Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker –del paraíso fiscal de Luxemburgo– profirió un discurso esperanzador en Bruselas sobre el retorno de la Unión Europea (UE) al gran juego del Olimpo global, después de severos tropiezos: desde el Brexit pasando por el antagónico trumpismo hasta la fuerte devaluación del euro (a raíz del desplome bursátil de 2008).
Jean-Claude Juncker nunca citó a Rusia (la moda demonizada en EU) y advirtió tomar en cuenta la seguridad nacional europea en las adquisiciones de China (que invocó en forma implícita) mediante el
monitoreode las inversiones foráneas en los sectores
estratégicos.
Se ha gestado una complementariedad geoeconómica entre China y la UE, por lo que tampoco Bruselas, en cortedad de
mercados, se puede dar muchos lujos
soberanosen materia de
seguridadcuando el cash impera en el mundo.
El barco europeo ha vuelto a navegar con el viento en favor, según la idílica metáfora de Jean-Claude Juncker, de la que se mofa la revista británica
globalistaThe Economist (controlada por el Grupo Pearson y los Rothschild): la economía se ha consolidado pese a todos los avatares; el euro se ha recuperado; se han detenido los proyectos secesionistas y/o nacionalistas propiciados por la grave crisis de la migración –que el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, inculpa al megaespeculador George Soros de ser el titiritero (https://goo.gl/KLzw5y).
En lugar de dislocar más a la UE, el Brexit ha estrechado más a Francia y Alemania.
El Brexit –salida de Gran Bretaña (miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y potencia nuclear con 215 bombas atómicas) de la UE, a la que la pérfida Albion nunca perteneció a carta cabal por sus engaños noratlánticos con su
aliado especialEU y ni siquiera ingresó a la selecta
zona euro, de predominio alemán, de sólo 19 países de los hoy 27 integrantes –significó la considerable reducción del arsenal nuclear europeo. ¡Genuina balcanización nuclear de la UE!
Hoy la UE goza del paraguas nuclear de las 290 bombas atómicas (su legendaria force de frappe) de Francia y del músculo geoeconómico de Alemania: sexto sitial en el ranking global del PIB prácticamente a la par de Rusia –con todo y las sanciones promovidas por EU que están deliberadamente asfixiando el abastecimiento gasero ruso a la UE que quedaría a la merced del gas texano.
Dejando de lado su trotkismo congénito, Alex Lantier, del portal WSWS, interpreta que el discurso de Jean-Claude Juncker que aplaudió de pie todo el espectro político del Parlamento Europeo –significa que “Europa prepara la guerra contra el mundo al subrayar una agenda militar agresiva (sic) y comercial para el post Brexit de la UE” (https://goo.gl/6pSLs6).
A juicio de Alex Lantier, el mensaje de Jean-Claude Juncker fue prístino:
en medio del colapso (sic) de las relaciones de la UE con sus aliados añejos, sobretodo Washington y Londres, se debe preparar para una guerra comercial global y proseguir una política militar independiente (¡súper sic!) de EU.
Juncker afirmó que en
Europa no son cándidos libre-cambistaspor lo que
debe siempre defender sus intereses estratégicos (sic).
Después de la ruptura hace un año de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en inglés) –debido a las reticencias de Francia y Alemania–, Jean-Claude Juncker no mencionó a EU como socio comercial primordial ni con quien busque un tratado de libre comercio.
Ahora la UE lanza sus vectores mercantiles a otros reductos del planeta, incluyendo África, donde China ha asentado sus reales.
Jean-Claude Juncker dejó muy claro que su penetración comercial –así como la guerra comercial en ciernes del trumpismo– va aparejada con una superlativa militarización mediante un ejército europeo –tres años después que Alemania anunció la remilitarización de su política exterior.
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