El Salvador
El
Secretario Técnico de la Presidencia de la República de El Salvador ha
informado que la Corporación Cuenta del Milenio (MCC) ha decido
postergar la firma de un segundo compacto para el país (FOMILENIO II)
hasta que la Asamblea Legislativa cumpla con las condiciones que el
gobierno y los inversionistas de Estados Unidos ha establecido para
entregar esta “ayuda para el desarrollo”. Según sus palabras: "me
dijeron formalmente que ya por los tiempos, en diciembre no sería
posible la firma, sino que hay que esperar a inicios del próximo año
cuando la Asamblea ojalá apruebe estas reformas para reprogramar la
fecha".(LPG 03.12.2013)
Solo unos pocos días antes, la cuasi procónsul de Estados Unidos en El Salvador, Mari Carmen había advertido que la firma de FOMILENIO II procederá hasta cuando el clima de inversiones sea propicio para que el convenio florezca y que solamente “una vez se den esas condiciones se hablará de una firma del convenio" (EDH 21.11.2013).
Entre las condiciones exigidas por el Gobierno y los inversionistas estadounidenses se encuentra la aprobación de las reformas a la Ley de Asocios Público Privados para adaptarlo a las necesidades del clima de negocios que los inversionistas privados necesitan para “ayudar al país”. Las reformas implican reducir al mínimo la intervención de la Asamblea Legislativa en el proceso de concesiones de bienes y servicios públicos, y eliminar los obstáculos legales a la concesión a inversionistas privados de servicios y bienes públicos, incluyendo el servicio de acueductos y alcantarillados.
Frente a esta injerencia de Estados Unidos, los sectores “más nacionalistas del país”, representados por el partido ARENA y sus aliados (ANEP, FUSADES, ESEN, El Diario de Hoy, La Prensa Gráfica y columnistas asociados) se han apresurado a manifestar su total acuerdo con las reformas impuestas a cambio de los fondos de la MCC. Su sometimiento a los dictados del poder imperial es de tal nivel, que prácticamente consideran que el tema de la soberanía nacional no es más que un molesto obstáculo para la creación del clima de negocios que necesitan los inversionistas extranjeros. En cuanto a la dignidad nacional, pues en opinión de estos sectores debería prevalecer no solo el pragmatismo sino el servilismo, ya que al caballo regalado no solo no se le busca el lado, sino que se le tiene que alimentar y construir el establo, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del amo que regala.
Los argumentos que estos grupos hacen de manera explícita o implícita esgrimen frente a quienes se oponen a la injerencia estadounidense en los asuntos nacionales son los siguientes: tienen que comprender que no hay recursos públicos para financiar estas inversiones en la zona costera marina y por tanto necesitamos de la ayuda de Estados Unidos. Este gobierno y estos inversionistas tienen todo el derecho de exigir condiciones para realizar estas donaciones y estas inversiones, y por tanto, no hay que oponerse a estas reformas. Dicho en otras palabras: no se puede ser “limosneros con garrote”.
Por varias razones estas posturas no deberían extrañarnos.
¿Qué se puede esperar de un partido cuyos diputados y diputadas aprobaron sin leer ni comprender el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y que no titubearon en aprobar la dolarización de la economía salvadoreña sin darse cuenta de la trampa de bajo crecimiento a la que estaban condenando a la economía nacional?
¿Qué se puede esperar de unos empresarios que entregaron a capitales e intereses transnacionales el sistema financiero nacional y demás sectores económicos estratégicos (telecomunicaciones, energía, pensiones, cemento, transportes aéreos, etc.) como una simple transacción financiera que les permitió entrar al exclusivo club de los ultra ricos de Centroamérica y de América Latina?
¿Qué se puede esperar de unos “tanques de pensamiento” que hasta ahora han funcionado como una maquinaria ideológica perfecta para encubrir los intereses privados de sus patronatos bajo el discurso del interés nacional, el desarrollo y la democracia?
De ese partido, de esos empresarios y de esos intelectuales orgánicos ciertamente no podemos esperar ni siquiera un mínimo de sentimiento de dignidad nacional y menos de sentido de pertenencia a un colectivo llamado pueblo salvadoreño. Por eso, es necesario que el partido FMLN y sus aliados políticos y económicos, se mantengan con la dosis necesaria de dignidad frente al imperialismo estadounidense y resistan a las presiones para avalar con sus votos esta infame reforma a la Ley de Asocios Publico Privados. Ya es tiempo de recordar que existe algo llamado soberanía nacional y que es el último recurso que los pueblos tienen para resistir los embates del imperialismo sobre sus recursos y sobre su destino.
