De acuerdo con Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la nación latinoamericana, tal ritmo de disminución de la superficie boscosa se registra desde 2005, por lo que el país se ubica en el lugar 21 mundial entre las naciones con ese problema.
El fenómeno repercute, además de en la biodiversidad, en la capacidad de aprovechar los recursos naturales, así como en los servicios ambientales que los ecosistemas puedan reportar, señaló en un informe.
La pérdida de bosques y selvas, cifrada en un 28,7 por ciento, también ha supuesto un gasto extra para el Estado, al tener que sufragar los costos económicos propiciados por el agotamiento de los recursos boscosos, entre los cuales se incluyen las deforestaciones indiscriminadas y los incendios.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el Ejecutivo federal ha gastado hasta 2011 más de un millón de dólares, el 0,1 por ciento de su Producto Interno Bruto, para enfrentar esa situación.
Esta reducción de los bosques provocó un descenso de la producción maderera en la última década, pues disminuyó un 30 por ciento, al pasar de ocho millones 100 mil metros cúbicos anuales a principios de este siglo, a cinco millones 700 mil en 2011.
El reporte de la dependencia advirtió además que el 56 por ciento de las áreas naturales protegidas del país carecen de una regulación estatal, al tiempo que en un 25 por ciento de ellas todavía existen conflictos por la delimitación de las zonas.
La riqueza biológica de México, denunció, corre serios riesgos, pues además hay dos mil 606 especies de animales, como el jaguar, el águila real, el quetzal o la vaquita marina, que ven dañarse y mermar su hábitat natural.
Entre las plantas, los grupos con más especies amenazadas son las cactáceas, orquídeas, palmas y agaves.
De acuerdo con el documento, el peligro en que se encuentran muchos grupos de la flora y la fauna del país se debe principalmente a que no se ha logrado detener la pérdida y degradación de los ecosistemas.
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