José Carbajal, El Sabalero, cantautor uruguayo que iluminó el canto popular latinoamericano, murió a los 66 años de edad.
UN VIDEO IMPERDIBLE PARA RECORDAR A EL SABALERO
La canción rioplatense perdió esta mañana a una de sus voces más queridas, la del compositor y vocalista José Carbajal, El Sabalero, que legó a la música de la región obras emblemáticas como "A mi gente" y "Chiquillada".
El ritmo pegadizo y callejero de Chiquillada y las estrofas de A mi gente (donde por ejemplo fue capaz de decir Pueblo divino morrudo sabalero/papel picado botija bajo el sol/ sigue tu lucha de pan y de trabajo/que el tamboril se olvida y la miseria no/), son la cara visible de una obra que plasmó en 21 discos registrados entre el Río de la Plata y Europa.
"Esas son canciones que dejaré de cantar recién cuando la realidad se encargue de quitarles sentido, y para eso, lamentablemente en nuestros países, aún falta mucho", formuló Carbajal en una entrevista concedida a Télam en 2000.
Seis años más tarde, no dejó de abrirle una puerta a la esperanza de un cambio y opinó que "de la mano de esta serie de presidentes y de partidos de izquierdas que están gobernando en Latinoamérica, siento que vamos a quedar menos dependientes de Estados Unidos".
El músico nació en 1943 en las playas de Puerto Sauce, en el departamento de Colonia, a partir de su debut discográfico en 1967 construyó un valioso camino en el canto popular a partir de un repertorio propio en el que volcó un estilo intransferible y comprometido.
Debido a esa decisión estética y política, El Sabalero debió dejar su país en 1973 corrido por la dictadura militar instaurada en 1970 y, desde entonces, habitó esporádicamente en la Argentina, España (donde fue expulsado por el franquismo), Francia, México y Holanda, país donde conoció a su mujer, tuvo dos hijos y actualmente llena la mitad de sus días.
"Cuando uno vive lejos del ruido, escucha más. Y para mí estar en Holanda, donde soy el que habla mal, el padre de Antolín y Catalina, el que cocina y el que limpia, me libera de la carga de ser `El Sabalero´ que todos conocen en el Uruguay", confesó alguna vez.
Pese a estar afincado en tierra holandesa, el creador repartía su tiempo entre Europa y el Río de la Plata y al respecto comentaba divertido que "yo digo que vivo en Holanda, pero mi mujer me dice que no, que en verdad vivo arriba de los aviones y eso es así".
Claro que no siempre viajar fue sinónimo de placeres y de músicas por entregar y aunque sabía de la nutrida colonia uruguaya en Estados Unidos no iba muy seguido por allá porque, decía, "en cuanto te subís a un avión para ir a Estados Unidos, te tratan como a un bandido y eso te quita las ganas".
Pero detrás de su pelo abundante y su bigote tupido, mantenía la decisión de seguir andando y cantando. "Tengo proyectos que me mantienen con polenta y trabajando para ir a encontrarme con los uruguayos que andan por el mundo", avisó en una de sus visitas a Buenos Aires.
Entre idas y vueltas, José siguió sosteniendo un cancionero forjado en la notable generación que compartió con Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Los Olimareños y Héctor Numa Moraes.
Su trayectoria musical explotó en bateas en 1969 con "Canto popular", un álbum prologado por la poetisa Idea Vilariño, y con el apoyo instrumental de Yamandú Palacios y Roberto Cabrera que incluyó sus clásicos "Chiquillada", "La sencillita" y "A mi gente".
En los 70, Chiquillada fue parte del repertorio del cantante y cineasta argentino Leonardo Favio y hacia 1998 Soledad Pastorutti grabó su versión del candombe A mi gente.
Entre sus placas se contaron Abre tu puerta vecino y saca al camino tu vino y tu pan (1972), Volveremos (1975), Colmeneras (1978), La muerte (1984), los dos volúmenes de Angelitos (1984 y 1985), Entre putas y ladrones (1990), La casa encantada (1995), Me vuela el corazón (2003) y La viuda (2006).
En ese trabajo ahora póstumo, El Sabalero tomó canciones del argentino Higinio Mena con quien compartió el exilio en Europa en tiempos de las dictaduras militares que asolaron a la región en los 70.
