Quito, 1 mar (PL) Intelectuales, artistas, científicos, profesionales y personalidades de Ecuador y varias naciones latinoamericanas hicieron pública hoy una carta abierta en repudio a los intentos de desestabilización de la democracia en este país.
Entre los signatarios del documento se encuentran los ecuatorianos Jorge Núñez Sánchez, historiador y periodista, y Raúl Pérez Torres, escritor y comunicador social; el cubano Roberto Fernández Retamar, presidente de la institución cultural Casa de las Américas; el escritor venezolano Humberto Mata y el sociólogo y dirigente socialista chileno José Francisco Sáez.
En el listado también aparecen los mexicanos Margarita Zapata, socióloga, y Ricardo Melgar Bao, antropólogo, y las ecuatorianas Fina Guerrero Cássola, escultora, y Rosa Echeverría, socióloga, quienes rechazan el plan para frenar el proceso de transformaciones emprendido por el pueblo ecuatoriano.
El documento recuerda que desde el primer momento la Revolución Ciudadana ha enfrentado el acoso de los poderes fácticos vinculados a viejos privilegios, y en especial del poder mediático, una vez que los dueños y portavoces de los grandes medios de comunicación privados han optado por convertirse en agresivos actores políticos.
La carta señala que esos medios han reemplazado a los difuminados partidos de derecha, que en las últimas décadas habían llevado al país a una situación de ruina y desesperanza colectiva.
El texto enumera las notables transformaciones emprendidas en este país por el gobierno de Rafael Correa con el apoyo de una amplia mayoría en Ecuador, donde los cambios son palpables en varios sectores, fundamentalmente en la salud y la educación públicas y en los programas sociales beneficiarios de los pobres y marginados durante décadas.
Añade que la situación de la vivienda se ha enfrentado mediante la entrega de bonos y programas masivos de construcción, con prioridad para los ciudadanos discapacitados y en extrema pobreza, con sistemas especiales de atención y protección estatal.
Por otra parte, se precisa que las reformas laborales elevan de forma constante los salarios y su poder real de compra, y han devuelto la dignidad al trabajo humano, proclamada por la Organización Internacional del Trabajo, al suprimir las políticas de flexibilización laboral y tercerización del empleo.
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