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jueves, 25 de febrero de 2010


El Senado aprobó un proyecto de ley por 15 mil mdd para estimular el empleo

El gobierno de EU, presionado entre la riqueza extrema y el desempleo en alza

La rápida recuperación de Wall Street, gracias al dinero gratis que recibió: contralor de NY

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 25 de febrero de 2010, p. 25

Nueva York, 24 febrero. No hay tema de mayor prioridad en Washington y a lo largo del país que el de la riqueza extrema ante un creciente desempleo. En una semana, cuando se divulgó al mismo tiempo que, por un lado, Wall Street recompensó a sus ejecutivos con cifras astronómicas y, por el otro, decenas de millones de trabajadores siguen perdiendo empleos, hogares y ahorros, la clase política busca intensamente cómo demostrar que el sistema funciona.

Hoy el Senado aprobó otro proyecto de ley de 15 mil millones de dólares para estimular el empleo. La Cámara de Representantes prometió actuar lo más pronto posible para que el presidente Barack Obama promulgue la ley. Esto es sólo el comienzo, mientras se consideran iniciativas de entre 100 mil y 155 mil millones para crear empleo y extender asistencia para los desempleados y hacer todo lo posible para responder a una recuperación inicial, que mientras produce miles de millones de dólares para Wall Street no genera empleo para millones de personas.

Hay fiestas en Wall Street, donde los ejecutivos de los bancos de inversión se recompensaron con 20.3 mil millones de dólares en bonos (adicionales a sus salarios y otros pagos) en 2009, un incremento de 17 por ciento sobre el año anterior, reveló el contralor estatal de Nueva York, Thomas DiNapoli, dato que calificó de píldora agria para los contribuyentes.

La recuperación acelerada del sector financiero durante 2009, después de la peor crisis financiera desde la gran depresión –DiNapoli calcula que las utilidades totales de Wall Street sumarán 55 mil millones en 2009, tras un desplome récord de casi 43 mil millones en 2008–, fue posible gracias a miles de millones de dólares en fondos públicos para rescatar al sector. Una gran razón de esta recuperación más rápida de lo esperado es que los contribuyentes estadunidenses básicamente rescataron a Wall Street con dinero gratis, y es bastante difícil no ganar dinero cuando te dan dinero gratis, consideró DiNapoli.

Wall Street no escucha la ira

El jefe de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, recibió 9 millones en bonos; su contraparte en JP Morgan Chase, Jaime Dimon, fue premiado con 17 millones, y James Gorman, de Morgan Stanley, se llevó 8.6 millones de dólares. Decidieron no pagarse más por la ira popular contra los banqueros de Wall Street rescatados por el pueblo estadunidense.

Aparentemente Wall Street no escucha la ira y la frustración diaria por las prácticas de compensación que hemos visto hasta ahora, dijo ayer el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, al difundirse estos datos.

El gobierno de Obama continúa promoviendo una reforma de las regulaciones financieras, con el objetivo de evitar que se repita este tipo de crisis, pero enfrenta la enorme resistencia del sector que rescató con fondos públicos.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, convocó a los líderes del sector financiero y de la Cámara de Comercio a una reunión este jueves para instarlos a no obstruir estas iniciativas, aunque no se han formulado ni están cerca de ser aprobadas.

No todos los bancos gozan. Mientras los poderosos y gigantescos de Wall Street y otros generan ganancias milagrosas, cientos de los medianos y pequeños quiebran o están en riesgo de hacerlo. Las bancarrotas de bancos en Estados Unidos están en su punto más alto en 16 años, y la agencia federal encargada de monitorear la solvencia y asegurar a los depositantes, el FDIC, anunció que ha colocado a 702 instituciones bancarias en su lista de bancos en problemas. Unos 140 quebraron en 2009, y el FDIC espera que este año sean más, ya que de los 8 mil bancos que existen en el país, muchos están afectados por la crisis de la cual fueron salvados los más grandes.

Mientras tanto, para millones de trabajadores que padecen una tasa de desempleo de 9.7 por ciento –la cual llega a más de 16.5 por ciento, si se incluye a subempleados y desempleados que ya se dieron por vencidos y dejaron de buscar ocupación– el panorama es oscuro, pues se pronostica poco cambio en su situación durante este año.

Más de 6 millones podrían perderlo todo

Peor todavía, los más de 6 millones de desempleados de largo plazo (los que han estado desocupados por más de seis meses) están al borde de perder todo sin perspectivas de mejorar. Llámenlos los nuevos pobres: gente acostumbrada a las comodidades de una vida de clase media, que ahora dependen de asistencia pública por primera vez en su vida, potencialmente por muchos años por venir, reporta The New York Times.

Casi 3 millones de ellos podrían perder su última línea de salvación a fines de abril, cuando vencen sus pagos del fondo de desempleo, a menos que el Congreso –como intentó hacer el liderazgo demócrata– logre extender este plazo.

Según un sondeo de Gallup, la situación es peor que la pintada por las cifras oficiales, y calcula que casi 20 por ciento de la fuerza laboral estadunidense –uno de cada cinco– está desempleada, subempleada o con empleos que no pagan lo suficiente para abordar costos básicos de vida. Eso implicaría que 30 millones de personas están en esa situación.

Para algunos millonarios, la crisis ya se superó. Para millones la crisis, pronostican expertos, podría durar varios años más.

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