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martes, 27 de julio de 2010

Crisis del euro, crisis de la Unión Europea

por Jean-Claude Paye*
Lejos de ser resultado de la acción de la «invisible mano del mercado», la crisis del euro es fruto de una estrategia pacientemente preparada por Christina Rohmer y el Comité de Consejeros Económicos de la Casa Blanca. El objetivo es salvar la economía estadounidense obligando los capitales europeos a cruzar el Atlántico en busca de protección y poniendo en definitiva bajo control estadounidense la economía de los Estados de la eurozona, a través del FMI y de la propia Unión Europea. Jean-Claude Paye analiza las primeras etapas del proceso actualmente en marcha.
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Dominique Strauss-Kahn (director del FMI), Timothy Geithner (secretario estadounidense del Tesoro), Christine Lagarde (ministra francesa de Economía) y Elena Salgado (presidenta española del consejo de ministros de Finanzas europeos), discuten el plan de reforma del sistema financiero internacional durante la reunión conjunta del FMI y el Banco Mundial celebrada en Washington, el 25 de abril de 2010.
© IMF Staff Photographer/Michael Spilotro
La crisis del euro es el resultado de de una decisión política, una decisión deliberadamente escogida por las autoridades de la Unión Europea, cuyo objetivo es la de empeñar y debilitar el euro comunitario en vez de restructurar la deuda pública griega. Una restructuración de dicha deuda habría resguardado y protegido al euro pero habría exigido una contribución de los bancos, los cuales perdían una parte de sus créditos en la operación. Las instituciones financieras [comerciales privadas] francesas habrían soportado o perdido alrededor de 50 mil millones de la deuda griega si hacemos el balance de sus cuentas, mientras que 28 mil millones habrían sido a cargo de los bancos alemanes [1].
Sin embargo, la protección para salvar algunos miles de millones de euros de las instituciones financieras no justifica que se tome un tal riesgo que perjudique y debilite al euro. La clave fundamental de todo esto, es decir poniendo la presión sobre la moneda común [el euro], es el de hacer pagar la crisis a los trabajados que perciben un salario y efectuar de esta manera una gigantesca transferencia de ingresos (de beneficios y/o ganancias) hacia las empresas comerciales, principalmente hacias las instituciones financieras.

Una ofensiva bajo dirección estadounidense

El tamaño de la transferencia es tal que puede ser piloteada únicamente por las instituciones financieras europeas, pero conducido por los mercados y su brazo armado, es decir la administración estadounidense.
La crisis del euro fue desencadenada por un ataque bien concentrado de agencias de notación estadounidenses como la Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch [primeramente] contra la deuda de Grecia, de España y de Portugal.
La baja de las notas de estos tres países por las agencias norteamericanas, sobre todo aquella que tenía que ver con Grecia, relegada a un segundo plano, a la categoría de inversiones especulativas, es la consecuencia de una acción coordinada y concentrada. La baja de notación [calificación financiera de la deuda griega] es la continuación de una serie de decisiones repetidas y en poco tiempo. Estos ataques han sido apoyados por el aparato estatal US, sobre todo por las declaraciones alarmistas [generando pánico en los inversores] del consejero económico del presidente Obama, que fue a su vez un ex presidente de la Reserva Federal de los EEUU, me refiero a Paul Volker, quien habló de una futura desintegración de la zona euro.
El ataque contra el euro aparece como un pretexto sobre todo cuando se sabía que «desde 2004 las autoridades griegas hacían trampas en sus cuentas» [2] y todo esto sin ninguna reacción de las agencias de notación en su contra.
Esta ofensiva contra el Euro es en primer lugar una acción destinada a llevar hacia los Estados Unidos los capitales extranjeros necesarios para la cobertura del déficit creciente de la balanza financiera de Estados Unidos.
Es una señal de advertencia destinada a países como China que había empezado a reequilibrar sus reservas de divisas comprando euros en detrimento del dólar. Para Estados Unidos se trata, en efecto, de una cuestión urgente. Hasta 2009 la financiación de sus déficits y la defensa del dólar estaban asegurados por un saldo positivo de los flujos financieros. Pero durante ese mismo año, si bien el movimiento de los capitales sigue siendo positivo, ya no logra compensar los déficits. En un montante [monto] de 398.000 millones de dólares [3] el saldo se vuelve negativo. A nivel puramente económico, la ofensiva contra el euro está en la misma vena que la lucha contra el fraude fiscal iniciada por el presidente Obama en 2009 [4]. Se trata trata de aspirar, chupar los capitales con dirección al regazo de Estados Unidos.

Una operación para desmantelar la Unión Europea

Esta acción táctica va acompañada de una operación estratégica, la de un movimiento de desmantelamiento de la Unión Europea a beneficio de una unión económica que cubra ambos continentes, cuya manifestación más visible es el proyecto de creación de un gran mercado trasatlántico [5]. En función de este segundo objetivo se puede comprender la actitud de Alemania que tanto a nivel de la lucha contra el fraude fiscal como al del ataque contra el euro ha proporcionado apoyo a la ofensiva estadounidense. Esta actitud es coherente con el compromiso privilegiado de este Estado europeo en el establecimiento de una unión económica trasatlántica.
La Unión Europea se construyó en torno a Alemania y se estructuró según sus intereses. Alemania, país que económicamente era el más eficiente en el momento de la instalación del gran mercado, sin apremio político, sin gobierno económico y transferencias importantes a las zonas desfavorecidas, pudo hacer que actuaran sus ventajas económicas comparativas. Hasta este año la zona euro absorbe tres cuartas partes de las exportaciones alemanas [6]. Tanto por medio de las declaraciones de sus responsables políticos y de sus banqueros como por medio de la repetida exhibición de sus dudas, ha contribuido a la eficacia de la ofensiva contra el euro. Para Alemania los beneficios de esta acción son inmediatos. La bajada de la moneda común permite aumentar las exportaciones alemanas fuera de la zona euro. Además, este país puede financiar mejor sus propios déficits. La crisis y la huida hacia la calidad que engendra permiten a las obligaciones alemanas situarse con una tasa de interés reducido.leer más...

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