OtraMirada
El
fujimorismo perdió las elecciones, pero a su manera está copando las
instituciones del Estado ante la pasividad y debilidad del gobierno de
Pedro Pablo Kuczynski. No se trata de un cogobierno, sino más bien del
desplazamiento de una fuerza política con mayoría en el Congreso a otra
fuerza que se siente débil y que empieza a ceder a las presiones.
El
analista Alberto Adrianzén advierte que estamos viendo un copamiento
del Estado por parte del fujimorismo en puestos claves, pero además está
buscando (y propiciando) una suerte de crisis del gobierno que le
permita aumentar sus exigencias en esta especie de lucha por el poder.
La
probable interpelación al ministro de Educación Jaime Saavedra es una
presión para generar una crisis mayor para tener una posición expectante
frente a la Ley Universitaria que quieren desaparecer, pero también es
un arma frente a las investigaciones de lavado de activos que alcanza a
la misma Keiko Fujimori.
La presión fujimorista viene desde todos
los flancos, del Congreso, el BCR, la Sunat e incluso se ha valido de
personajes como Roberto Vieira, que ha cumplido un rol erosionador en el
interior mismo de la bancada oficialista y no ha guardado las formas
para atacar a las cabezas más visibles del partido de PPK, incluyendo a
la vicepresidenta Mercedes Aráoz.
Adrianzén sostiene que el
fujimorismo es consciente que tiene mayor fortaleza que el gobierno y va
a seguir presionando, pero corre el riesgo de generar una crisis mayor
que podría afectarlo e incluso llevar al presidente de la República a
cambiar el Consejo de Ministros, lo que podría pasar si es que logran
interpelar y censurar al ministro Saavedra.
Dijo que no le parece
un cogobierno del fujimorismo con PPK, sino que Fuerza Popular está
buscando imponer condiciones y quiere ocupar el Estado, pero sin que se
le vincule al Poder Ejecutivo. En el fondo, al parecer Keiko aún no
asimila que ha perdido las elecciones y busca la forma de tener el poder
que el pueblo le negó en las urnas.
Al fujimorismo no le conviene
cogobernar con PPK, prefiere imponer sus condiciones por separado pero
se empeña en demostrar que ellos también pueden gobernar desde el
Congreso.
Para el analista Juan la Puente el partido de PPK y
Fuerza Popular tienen una convivencia forzada con fricciones y sin vasos
comunicantes. El fujimorismo está construyendo su modelo de oposición,
con algunos acuerdos en materia económica y diferencias en asuntos
políticos, pero “no olvidemos que el gran objetivo del fujimorismo es
ganar las elecciones el 2021”, apuntó.
De la Puente coincidió con Adrianzén en que hay un intento del
fujimorismo de participar en el copamiento del Estado, pero las
decisiones adoptadas por el fujimorismo en estas últimas semanas,
indican que se encuentran en una convivencia forzada, pero no a su
gusto.Te doy la confianza, pero sigo siendo oposición; te doy la
delegación de facultades, pero te pongo candados y te maltrato algunos
ministros que vayan al Congreso, lo que muestra la distancia que hay
entre ellos.
Ambos analistas manifiestan que en esta suerte de
copamiento y convivencia hay un desgaste y un deterioro de la confianza
de ambos grupos frente a la población y eso les puede pasar la factura
en un futuro inmediato, lo que ya se está empezando a reflejar en las
encuestas que registran caídas en la popularidad del presidente
Kuczynski y de Keiko Fujimori.
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