Al hacer un repaso por el vínculo con el creador argentino cuyo verdadero nombre era Néstor Julio Argüelles Bruzzo y falleció en 1998 en Copenhague, a los 51 años, contó que "compartíamos la manera de pensar y de vivir, aunque a él le tiraba más el tema de la explotación del ser humano..
El ritmo pegadizo y callejero de Chiquillada y las estrofas de A mi gente (donde por ejemplo fue capaz de decir Pueblo divino morrudo sabalero/papel picado botija bajo el sol/ sigue tu lucha de pan y de trabajo/que el tamboril se olvida y la miseria no/), son la cara visible de una obra que plasmó en 21 discos registrados entre el Río de la Plata y Europa.
"Esas son canciones que dejaré de cantar recién cuando la realidad se encargue de quitarles sentido, y para eso, lamentablemente en nuestros países, aún falta mucho", formuló Carbajal en una entrevista concedida a Télam en 2000.
Seis años más tarde, no dejó de abrirle una puerta a la esperanza de un cambio y opinó que "de la mano de esta serie de presidentes y de partidos de izquierdas que están gobernando en Latinoamérica, siento que vamos a quedar menos dependientes de Estados Unidos".
El músico nació en 1943 en las playas de Puerto Sauce, en el departamento de Colonia, a partir de su debut discográfico en 1967 construyó un valioso camino en el canto popular a partir de un repertorio propio en el que volcó un estilo intransferible y comprometido.
Debido a esa decisión estética y política, El Sabalero debió dejar su país en 1973 corrido por la dictadura militar instaurada en 1970 y, desde entonces, habitó esporádicamente en la Argentina, España (donde fue expulsado por el franquismo), Francia, México y Holanda, país donde conoció a su mujer, tuvo dos hijos y actualmente llena la mitad de sus días.
"Cuando uno vive lejos del ruido, escucha más. Y para mí estar en Holanda, donde soy el que habla mal, el padre de Antolín y Catalina, el que cocina y el que limpia, me libera de la carga de ser `El Sabalero´ que todos conocen en el Uruguay", confesó alguna vez.
Pese a estar afincado en tierra holandesa, el creador repartía su tiempo entre Europa y el Río de la Plata y al respecto comentaba divertido que "yo digo que vivo en Holanda, pero mi mujer me dice que no, que en verdad vivo arriba de los aviones y eso es así".
Claro que no siempre viajar fue sinónimo de placeres y de músicas por entregar y aunque sabía de la nutrida colonia uruguaya en Estados Unidos no iba muy seguido por allá porque, decía, "en cuanto te subís a un avión para ir a Estados Unidos, te tratan como a un bandido y eso te quita las ganas".
Pero detrás de su pelo abundante y su bigote tupido, mantenía la decisión de seguir andando y cantando. "Tengo proyectos que me mantienen con polenta y trabajando para ir a encontrarme con los uruguayos que andan por el mundo", avisó en una de sus visitas a Buenos Aires.
Entre idas y vueltas, José siguió sosteniendo un cancionero forjado en la notable generación que compartió con Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Los Olimareños y Héctor Numa Moraes.
Su trayectoria musical explotó en bateas en 1969 con "Canto popular", un álbum prologado por la poetisa Idea Vilariño, y con el apoyo instrumental de Yamandú Palacios y Roberto Cabrera que incluyó sus clásicos "Chiquillada", "La sencillita" y "A mi gente".
En los 70, Chiquillada fue parte del repertorio del cantante y cineasta argentino Leonardo Favio y hacia 1998 Soledad Pastorutti grabó su versión del candombe A mi gente.
Entre sus placas se contaron Abre tu puerta vecino y saca al camino tu vino y tu pan (1972), Volveremos (1975), Colmeneras (1978), La muerte (1984), los dos volúmenes de Angelitos (1984 y 1985), Entre putas y ladrones (1990), La casa encantada (1995), Me vuela el corazón (2003) y La viuda (2006).
En ese trabajo ahora póstumo, El Sabalero tomó canciones del argentino Higinio Mena con quien compartió el exilio en Europa en tiempos de las dictaduras militares que asolaron a la región en los 70.
Al hacer un repaso por el vínculo con el creador argentino cuyo verdadero nombre era Néstor Julio Argüelles Bruzzo y falleció en 1998 en Copenhague, a los 51 años, contó que "compartíamos la manera de pensar y de vivir, aunque a él le tiraba más el tema de la explotación del ser humano..
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