Álvaro Verzi Rangel|
Fracasada la entrada del caballo de Troya de la “ayuda humanitaria”, el plan injerencista de EEUU y la oposición venezolana se intentará mantener ahora bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (en realidad del llamado Grupo de Lima), que formaría una fuerza conjunta que entraría en Venezuela, similar a lo realizado en Haití en 2004.
Bajo la égida del vicepresidente estadounidense Mike Pence seguramente este Grupo alineado con Washington acordará otras sanciones en contra de Venezuela para cerrar ulteriormente el cerco financiero, a partir del “falso positivo” de cualquier tipo de violencia o de reacción negativa por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). La reacción negativa es la de no obedecer sus órdenes.
Pero tienen un grave problema: la unidad mostrada por los militares venezolanos ha generado un “efecto rebote” en sus pares brasileños y, sobretodo, los colombianos. La denuncia de Maduro, de la confesión del mandatario colombiano Iván Duque a su mandante estadounidense Donald Trump en conversación telefónica de que los militares colombianos no estarían dispuestos a verse involucradas en un conflicto (al menos abierto) con Venezuela, constituye un obstáculo de mucho peso en la ruta de los halcones de Washington.
Su “hoja de ruta” no está funcionando, quizá porque a pesar de fabricar una realidad virtual, sigue existiendo una realidad-real, que obligó al Consejero de Seguridad Nacional John Bolton cancelara el viaje a Corea del Sur para tratar las “conversaciones nucleares” con Corea del Norte, tema básico para las aspiraciones reeleccionistas de Trump para noviembre de 2020.
Mientras, el representante especial para Venezuela, Elliot Abrams insiste en una operación como la que realizaron con la “contra” nicaragüense en épocas de Ronald Reagan, que se extendería en el tiempo y que no coincide con las aspiraciones reeleccionistas del presidente tuitero.
Barack Obama preveía una “solución final” del conflicto colombiano como prerrequisito para el ataque a Venezuela. Pero el conflicto colombiano está lejos de solucionarse y una solución como la planteada por Abrams solamente lo recrudecería.
El poder fáctico estadounidense, conformado por los ultraconservadores junto a las grandes trasnacionales de la energía, la farmacéutica y el armamentismo (entre otras), sabe que al no existir las mencionadas precondiciones en Colombia, una aventura de ese tipo conlleva altos riesgos de terminar desestabilizando a su “aliado carnal” antes que a Venezuela.
El otro problema es el grado de organización del chavismo, macerado durante estos últimos 20 años. Lo que no se cuenta de la historia en los diferentes puntos de la frontera es la resistencia partisana de las organizaciones populares, donde se involucraron hombres y mujeres desde jóvenes adolescentes hasta jóvenes de más de sesenta. Gran parte de la épica de la resistencia este 23 de febrero se la llevan juntos la FANB y las organizaciones populares.
El método de las invasiones e intervenciones ilegales Opositores queman las cajas
Hay que tener en cuenta que el principal objetivo de EEUU es evitar inmiscuir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que podrían frenar cualquier plan para una invasión, sabiendo de las presiones de Rusia y China para impedir una opción militar en Venezuela.
Es difícil que la OEA tome esta decisión (no hay mayoría, máxime cuando su secretario general Luis Almagro participó del acto en Cúcuta, lo que molestó a varios gobiernos), y es por eso que los presidentes de Chile y Paraguay, Sebastián Piñera y Mario Abdo viajaron a la frontera colombo-venezolana para respaldar el accionar de su par colombiano Iván Duque y el Grupo de Lima, que se reúne este lunes en Bogotá.
Almagro pasó a ser un problema por su permanente ansia de protagonismo: en nombre de la democracia impone una práctica o gestión dictatorial en la OEA, sin consultar a todos los países ni aplicar los estatutos y reglamentos de la organización panamericana. Ya la Comunidad del Caribe (Caricom) lo acusó -indirectamente- de autócrata y racista
La idea de crear varios puntos de acopio de la ayuda humanitaria era la de distraer al gobierno de Venezuela y desgastarlo en cuanto a la movilización de fuerzas y recursos. La inteligencia venezolana evaluaba que el show de la entrega de ayuda por el (nunca inaugurado) puente “La Tiendita” sería un posible señuelo para entrar con fuerzas paramilitares por otras zonas poco controladas de una frontera de más de 2.200 kilómetros de extensión.
