John Saxe-Fernández
Como
es usual luego de elecciones presidenciales en Estados Unidos, ahora
con más incertidumbre de lo usual por la volatilidad de Trump en asuntos
nodales, ingresamos a un interregnum, un vacío de poder, entre
un Obama cuyo poder se desvenece a diario y un sucesor que asume hasta
el 20 de enero de 2017. Uno y otro hacen movidas en el tablero junto a
grandes poderes fácticos propensos a correr grandes riesgos: los
guerreristas neocon con Mike Pence, hoy vicepresidente electo que tiene a Dick Cheney como modelo, y los especuladores de bancos too big to fail,
apostando a los contratos bélico-industriales de la OTAN y de
infraestructura, todos jugándole al abismo de otra guerra mundial y/o a
otro colapso más grave que la Gran Recesión que estalló con Lehman
Brothers, con rescate billonario a favor del 1%.
Ahora el que está
estallando es el Deutche Bank (DB), pilar de la reconstrucción alemana,
eje de la Unión Europea (UE). Pende de un hilo con deuda (2014) en
derivados ¡entre 47 y 75 billones (trillions) de euros
equivalente a entre 10 y 20 veces el PIB alemán. El DB es principal
prestamista de Trump, el magnate que hace negocios con 150 firmas en 25
países y que apoyó a trabajadores blancos desempleados, precarizados y a
la clase media, también agredida por la ofensiva de clase corporativa
que se intensifica desde los 80 bajo rubro de neoliberalismo o de la
globalizacióndel TLCAN, que homologó salarios a la baja y ganancias privadas al alza. La relación de Trump con el DB coloca a la presidencia de Estados Unidos en potenciales conflictos de interés históricos ya que los reguladores federales de EU plantean ante el Departamento de Justicia una multa al DB de 14 mil millones de dólares, que lo haría colapsar (puede pagar hasta 5 mmdd). Esos reguladores acusan al DB de engañar o malinformar a los inversionistas, entre 2005 y 2007 colocando hipotecas tóxicas empaquetadas, securitizadas.
En el peor escenario el gobierno de la principal economía de Europa procedería a la
socialización de riesgos y la privatización de ganancias, trasladando los costos a la ciudadanía europea. De hacerlo la repercusión será grave para la UE, por su fragilidad político-bancaria, empezando por Italia, su tercera economía. En materia de colapso financiero mundial y brega transatlántica, el FMI hace poco anunció que el DB, seguido por HSBC y Swiss Bank, es el
banco más peligroso del mundoy agregó que la filial de DB en EU fue uno de los dos bancos grandes –de un total de 33– que falló en las pruebas de fortaleza financiera de la Reserva Federal (Fed) a principios de año. Declaración que desplomó casi 50 por ciento las acciones del banco alemán.
A
propósito de disputas trasatlánticas, recuérdese que el FMI, además de
internacional, es, junto al Banco Mundial, instrumento de Estado de EU.
Funge bajo línea del Tesoro y de la Fed, el
banco central, que es un ente
semiprivadobajo influjo de otros bancos/casas de inversión too big to fail como Citigroup. Según agencias noticiosas el DB es objeto de una amplia gama de investigaciones criminales en EU y otros países y en fechas recientes varios analistas mencionan semejanzas entre los procesos de deterioro del DB y los registrados en Lehman Brothers.
El programa
de infraestructura de Trump es para algo más que generar empleo mediante
la inversión de un billón de dólares para la reconstrucción de la
inmensa y decaída infraestructura de EU. Querid@s lector@s: (en voz
baja): se trata nada menos que de la privatización de
carreteras, puentes, redes eléctricas e hidráulicas, hospitales,
escuelas, aeropuertos, puertos, ferrocarriles (en servicio de pasajeros
EU está a la zaga. Ni un kilómetro de alta velocidad). Por su red
pública de 6.4 millones de kilómetros de carreteras circulan cerca de
300 millones de vehículos registrados de pasajeros. De ahí su primer
lugar en emisiones acumuladas en la atmósfera de gases con efecto
invernadero, responsables del calentamiento global antropogénico (CGA).
El
de Trump es un diseño que, lejos de crear bienestar y combatir el CGA
(es negacionista, dice que es un invento chino), auspicia la
automovilización hasta el agotamiento de los minerales y metales que van
quedando en la corteza y la quema de combustibles fósiles hacia la
irreversibilidad catastrófica del CGA. El suyo sería un mandato
cataclísmico bajo el petróleo, gas y carbón, Exxon/Chevron/BP/Shell et al (ver
Trumposaurio, Hernández, La Jornada 17/11/16). Nada de transporte público electrificado ni de energías limpias. Su diseño se perfila más para extraer riqueza de lo publico hacia el 0.1%, que a favor de los millones que lo apoyaron y enfrentarán casetas de cobro por doquier para circular y facturas más altas al agua, la electricidad, salud y educación. Peor. Dicen que va por las asociaciones público-privadas. Es la codicia cortoplacista y pequeñez catastrófica del capitaloceno hacia la extinción de la biota global (humanidad incluida).
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