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lunes, 2 de mayo de 2011

¿Una muerte para tapar otra?



Osama Ben Laden ha muerto, según informan las autoridades norteamericanas. Un operativo supersecreto fue ejecutado para liquidarlo. Tras casi diez años de cuestionada persecución, por considerársele autor de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001, el objetivo fue cazado. Su cuerpo dicen que fue lanzado al mar.

Más allá del debate sobre si el terrorista debió ser juzgado o asesinado por sus actos, lo curioso es que la figura de Ben Laden emergió de nuevo en un momento complicado para el imperio. Los cables revelados hoy por Wikileaks señalan que Washington sabía de la probable ubicación del número 1 de su lista de terroristas desde el 2008.

La operación de los navy seals y el anuncio de su muerte se hacía a pocas horas de que la coalición imperial asesinara a un hijo de Muammar al Gaddaffi y tres de sus pequeños nietos, en un crimen brutal e injustificable, violatorio del derecho internacional y de los marcos de la ilegítima resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El objetivo real de la matanza parecía ser el líder libio. La OTAN, frustrada por los escasos avances en el país norteafricano tras más de un mes de bombardeos, ha desatado una cacería para asesinar a Gaddaffi. Primero atacaron una parte de su complejo residencial; después, el lugar donde se reunía con el gobierno; hace unos días bombardearon la televisión libia a poco de transmitir un mensaje del dirigente árabe y la madrugada del domingo, la casa del hijo donde al parecer se encontraba.

Tras liquidar a Ben Laden, y darle un oportuno levantón a la alicaída popularidad de Obama, Washington puede sentirse tentado a probar suerte nuevamente contra otro de sus grandes enemigos. La arrogancia imperial no tiene límites. Cuenta con el aliento de los opositores libios, cuyo portavoz militar, el coronel Ahmed Bani, señaló hoy tras la muerte del buscado saudita: “Estamos contentos y esperamos el próximo paso. Queremos que los estadounidenses hagan lo mismo a Gaddaffi”.

¿Tendremos nuevos asesinatos selectivos?

Por lo pronto, en medio de la euforia que se vive en Estados Unidos se oyen voces cuestionadoras como la del jugador profesional de baloncesto Chris Douglas Roberts, de los Milwaukee Bucks, quien en su cuenta de twitter escribió: ” Celebración? Estará Dios contento porque celebremos una muerte? O es tu religión ‘americano’?. Nos ha costado 919.967 muertes matar a un sólo hombre. Nos ha costado, unos 1.188.263.000.000 dólares matar a ese … hombre. Pero parece que ganamos. Jaaaa”.

Otro jugador de la NBA, Jason Richardson de Orlando Magic, lanzó una incisiva pregunta: “Ahora que se confirma la muerte de Bin Laden y la de Sadam hace unos años, podemos traer las tropas de vuelta a casa?”

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