No es un secreto que Barack Obama está haciendo todo lo posible porque Hillary Clinton sea seleccionada presidente de Estados Unidos. Esa sería la única fórmula posible para que el ciudadano estadounidense no verifique el pésimo criterio que tiene sobre su administración, las promesas incumplidas y el inestable estado en que se encuentra la economía, lo cual muchos de ellos sufren, aproximadamente 41 millones.
Las
promesas de Hillary van todas encaminadas a sacar el país del
desastroso estado en que lo ha puesto Obama. Dice que disminuirá el
desempleo, que mejorará la situación económica de la población, que
controlará las armas para que no continúen los asesinatos en las calles,
que buscará la fórmula de que la policía no continúe matando negros,
que tratará de resolver el problema migratorio y otras promesas más.
¿Ella
está criticando a Obama, que no ha podido resolver esos asuntos?, o
está haciendo promesas que está segura no cumplirá, pues están en contra
de los intereses de la clase dominante.
Cómo si todas esas
críticas de Hillary sobre lo que Obama no ha hecho fuera poco, ahora el
Premio Nobel de la Paz enfrenta tres dolores de cabeza que acabarán de
ponerlo en evidencia ante el pueblo estadounidense.
El Senado no
acaba de aprobar la ley de corto plazo que permitirá continuar
funcionando a su administración y todo el gobierno. En la acción de no
aprobar la ley se han unido demócratas y republicanos, que han obtenido
una votación de 45-55. Si el problema no se arregla, el sábado 29 de
septiembre el gobierno cierra por falta de dinero.
Esta ley,
además de comprometer el funcionamiento del gobierno, también incluye
fondos para la ayuda de las víctimas de las inundaciones en Luisiana,
Maryland y West Virginia. Si el gobernó cierra, quedaran automáticamente
sin empleo cerca de 400,000 personas, precisamente un mes antes de las
elecciones, que sumados a los damnificados que no recibirán ayuda, se
convierten en una importante fuerza electoral que Hillary tendrá trabajo
de convencer para que voten por ella.
El otro dolor de cabeza
también se encuentra radicado en el Congreso y se refiere a una ley que
permitiría a los ciudadanos estadounidenses, cuyos familiares murieron
debido a los sucesos de 11 de septiembre en Nueva York, demandar a los
países que contribuyeron a que se realizaran dichas acciones, entre los
cuales ahora aparece Arabia Saudita, un viejo aliado estadounidense,
cuyas reservas de dólares y propiedades en Estados Unidos están por el
orden de billones de dólares.
Se plantea existen pruebas
documentales que Arabia Saudita contribuyó financieramente con un grupo
denominado Wahhabism, una rama del Islamismo Sunita, asociada con Al
Qaeda, el Estado Islámico y otros grupos extremistas. Obama está
luchando con todas sus fuerzas para que la Ley no se apruebe. Si no se
aprueba, ¿Por quién votarán los que no podrán hacer las demandas y
cobrar millones de dólares?
El tercer dolor de cabeza está
relacionado con Afganistán, donde por Obama haber enviado más tropas que
las planificadas, ahora es necesario que pida fondos adicionarles para
sufragar los gastos de las mismas
En el mes de agosto, Obama
anunció que a los 5,500 hombres que estaban peleando en Afganistán se
habían agregado otros y que la cifra total de combatientes era ahora de
8,448, sin embargo, no realizó los trámites correspondientes para que
pudieran pagarse los gastos y salarios de las fuerzas adicionales, lo
que ahora reclama el Representante Joe Wilson de Carolina del Sur, lo
cual casi de inmediato al envío de las tropas, los republicanos en el
Congreso reclamaron se hiciera.
Se ha planteado que el no
solicitar los fondos es una actitud irresponsable relacionada con el
enfrentamiento al Estado Islámico que pone en riesgo a las familias
estadounidenses.
Cómo se pone de manifiesto, ahora Hillary tiene
tres cosas más que criticarle a Obama y prometer ella arreglará, si es
que recibe el apoyo de la mayoría de los que se presenten a votar, que
históricamente es más o menos el cincuenta por ciento de los que
pudieran hacerlo.
El grupo de los que no votan, está convencido de que el nuevo presidente, llámese como se llame, no hará nada por ellos.
27 de septiembre del 2016
- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba) sarahnes@cubarte.cult.cu
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