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miércoles, 5 de octubre de 2016

Las izquierdas del ELAP: diálogo abierto o involución



José Steinsleger
La Jornada 
Quito. Ecuador. En vísperas del frustrante pronunciamiento del no a los acuerdos de paz en Colombia, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, manifestó a los invitados del tercer Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP), celebrado en esta capital a finales de septiembre: Nuestro principal adversario político no han sido los partidos de derecha, que entre todos no logran hacer uno, sino los medios de comunicación que se han convertido en descarados actores políticos, en defensa del pasado.
Antes de que el ELAP se constituyera en el referente político para los movimientos y partidos de la izquierda progresista y revolucionaria hubo un largo camino recorrido, en el que la solidaridad y la búsqueda de metas en común fueron los elementos constituyentes para la construcción de una reflexión y acción política mancomunada regional.
Los ejes temáticos del ELAP tomaron fuerza luego de los golpes contra Manuel Zelaya y Fernando Lugo en Honduras y Paraguay (junio de 2009 y 2012), el fallido alzamiento en Ecuador (septiembre de 2010), las embestidas golpistas en Venezuela y Bolivia, la derrota electoral del peronismo en Argentina y el golpe seudojurdíco y parlamentario que en agosto pasado consiguió destituir a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
El primer ELAP fue en septiembre de 2014, reuniendo a más de 20 naciones representadas que propusieron la necesidad de consolidar la unión de izquierdas para hacer frente a la restauración conservadora que amenazaba las democracias de la región. Luego, en agosto de 2015, tuvo lugar el ELAP para jóvenes, con el propósito de discutir y afianzar el rol de los nuevos líderes en las transformaciones sociales que están llevándose a cabo en el continente.
En aquella ocasión, más de 300 jóvenes delegados de organizaciones de izquierda, representando la gran diversidad étnica y cultural de América Latina, se unieron para hablar de la necesidad de participar en política como una tarea ética.
Para septiembre de 2015, el segundo ELAP se consolidó como espacio de reflexión política, armándose una plataforma que convocó a 200 organizaciones políticas nacionales e internacionales de 30 países del globo, con figuras progresistas prominentes que se congregaron para debatir sobre temas de interés coyuntural y avanzar en la construcción de una agenda renovada y propositiva de las izquierdas.
Analizando los problemas económicos y políticos que atraviesa la región, Correa evaluó la correlación de fuerzas entre gobiernos democráticos/populares y poderes contrarrevolucionarios, advirtiendo sobre las nuevas modalidades de una suerte de Plan Cóndor renovado, aunque similar, en objetivos, al que en la segunda mitad del decenio de 1970 llevó al desangre de varias generaciones de luchadores sociales.
En uno de los tramos más urticantes de su intervención, el líder de la revolución ciudadana cargó contra las izquierdas de 3 por ciento, sugiriéndoles sumar fuerzas para enfrentar el “…bombardeo mediático y los golpes de Estado parlamentarios, el acoso económico y la difamación de líderes democráticamente electos, el uso de jueces, fiscales, periódicos y noticieros, junto con otros mecanismos que emplean los poderes fácticos para tratar de recuperar sus espacios perdidos en la región”.
Dijo: “Ya basta del ‘anti’: anticapitalismo, antimperialismo, antitrasnacional… eso a quién atrae, cómo vamos a atraer a los jóvenes”.
El ELAP 2016 concentró los debates en torno a la urgencia de un pacto ético latinoamericano que permita erradicar la evasión de los grupos económicos concentrados y políticos corruptos en los llamados paraísos fiscales, la elaboración de agendas propositivas que puedan responder a la ofensiva de las derechas, y los cómo enfrentar la información tóxica de los medios hegemónicos.
Uno de los invitados de excelencia, el ex presidente de Uruguay José Mujica, rechazó categóricamente las alianzas de la izquierda con la extrema derecha, y enfatizó que en la diversidad de la izquierda hay que aprender a valorar la unidad. “No es posible –dijo– hacer el socialismo a partir de la indigencia y la pobreza.”
Por su lado, la presidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador, Gabriela Rivadaneira, condecoró a Cristina Fernández de Kirchner con la orden Manuela Sáenz, aquella heroica quiteña que a más de amante del Libertador fue militar prominente del Estado Mayor bolivariano.
Durante la magna ceremonia en la Asamblea Nacional, en acto vibrante, pleno de emotividad y con olor a pueblo, los invitados de ELAP y los diputados de Alianza-País gritaron ¡Alerta! ¡Alerta! ¡La espada de Bolívar camina por América Latina!, y reconocieron en la ex presidenta de Argentina y su esposo, Néstor Kirchner (1950-2010), todo lo que ellos representaron a nivel regional.

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