Los restos del ex presidente chileno Salvador Allende serán exhumados el próximo lunes para determinar si se suicidó -como sostiene la versión oficial- o fue asesinado en el golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet en 1973, una duda que será zanjada 38 años después.
La diligencia, ordenada por el juez Mario Carroza, se concretará a primeras horas del lunes en el Cementerio General de Santiago y estará a cargo del chileno Servicio Médico Legal, con asistencia de peritos internacionales.
La exhumación se da en el marco de una investigación abierta en febrero pasado sobre más de 700 casos de violación a los DDHH que nunca fueron tratados por la Justicia chilena.
Su muerte el 11 de septiembre de 1973 en medio del bombardeo al Palacio presidencial de La Moneda, donde resistía el asalto de las fuerzas golpistas, lo convirtieron en "un mártir del socialismo pacífico, capaz de dar la vida por su ideales", según el sociólogo Eugenio Tironi.
"Si se descubriese que lo mataron, significaría que murió en combate, lo que haría a su figura más grande aún y significaría que Pinochet fue aún más vil", agregó el sociólogo a la AFP.
La versión del suicidio ha sido aceptada por años como oficial. Su familia cree en ella, aunque apoya la investigación judicial.
"Nos parece relevante para el país y para el mundo que en definitiva se pueda establecer jurídicamente las causas de su muerte y las circunstancias que la rodearon, que fueron de extrema violencia", señaló su hija Isabel, actual senadora de la República.
"No es que la familia haya cambiado de opinión. No es ahora tengamos dudas que antes no tuvimos, sino que apoyamos que haya una investigación judicial que nunca se había hecho", agregó la senadora.
La autopsia a que fue sometido su cadáver en el Hospital Militar horas después de concretado el golpe estableció que su muerte se debió a un disparo "de corta distancia" que "ha podido ser hecho por la propia persona".
La versión fue apoyada del relato de los médicos que acompañaban a Allende ese día como Patricio Guijón, que atribuyó su muerte a un suicidio mediante disparo en la barbilla de un fusil AK-47 regalado por su amigo, el entonces presidente cubano Fidel Castro, con la inscripción "A mi compañero de armas".
"Vi la levantada que le produjo el impacto. No tenía bóveda craneana. Había volado. Me senté al lado de él y me quedé pensando que si no fui capaz de honrarlo en vida por lo menos lo acompañaría ahora que estaba muerto", relató Guijón.
Las últimas palabras que emitió Allende afianzaron la convicción de que no se rindió ante los militares.
"Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo", dijo por la radio el mandatario poco antes de morir.
En 2008 un informe forense elaborado por el médico Luis Ravanal -en base a la primera autopsia- planteó que el cadáver presentaba dos impactos de balas diferentes y lesiones que no eran de tipo suicida.
El informe fue elaborado a petición de dos abogados que hallaron problemas de verosimilitud entre los hallazgos y conclusiones periciales del médico que realizó la autopsia a Allende.
Las conclusiones coinciden con la tesis que defiende el periodista e investigado Camilo Taufic, autor de uno de los primeros libros sobre la dictadura ('Chile en la Hoguera') y que ha dedicado años a investigar las causas de la muerte de Allende.
Para Taufic se trató de suicido asistido: Allende habría fallado en su intento de suicidarse y se hizo necesaria la intervención de un tercero, uno de sus escoltas.
Según dijo Taufic a la AFP, los colaboradores de Allende acordaron con las fuerzas golpistas la versión del suicidio. Para sus cercanos se trató de "dignificar" su muerte, mientras que los militares cumplieron su objetivo de "no aparecer por ningún motivo matando a Allende".
En este plan la metralleta regalada por Fidel fue instalada posteriormente entre las piernas de Allende.
"Con esto los militares mataban dos pájaros de un tiro: porque aparecía el fracaso del líder de la vía pacífica al socialismo -que se pegaba un tiro con la metralleta de Fidel Castro-, con lo cual se asociaba también a una derrota de ese régimen", asegura el investigador.
El arma ni las balas nunca fueron encontradas. Ni la viuda de Allende ni sus hijas vieron su cadáver.
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