Brasilia. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, nombró
ayer a Rolando Alexandre de Souza jefe de la Policía Federal (PF), días
después de que el máximo tribunal del país bloqueó la designación en el
cargo de un amigo de su familia.
El nuevo nombramiento mostró que Bolsonaro actuó rápido para poner a
un hombre de confianza en el mando policial, a medida que crecen las
investigaciones en su contra y su popularidad se ve erosionada en medio
de las críticas por su manejo de la pandemia del Covid-19.
De Souza fue asistente de Alexandre Ramagem, a quien el mandatario
escogió primero para el cargo y luego se vio obligado a dar marcha
atrás, en medio de acusaciones del ex ministro de Justicia Sergio Moro
de que por ser amigo de los hijos del presidente ejercería una
influencia inapropiada sobre la PF.
Moro, figura popular en la lucha contra la corrupción en Brasil,
testificó ante los fiscales y la policía el sábado como parte de una
investigación autorizada por el Supremo Tribunal Federal (STF).
La evidencia del ex ministro incluyó grabaciones de conversaciones con el presidente, dijo a Reuters una fuente anónima.
Según el declarante, Moro aseguró a los investigadores que los
generales del ejército que forman parte del gabinete de Bolsonaro, dos
de ellos oficiales en servicio activo, fueron testigos de la presión que
ejerció el presidente contra la Policía Federal.
El fiscal general, Augusto Aras, pidió al STF que escuche el
testimonio de tres ministros por los posibles delitos cometidos por
Bolsonaro ante la supuesta interferencia del mandatario en la PF.
Aparte, Aras solicitó una investigación sobre agresiones que varios
periodistas sufrieron a manos de seguidores de Bolsonaro el domingo
pasado durante una marcha en Brasilia en repudio a los poderes
Legislativo y Judicial.
El periódico O Estado de Sao Paulo reportó que varios de sus
reporteros fueron golpeados en la Plaza de los Tres Poderes, cuando el
presidente neofascista volvió a arremeter contra las medidas de
aislamiento para frenar el avance de la pandemia del Covid-19, que en
Brasil supera 100 mil contagios y 7 mil muertos.
Reporteros de otros medios, como Folha de Sao Paulo, también
denunciaron haber sufrido acoso y ataques verbales, a lo que Bolsonaro
respondió que si esos hechos ocurrieron de verdad, serían de
posibles infiltrados.
En cambio, el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, sostuvo que
cualquier agresión contra los profesionales de la prensa es inaceptable, pues la libertad de expresión es requisito fundamental en un país democrático.
Líderes indígenas de Brasil pidieron a la Organización Mundial de la
Salud la creación de un fondo de emergencia para proteger a sus
comunidades de la amenaza del nuevo coronavirus.
La cantidad de indígenas en Brasil que han muerto hasta ahora por
Covid-19 aumentó a 18, según la organización indígena APIB, aunque el
gobierno brasileño sólo da cuenta de seis.
Reuters y Europa Press
Periódico La Jornada
No hay comentarios:
Publicar un comentario