Los dirigentes opositores María Corina Machado y Roderick Navarro coordinaron las acciones de acopio de ayuda humanitaria en Panamá y Brasil, donde los gobiernos de esos países se encuentran divididos entre apoyar o no una intervención militar. En Panamá, los estadounidenses prepararon la logística para albergar la supuesta ayuda humanitaria en el Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria de Naciones Unidas, que el gobierno quiere poner a disposición de la OEA.
La mayor preocupación venezolana sobre lo que iba a escenificarse en Cúcuta era que el espectáculo artístico (con 500 mil espectadores según los organizadores y apenas 30 mil según periodistas europeos), con artistas internacionales, presidentes y prensa, pudiera derivar en actos violentos, como forma de ejercer presión sobre los militares venezolanos.
Entre las informaciones con que contaba la inteligencia venezolana era la posibilidad que ante actos de violencia entrara en acción un destacamento de francotiradores extranjeros con perfecta visibilidad desde zonas elevadas cercanas a “La Tiendita” y dispararan contra los voluntarios (generando los llamados falsos-positivos al que son tan afectos los gobernantes colombianos).
El mismo modus operandi sangriento utilizado durante el golpe de estado a Hugo Chávez en abril de 2002.
El poder paralelo
Pequeñas estrategias forman parte del entramado mayor para construir un poder paralelo en Venezuela. Ésta en una guerra de Quinta Generación, en un contexto de guerra mediática y fake news, para implantar (muchas veces, lamentablemente, con éxito) un imaginario colectivo de que en Venezuela hay guerra civil, que la gente se muere de hambre en las calles, que el gobierno asesina opositores a diestra y siniestra.
Configurados casi al dedillo, creados a partir de estrategias repetidas en otros escenarios, los discursos asociados a la oposición venezolana –desde EEUU, Colombia y otros países- siguen el mismo patrón de retórica mesiánica copiado por Juan Guaidó de su mentor Donald Trump. No muestran nada nuevo, ni pretenden romper esquemas.
Entender sus lógicas, desarticular sus estrategias de manipulación y falsedades, donde el elemento común es la falacia y la mentira de permanente manipulación por medios y redes digitales, significan un camino fundamental para quebrar el poder comunicaciones al que también aspira la oposición en Venezuela.
Es habitual encontrar en varios medios frases sobre cómo Nicolás Maduro impide el acceso de la ayuda humanitaria, “porque niega que la nación esté enfrentando una crisis”. Esa es una de las ideas más repetidas, pese a que en múltiples ocasiones el chavismo ha reconocido la existencia de serios problemas económico-sociales en el país, provocados en un gran por ciento por las fuertes restricciones financieras impuestas por Estados Unidos.
Mientras tanto, el uso siniestro de valores universalmente reconocidos y apoyados, como la libertad, la democracia o el humanitarismo, implica un intento por legitimar la violación de la legalidad, el desapego a la Constitución y el olvido de las más elementales normas de convivencia política.
El exvicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas cuestionó las intenciones de líderes de la derecha internacional y los grandes medios de comunicación, sobre todo de EEUU, al utilizar a la población como un escudo humano, estimulando enfrentamientos La excusa de la ayuda humanitaria “no significa nada”: no serviría siquiera para unos pocos días.
“Si quieren ayudar a Venezuela desbloqueen sus cuentas, no compliquen más la posibilidad de sus compras y ventas en el exterior, no le hagan un boicot petrolero”, añadió.
“Es ingenuo pensar que Estados Unidos quiere restablecer la democracia en Venezuela”, señaló el excanciller brasileño Celso Amorim, quien alertó que la interferencia ilegítima y la amenaza del uso de la fuerza por Washington, con la colaboración del gobierno de Jair Bolsonaro, puede llegar mañana a Brasil.
Los cambios políticos deberán llegar por el diálogo y no por gestos unilaterales, con fuerte inspiración de intereses exógenos, motivados por intereses geoestratégicos. No se puede olvidar que Venezuela tiene la mayor reserva probada de petróleo del mundo, alertó.
“Brasil no puede aceptar un proyecto de ´cambio de régimen´ patrocinado por la mayor superpotencia, basado en una concepción ultrapasada de seguridad hemisférica, en una reedición de la Doctrina Monroe, objeto de referencias laudatorias del primer secretario de Estgado del gobierno de Trump, Rex Tillerson. Eso no significa obviar las críticas al gobierno de Maduro”, añadió.
