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miércoles, 17 de febrero de 2010


Sistema de salud en Estados Unidos
Pague primero, después se le atenderá

Aunque ejecutivos y funcionarios de la Casa Blanca insistan en que la crisis económica financiera que ha afectado durante los últimos años a Estados Unidos esta llegando a su fin, la realidad es que un conjunto de indicadores, entre los que aparece el desgaste en la atención de salud, lo contradicen.

El único hospital público de todo el populoso condado de Miami-Dade y el más grande del sur de La Florida se encuentra completamente en crisis y amenaza con cerrar sus puertas si no le llegan nuevos presupuestos federales.

Autoridades del sector concordaron en que el condado no puede permitir un desplome del abrumado Jackson Memorial Health System, aunque nadie tiene una idea clara sobre cómo mantenerlo funcionando, señaló una reciente información del diario El Nuevo Herald.

En el artículo, firmado por John Dorschner, aparecen varias declaraciones de miembros de la comunidad como la de Brian Keeley, presidente ejecutivo del Baptist Health, quien afirma que ese hospital “es una institución esencial para todo el sur de la Florida, y no se puede pensar que la Comisión del Condado permita que se desplome” .

Varias comunidades en Estados Unidos se han visto obligadas a cerrar hospitales públicos por falta de financiamiento lo cual ha profundizado las precarias condiciones de atención médica en que viven más de 50 millones de estadounidenses que no pueden pagar seguros médicos privados.

El Jackson tiene una plantilla de 12.000 empleados y padece los mismos problemas que muchos hospitales públicos del país pues debido a la crisis económica del sistema y sin recibir respaldo financiero adicional, debe atender cada día a más pacientes carentes de seguros médicos.

Aunque esos centros hospitalarios, como el Jackson, ofrecen servicios a pacientes de bajos ingresos, lo cierto es que los usuarios deben pagar cuotas más reducidas por la atención recibida. Por ejemplo, si necesitan un estudio de Rayos X que cuesta cerca de 500 dólares, el paciente tendrá que abonar alrededor de 200. Lo mismo sucede con las operaciones quirúrgicas y con los ingresos hospitalarios.

Ejecutivos del Jackson señalaron que perderán 229.000 de dólares en este año fiscal. Hasta el 30 de noviembre el sistema tenía 99,2 millones en efectivo, lo que equivale a 22 días para pagar cuentas. A ese ritmo de pérdidas, el Jackson quebraría para finales de junio.

La atención médica dentro del sistema de salud establecido en Estados Unidos resulta complicada pues se convierte en un negocio donde los beneficios van a parar a empresas aseguradoras y a hospitales privados.

En el caso del Jackson el centro contrata servicios médicos especializados con clínicas privadas a las cuales debe pagar sin falta pues si no lo hace éstas cortan la atención aunque el paciente sea el afectado.

Otro extenso artículo aparecido en la prensa miamense en enero pasado señalaba que “Decenas de pacientes de bajos recursos y sin seguro médico dejaron de recibir diálisis el 31 de diciembre en 36 centros privados del Condado de Miami-Dade subcontratados por el Hospital Jackson Memorial”.

Emelina García Cordoví, una de las afectadas por los recortes declaró al Herald: "No es ningún juego. Estamos hablando de la vida de personas que dependen exclusivamente de su diálisis, no sé qué vamos a hacer”.

García, de 67 años, forma parte de un grupo de 175 pacientes del sur de la Florida sin seguro médico y con insuficiencia renal que fueron notificados por escrito de la cancelación de la ayuda médica, debido a la crisis financiera del Jackson.

La asistencia general para estos pacientes incluía sesiones de diálisis al menos tres veces por semana a un coste anual de 4,2 millones de dólares, de acuerdo con información proporcionada por el Departamento de Relaciones Públicas del Jackson.

El hospital añadió que “los pacientes de diálisis que tienen seguro de enfermedad o Medicaid pueden recibir el tratamiento en los centros del condado de Miami-Dade y el estado de la Florida”, pero resulta que en Estados Unidos millones de personas carecen de esos seguros y por lo tanto los afectados de ese padecimiento quedan exentos de recibir atención.

El diario señaló que García, recibía diálisis desde hacía 11 meses en el Kidney Treatment Center of South Florida, un establecimiento médico privado que a su vez tiene un contrato de servicios con el Jackson. Sus sesiones de diálisis se interrumpieron durante la última semana de diciembre debido a la nueva política de ahorro que ha impuesto el mayor hospital público del sur de la Florida que manifiesta estar casi en bancarrota.

Emelina y su esposo, Pedro Valdés, de 66 años, han tratado de buscar ayuda pero nadie les tiende la mano y sienten que el tiempo se acaba. “Ningún centro hospitalario privado de la lista de 36 proporcionada por el Jackson nos ha querido atender, pues nos piden una tarjeta de seguro o la opción de pagar con nuestro dinero, pero eso es imposible”, acotó.

Vicky Tome, administradora de Kidney Treatment en el suroeste de Miami, quien lamentó la situación generada por los recortes masivos y dijo que la crisis está fuera del alcance de los contratistas privados que se administran como cualquier otro negocio.

En resumen, el único hospital público del Condado Miami-Dade se deshace en pedazos ante la mirada atónita de miles de pacientes. Mientras, el axioma del sistema estadounidense continúa expresando: pague primero y después se le atenderá.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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