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martes, 19 de febrero de 2019

Desde Miami, Trump apremia a militares venezolanos a rebelarse

Crisis en Venezuela
Acusa a maduro de ser títere de Cuba
Advierte que los días del socialismo están contados en el hemisferio

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▲ Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ayer, durante un discurso
de campaña para la relección, en la Universidad Internacional de Florida, en Miami,
ante un público mayoritario de venezolanos antichavistas y cubanos anticastristas
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Nueva York. Donald Trump apremió este lunes a los altos mandos militares venezolanos a traicionar al presidente Nicolás Maduro, y afirmó que acabar con el régimen chavista pavimenta el cambio deseado por él en Cuba y el fin del socialismo fuera y dentro de su país; todo esto en un discurso que pronunció en Miami, capital antichavista y anticastrista, dedicado más que nada a captar el voto latino conservador en Florida para su relección.
A la vez, Trump está defendiendo su propio régimen ante múltiples investigaciones por corrupción, obstrucción de la justicia y colusión con un gobierno extranjero, entre otros posibles delitos, y en las pasadas 48 horas intensificó casi a nivel de histeria su rechazo y ataque a todos los que lo cuestionan, incluidos fiscales y los medios, además de que arremetió hasta contra un famoso actor que preguntó si ahora su vida está en riesgo.
Ante un público de venezolanos y cubanos antichavistas y anticastristas en la Universidad Internacional de Florida (FIU) en Miami, Trump llamó a los altos mandos venezolanos a amotinarse y no seguir las órdenes de Maduro, brindar su apoyo al autoproclamado presidente interino Juan Guaidó y permitir el ingreso de la asistencia humanitaria que Washington ha enviado.
Acusó al presidente Maduro de bloquear la asistencia y preferir ver a su pueblo hambriento, que darle asistencia, y declaró que Maduro no es un patriota venezolano, sino un títere cubano.
Dijo que el círculo cercano a Maduro es de corruptos, y sabemos dónde tienen los miles de millones que se han robado; tras ello, invitó a oficiales militares a dejar de apoyar a su mandatorio, ya que “están arriesgando sus vidas y el futuro de Venezuela por un hombre controlado por el gobierno cubano.
Buscamos una transición pacífica de poder, pero todas las opciones están abiertas, advirtió Trump una vez más.
Indicó que la transición que promueve en Venezuela llevará al fin de los regímenes actuales en Cuba y Nicaragua.
Retomando su retórica nostálgica de la guerra fría, condenó al socialismo tanto el del extranjero como el de casa, algo que ya había estrenado como un mensaje central de campaña para la relección.
La hora del ocaso del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio, proclamó. Los días del socialismo y comunismo están contados, no sólo en Venezuela, sino en Nicaragua y Cuba también. Agregó: estamos aquí para proclamar que un nuevo día está llegando a América Latina. En Venezuela y por todo el hemisferio occidental, el socialismo se está muriendo y la libertad, la prosperidad y la democracia están renaciendo.
Y casi al final reiteró: “aquellos que intentan imponer el socialismo en Estados Unidos, de nuevo les enviamos un mensaje muy sencillo: América jamás será un país socialista”.
El discurso fue dirigido especialmente a los miles de latinoamericanos antizquierdistas que huyeron de sus países –sobre todo los venezolanos antichavistas y los cubanos anticastristas– que se han concentrado en el sur de Florida. El sector conservador cubanoestadunidense ha mantenido un enorme nivel de poder político y económico durante más de medio siglo. Sus políticos, como el senador Marco Rubio, la familia Díaz Balart, la recién jubilada Ileana Ros-Lehtinen y sus patrocinadores han ejercido una influencia masiva sobre la política estadunidense hacia América Latina, y sobre todo hacia Cuba.
Más recientemente se han sumado sus contrapartes venezolanas, unos 100 mil en total, incluidos 36 mil que son ciudadanos naturalizados con derecho al voto.
Por cierto, Guaidó habló en el acto vía video, poco antes del discurso de Trump, agradeciendo al mandatario estadunidense por su determinación y su liderazgo claro en apoyo a la democracia.
La apuesta de Washington ahora es presionar a los altos mandos militares a voltearse contra Maduro, con una combinación de invitaciones y amenazas.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton (quien junto con el vicepresidente, Mike Pence; el secretario de Estado, Mike Pompeo; el senador Rubio, y el director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, el cubanoestadunidense Mauricio Claver Carone, son los arquitectos de esta operación de cambio de régimen), comentó el viernes que altos oficiales miltares venezolanos están negociando con la oposición y no estaría sorprendido si en las próximas semanas altos oficiales castrenses se proclaman por Guaidó o se van del país, reportó la cadena de noticias CNN.
Aunque durante las semanas recientes Trump y su equipo han asegurado que todas las opciones están sobre la mesa, incluida la militar, este lunes Bolton, poco antes del discurso, afirmó que no habrá ningún esfuerzo para emplear la fuerza militar con la finalidad de entregar la asistencia humanitaria.
Otro régimen bajo sitio
Pero mientras atacaba al régimen de Venezuela, Trump reaccionó con tonos paranoicos nixonianos al cuestionamiento de su propio régimen en Washington. Durante las pasadas 48 horas atacó de manera virulenta a figuras claves vinculadas con la investigación sobre la mano rusa en su elección, incluyendo al actual subprocurador general, Rod Rosenstein, su ex procurador general Jeff Sessions y al ex subdirector de la FBI Andrew McCabe.
Después de una entrevista de McCabe para el programa 60 Minutos, de CBS News, transmitida el domingo, en la cual afirmó que Rosenstein había abordado la idea de invocar una cláusula constitucional para destituir al presidente cuando éste había cesado al entonces director de la FBI James Comey, Trump acusó una acción ilegal y traicionera. El magnate citó a un analista de Fox News, quien declaró que esto fue un intento de golpe ilegal contra el presidente de Estados Unidos, y agregó: eso es verdad.
Pero su ira contra cualquier crítica fue más allá, utilizando incluso un vocabulario con tintes represivos, la agarró contra un reconocido programa de comedia: “Nada chistoso sobre el cansado Saturday Night Live en el Fake News NBC. La pregunta es, ¿cómo es que las cadenas se escapan con estos golpes contra republicanos sin retribución? Muy injusto. Debe investigarse”.
Poco después, reiteró su frase favorita: LOS MEDIOS TRAMPOSOS Y CORRUPTOS SON EL ENEMIGO DEL PUEBLO.
El episodio al que se refiere de este último sábado inicia con el actor Alec Baldwin retomando su ya famosa caracterización de Trump, en una parodia de sus discursos declarando su “emergencia nacional” para el muro. Baldwin respondió por tuit preguntando si las palabras del presidente representan una amenaza a mi seguridad y la de mi familia.
No hay memoria reciente de un presidente amenzando públicamente a un programa cómico y un actor por algo satírico.
La Unión Americana de Libertades Civiles y otros organismos le recordaron al presidente que la libertad de expresión está consagrada en la Primera Enmienda de la Constitución.
Algunos comentaristas señalaron que, con la multiplicación de investigaciones sobre Trump, su familia, sus asesores y sus negocios, las expresiones cada vez más virulentas sólo demuestran una creciente preocupación del mandatario sobre el futuro incierto de su propio régimen.

Foto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada

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