Armas para Guaidó y Colombia
¿Quién inspeccionó qué hay dentro de las cajas de la llamada “ayuda humanitaria que llegaron de EEUU? ¿Alimentos, raciones deshidratas, medicinas? ¿Armas? Estas especulaciones toman dimensión ante la reiterada oposición de la Cruz Roja Internacional a inmiscuirse en la operación.
Las empresas -que según la vocera de la cancillería rusa, María Zarajova- están involucradas en el traslado de armas y municiones para la oposición venezolana son la estatal fabricante de aviones Antonov de Ucrania y Air Bridge Cargo ABC, precisaron fuentes de inteligencia. Las armas y municiones provenientes de Polonia, llegarían a principios de marzo a Colombia.
Air Bridge Cargo es una filial de Volga-Dnepr, el grupo de transporte de carga aérea que moviliza equipos como locomotoras, helicópteros y hasta otros aviones. Es de capital ruso y su sede está en Moscú aunque tiene operaciones y oficinas de ventas en EEUU, Gran Bretaña y la Unión Europea. Volga-Dnepr ha sido un proveedor de servicios de la ONU y del comando de transporte del Pentágono (Ustranscom), con el que ejecutó unas 13 mil misiones con equipos militares entre el año 2000 y 2014.
Según fuentes de inteligencia, en agosto de 2015 Volga le pagó al general Michael Flynn más de 11 mil dólares por una conferencia el ex militar era miembro del equipo de campaña de Trump y previamente, hasta 2014, había sido director de la DIA, la agencia de inteligencia militar. En enero de 2017, Trump lo designó consejero de seguridad nacional, aunque sólo estuvo 24 días en el cargo, tras comprobarse que había recibido pagos de entidades rusas como parte de la supuesta interferencia de Rusia en la campaña para evitar el triunfo de Hillary Clinton
En la trama está de por medio el conflicto de Rusia y Ucrania que ha dificultado el mantenimiento de los aviones Antonov (herencia soviética) y por otra parte el rol de Air Bridge que al usar aviones Boeing 747-8 ha permitido la supervivencia del gigante de la aviación de EEUU.
Pese a todo el despliegue del terror mediático internacional, quedó en claro que hay un solo gobierno en Venezuela, el constitucional de Nicolás Maduro, y un pueblo organizado y decidido a defender la Revolución Bolivariana, pese a la grave crisis económico-social y más allá de los errores y falencias de sus actuales gobernantes.
Ningún cargamento con la supuesta ayuda humanitaria estadounidese pudo ingresar este sábado a Venezuela desde la fronteras con Colombia, Brasil, Curazao o Puerto Rico.
Juan Guaidó, el autoproclamado presidente interino, pudo sacarse una foto (sin bajarse de la tarima) con otros mandatarios como Sebastián Piñera, Iván Duque, Mario Abdo y los altos funcionarios estadounidenses en Cúcuta, con quienes compartió la frustración de una operación made in USA. ¿Volverá a Venezuela o ahora se autoproclamará presidente en el exilio?
Había declarado el 23 de febrero como un “día-D” venezolano, cuando la “ ayuda humanitaria” estadounidense entraría en el país y el cambio en el poder estaría cerca. Lla realidad: nada de eso ocurrió.
¿Defensa de la democracia? Nadie puede creer en ese cuento. Los europeos quitaron su apoyo a la operación cuando se convencieron que no llevaba a ninguna salida electoral, como ellos reclamaban. Y de allí la anulación de las operaciones desde las islas del Caribe y el repliegue brasileño.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, expresó el domingo que los días de Maduro “están contados”. “Las predicciones son difíciles. Elegir los días exactos es difícil”, señaló Pompeo en CNN. “Confío en que el pueblo venezolano garantizará que los días de Maduro están contados”, señaló, tratando de morigerar el fracaso.
No es de descartar que la oposición radical vuelva a intentar el terror callejero, como en 2002, 2014 y 2017 (con su secuela de cientos de muertos), creando el imaginario colectivo de la necesidad de intervención de fuerzas extranjeras. El gobierno colombiano parece seguir decidido a continuar prestando su territorio para una operación injerencista, a cambio de millones de dólares para el Plan Colombia.
*Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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