Peñita. Más de mil 500 migrantes, entre ellos 250 niños,
se hacinan en La Peñita, localidad indígena panameña fronteriza con
Colombia, tras sobrevivir
el infiernode la selva del Darién, uno de los tramos más peligrosos en su trayecto hacia Estados Unidos, donde abundan mafias criminales.
Fue un logro cruzar 575 mil hectáreas de
selva y ya se encuentran en la Estación Temporal de Asistencia
Humanitaria (ETAH) instalada en este poblado de rudimentarias casas de
madera y techos de paja, donde reciben asistencia médica. Con capacidad
para unas 100 personas, la ETAH está desbordada.
Cerca de 4 mil
indocumentados, principalmente de Haití, Cuba, República Democrática del
Congo, India, Camerún, Bangladesh y Angola, se encuentran en diferentes
centros de acogida de Panamá a la espera de continuar su viaje, primero
hacia Costa Rica y luego a Estados Unidos.
Con serranías, ríos
caudalosos, sin vías de comunicación terrestre y bajo un calor
insoportable, los migrantes cruzan el Darién a través de caminos
estrechos, muchos de ellos utilizados por narcotraficantes y bandas
criminales.
La selva es tan densa que a veces no llega la luz del día y
todo es oscuridad. Durante los primeros cuatro meses de 2019 por la ruta
selvática han pasado al menos 7 mil 724 adultos, el triple que hace un
año, y mil 141 menores, el doble que en el mismo periodo de 2018.
Afp
Periódico La Jornada
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