América Latina, más unida que hace treinta años cuando estalló la guerra de las Malvinas bajo dominación británica, ha cerrado filas con Argentina en su reclamo de soberanía y resucita, con Brasil a la cabeza, una iniciativa para controlar el Atlántico sur.
Los países latinoamericanos han apoyado unánimemente a Argentina y rechazado la presencia militar británica en la región, y pretenden corroborarlo en la Cumbre de las Américas en Cartagena en abril, informó esta semana la canciller colombiana, María Ángela Holguín.
El canciller brasileño, Antonio Patriota, se lo dijo claro como el agua a su par británico William Hague en Brasilia a inicio de año: Brasil y la región "apoyan la soberanía argentina sobre las Malvinas y las resoluciónes de la ONU que instan al gobierno argentino y británico a dialogar sobre ese tema".
Patriota informó a inicio de año que Brasil colabora con Uruguay para convocar una reunión de "La Zona de paz y cooperación del Atlántico Sur", con países ribereños suramericanos y africanos.
"Hay un interés de Brasil, Argentina, Uruguay de crear una área de seguridad del Atlántico Sur, hace décadas que eso estaba en agenda", afirma el profesor de la Universidad Estadual Paulista, Tullo Vigevani.
Pero ahora este interés es más acuciantes, después que Brasil descubriera gigantescas reservas petroleras en alta mar, frente a su costa.
"El Atlántico Sur es extremadamente importante para todos los países de lado y lado del océano. La geología de esa región es un espejo, lo que hay del lado suramericano, existirá del surafricano, y ya se están descubriendo grandes reservas petroleras en la costa africana, además de la riqueza del océano, como la pesca", señala Alberto Pfeifer, del Grupo de Análisis de Coyuntura Internacional de la Universidad de Sao Paulo.
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