costumbre de perder sus armas, informa el
medio.
"En Guerrero una de cada cinco armas pertenecientes a la policía del estado acaba perdida o robada por los delincuentes. Los policías de América Central tienen fama de vender las armas incautadas que en vez de destruirlas", declaró Mark Ungar de Brooklyn College.
De acuerdo con The Economist, el
dinero obtenido en Honduras por la venta de armas a las personas
físicas, sobre la que el Ejército tiene monopolio, es la segunda mayor
fuente de ingresos utilizada para financiar las pensiones de los
soldados.
"Muchas armas estadounidenses utilizadas en crímenes en
Brasil llegan de Paraguay, que perdió el control sobre el tráfico.
Entre 2013 y 2018 las empresas paraguayas importaron legalmente 648.000
armas y 331 millones de municiones, la mayor parte procedía de EEUU",
escriben los autores.
Además, el presidente brasileño Jair
Bolsonaro firmó dos decretos este año que facilitan el uso de armas por
parte de los ciudadanos. El mandatario declaró también que legalizará
las importaciones de armas de EEUU. La tasa de homicidios en Brasil
disminuyó después de que las nuevas reglas dificultaran la compra de
armas en 2003.
¿Qué puede hacerse para detener el tráfico?
Una
de las iniciativas planteadas en México consistía en excluir de los
contratos gubernamentales a los fabricantes de acero y otros negocios de
EEUU que suministraban sus productos a los productores de armas.
Otra
medida barajada por México era introducir visados para los trabajadores
de las compañías que vendían armas. Sin embargo, estas propuestas
perdieron su fuerza después de que Donald Trump ocupara el cargo del
presidente de EEUU. Desde aquel entonces la situación solo ha empeorado,
concluyen los autores del artículo.
"Los países de América
Latina tienen que colaborar más. Los registros nacionales
interrelacionados pueden ayudar a la policía a controlar sus armas. La
lucha contra agentes desleales, parecida a la que ha librado Colombia,
ayudará a mantener armas fuera del alcance de los criminales. Los países
de América Latina tienen que dejar de esperar los pasos concretos de
EEUU y deben poner bajo microscopio a sus propias instituciones",
concluyen los autores del artículo.
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