Pancartas y cacerolazos en ventanas y balcones
Con hambre no hay cuarentenay
Nada ni nadie acallará nuestra voz, coreaban grupos que desafiaron confinamiento en AL
▲ Debido a la pandemia de coronavirus el gobierno cubano suspendió las
celebraciones del Primero de Mayo. Imagen de ayer en la Plaza de la
Revolución en La Habana.
La Habana. Ante la ausencia de las tradicionales marchas
del Primero de Mayo, por las cuarentenas impuestas contra el
coronavirus, los trabajadores del planeta fueron convocados a celebrar
el día, feriado en muchos países, con
manifestaciones virtualesen las redes sociales o en sus ventanas, con pancartas y cacerolazos.
La mayoría de los países renunció a las concentraciones del Día
Internacional de los Trabajadores, en un contexto en el que la mitad de
la humanidad está confinada para luchar contra la pandemia de Covid-19
que ha causado más de 237 mil 647 muertes en el mundo.
En Cuba, banderas del país decoraron balcones y las fachadas de los
edificios, pero se suspendieron las celebraciones, que suelen llenar la
Plaza de la Revolución en La Habana.
Este Primero de Mayo es diferente a cualquier otro, resumió el presidente francés, Emmanuel Macron.
Por primera vez desde la prohibición de las manifestaciones durante
las guerras de Indonesia y de Argelia en los años 1950 y 1960, no hubo
concentraciones en Francia. Los sindicatos llamaron a los trabajadores a
movilizarse con conferencias y conciertos sin público en Internet.
Este día internacional, que tiene su origen en la lucha del
movimiento obrero de finales del siglo XIX, está, según ellos, más en
auge que nunca: la epidemia ha puesto de manifiesto el papel esencial
que desempeñan algunas profesiones hasta ahora poco valoradas –en la
sanidad, los comercios y la limpieza– y ha agudizado las tensiones
sociales.
La pandemia ha hundido la economía, con la paralización de
industrias, comercios y servicios, y empujado a las filas del desempleo a
numerosos trabajadores en el mundo.
En este contexto, fueron muchos los que en diferentes lugares optaron por no quedarse en casa.
En Sudamérica, la policía detuvo a 57 manifestantes al dispersar una
protesta en Santiago que incumplía la prohibición de concentraciones de
más de 50 personas en Chile, mientras un grupo de trabajadores desfiló
ante la sede de la presidencia en Buenos Aires con una pancarta que
rezaba:
Con hambre no hay cuarentena.
En Guatemala, unas 100 personas de organizaciones sociales marcharon
por calles de la capital para exigir mejores condiciones laborales y
demandar mayor protección para los que trabajan en el sector de salud
ante el nuevo coronavirus.
En Uruguay, varias caravanas de vehículos recorrieron distintos
puntos del país, convocadas por la central sindical para conmemorar la
fecha.
Nada ni nadie acallará nuestra vozy
lo urgente es la solidaridad, fueron algunas de las consignas que se escucharon por altavoces en la céntrica plaza Primero de Mayo, donde confluyeron los autos en Montevideo.
Europa también fue escenario de protestas. En Grecia, donde el
gobierno pidió aplazar cualquier manifestación al 9 de mayo, el
sindicato PAME, afiliado a los comunistas, organizó en cambio una
concentración delante del Parlamento, muy disciplinada y al son de
cantos partisanos como Bella Ciao.
Cientos de participantes, con bufandas rojas y mascarillas,
respetaron la distancia de seguridad de un metro, especificada con
pegatinas rojas en el suelo.
En Alemania, un gran número de fuerzas de seguridad –5 mil en Berlín–
fue desplegado para hacer respetar la prohibición de manifestaciones de
más de 20 personas, que pretenden infringir movimientos de izquierda
radical, de ultraderecha y de seguidores de teorías conspirativas,
opuestos a las medidas de confinamiento.
En el norte de España, donde la pandemia dejó casi 25 mil muertos. En
la ciudad de Zaragoza, el Sindicato Intersindical de Aragón invitó a
los trabajadores a desfilar cada uno en su vehículo, con mascarillas y
guantes, y con carteles colgados en sus coches, según imágenes de
televisión.
La justicia autorizó el jueves la concentración, con la condición de
limitar el número de vehículos a 60, con un solo participante por coche y
la prohibición de usar descapotables o motorizados de dos ruedas.
En Italia, segundo país más golpeado por la pandemia con casi 28 mil
muertos, el gran concierto organizado cada Primero de Mayo en Roma se
celebró este año sin público.
En Turquía, la policía detuvo a varios responsables sindicales que desfilaban en Estambul pese a la prohibición de salir.
En Filipinas, pequeños grupos desafiaron igualmente el veto para
pedir ayudas públicas y condiciones laborales seguras. La policía
anunció la detención de al menos tres personas.
Sin embargo, en el mundo prevaleció la prudencia así como
celebraciones alternativas, como en Finlandia donde el Día Internacional
de los Trabajadores coincide con la popular fiesta de "Vappu", que
marca la llegada de la primavera, el 30 de abril y el Primero de Mayo.
El jueves por la noche sólo un puñado de gente se congregó en la
plaza del mercado de Helsinki donde se suele desarrollar el festival,
controlado este año por la policía para vigilar que se cumplía la
prohibición de reuniones de más de 10 personas.
En Indonesia las actividades del Primero de Mayo congregan
habitualmente decenas de miles de personas en Yakarta. Este año, la
Confederación de Sindicatos creó una campaña online para
reclamar el cese de los despidos, la totalidad de los salarios para los
trabajadores y la prima que suelen recibir por el Aíd el Fitr (fin del
mes de ayuno musulmán).
Foto Ap
Afp
Periódico La Jornada
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