La autora es profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador.
Solo unos pocos días antes, la cuasi procónsul de Estados Unidos en El Salvador, Mari Carmen había advertido que la firma de FOMILENIO II procederá hasta cuando el clima de inversiones sea propicio para que el convenio florezca y que solamente “una vez se den esas condiciones se hablará de una firma del convenio" (EDH 21.11.2013).
Entre las condiciones exigidas por el Gobierno y los inversionistas estadounidenses se encuentra la aprobación de las reformas a la Ley de Asocios Público Privados para adaptarlo a las necesidades del clima de negocios que los inversionistas privados necesitan para “ayudar al país”. Las reformas implican reducir al mínimo la intervención de la Asamblea Legislativa en el proceso de concesiones de bienes y servicios públicos, y eliminar los obstáculos legales a la concesión a inversionistas privados de servicios y bienes públicos, incluyendo el servicio de acueductos y alcantarillados.
Frente a esta injerencia de Estados Unidos, los sectores “más nacionalistas del país”, representados por el partido ARENA y sus aliados (ANEP, FUSADES, ESEN, El Diario de Hoy, La Prensa Gráfica y columnistas asociados) se han apresurado a manifestar su total acuerdo con las reformas impuestas a cambio de los fondos de la MCC. Su sometimiento a los dictados del poder imperial es de tal nivel, que prácticamente consideran que el tema de la soberanía nacional no es más que un molesto obstáculo para la creación del clima de negocios que necesitan los inversionistas extranjeros. En cuanto a la dignidad nacional, pues en opinión de estos sectores debería prevalecer no solo el pragmatismo sino el servilismo, ya que al caballo regalado no solo no se le busca el lado, sino que se le tiene que alimentar y construir el establo, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del amo que regala.
Los argumentos que estos grupos hacen de manera explícita o implícita esgrimen frente a quienes se oponen a la injerencia estadounidense en los asuntos nacionales son los siguientes: tienen que comprender que no hay recursos públicos para financiar estas inversiones en la zona costera marina y por tanto necesitamos de la ayuda de Estados Unidos. Este gobierno y estos inversionistas tienen todo el derecho de exigir condiciones para realizar estas donaciones y estas inversiones, y por tanto, no hay que oponerse a estas reformas. Dicho en otras palabras: no se puede ser “limosneros con garrote”.
Por varias razones estas posturas no deberían extrañarnos.
¿Qué se puede esperar de un partido cuyos diputados y diputadas aprobaron sin leer ni comprender el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y que no titubearon en aprobar la dolarización de la economía salvadoreña sin darse cuenta de la trampa de bajo crecimiento a la que estaban condenando a la economía nacional?
¿Qué se puede esperar de unos empresarios que entregaron a capitales e intereses transnacionales el sistema financiero nacional y demás sectores económicos estratégicos (telecomunicaciones, energía, pensiones, cemento, transportes aéreos, etc.) como una simple transacción financiera que les permitió entrar al exclusivo club de los ultra ricos de Centroamérica y de América Latina?
¿Qué se puede esperar de unos “tanques de pensamiento” que hasta ahora han funcionado como una maquinaria ideológica perfecta para encubrir los intereses privados de sus patronatos bajo el discurso del interés nacional, el desarrollo y la democracia?
De ese partido, de esos empresarios y de esos intelectuales orgánicos ciertamente no podemos esperar ni siquiera un mínimo de sentimiento de dignidad nacional y menos de sentido de pertenencia a un colectivo llamado pueblo salvadoreño. Por eso, es necesario que el partido FMLN y sus aliados políticos y económicos, se mantengan con la dosis necesaria de dignidad frente al imperialismo estadounidense y resistan a las presiones para avalar con sus votos esta infame reforma a la Ley de Asocios Publico Privados. Ya es tiempo de recordar que existe algo llamado soberanía nacional y que es el último recurso que los pueblos tienen para resistir los embates del imperialismo sobre sus recursos y sobre su destino.
La autora es profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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