Fronteras humanas
La inhumana política
déspota de los Estados Unidos ha llevado al presidente, Donald Trump, a
recrudecer las amenazas contra los inmigrantes latinoamericanos, las
medidas de criminalización y persecución se refuerzan en la frontera
norte de México, creando una situación de crisis que podría traer
mayores consecuencias, entro otras, el cierre total de la frontera como
ya ha intimidado el presidente estadounidense con hacerlo, lo que
ocasionaría no solo la agudización de la situación de los seres humanos
que a diario intentan cruzar, sino que repercutiría en las relaciones
económicas de ambas naciones. Las imágenes de niños enjaulados, civiles
armados acompañando a las guardias fronterizas la puro estilo del ku klux klan
, un discurso violento contra los inmigrantes seguido de campañas
mediáticas para generar miedo en la sociedad norteamericana,
hostigamiento político y la muerte de miles de personas al año por las
medidas económicas generadas por el capitalismo, son el panorama en la
frontera de dos naciones que representan dos Américas cuyas raíces se
contraponen por sus calores culturales y la historia compartida en la
que destaca la actitud injerencista y bélica de los Estados Unidos
frente al deseo de las naciones latinoamericanas de salir del atraso al
que fueran condenadas por tantos años de colonialismo e imperialismo.
El reto que representa la inmigración tiene orígenes profundos negados
por los discursos de los gobiernos, la crisis y agudización de las
necesidades humanas en países latinoamericanos con la implementación de
las políticas neoliberales representó la catapulta para el aumento del
número de personas que se deciden a buscar mejores condiciones en otras
latitudes, de manera especial, países como México incrementó la cantidad
de inmigrantes a los Estados Unidos por a la violencia exacerbada con
la llamada guerra contra el narcotráfico, la pauperización por el
despojo en las comunidades de sus tierras y materias primas, la
sobre-explotación de la mano de obra que se regula según la oferta y la
demanda del propio mercado capitalista, medida que igual impacta en la
cantidad de inmigrantes aceptados en el interior de la sociedad
estadounidense, además, para el caso centroamericano, los gobiernos
títeres de la región recrudecieron las condiciones infrahumanas de
muchas regiones utilizando a la migración como válvula de escape ante
posibles crisis sociales que generaran protestas y reclamos de mayor
índole. Guatemala, Honduras y El Salvador han expulsado de su patria a
miles de ciudadanos que agobiados por las condiciones de vida buscan
sobrevivir a toda costa, lo que el gobierno imperialista de Trump llama
criminales son en realidad seres humanos despojados de su dignidad y
explotados al grado máximo que ha conocido la humanidad. La pobreza que
genera los éxodos migratorios en Latinoamérica tiene profunda conexión
con los intereses de perpetua dominación de las potencias neocoloniales
del mundo.
Muros, cierres fronterizos, militarización y
criminalización, amenazas y más leyes punitivas son la respuesta de
Donald Trump ante uno de los fenómenos sociales de la historia humana
que con mayor precisión ejemplifica lo equivocadas que hasta le fecha
han resultado las políticas implementadas en la economía de los países
capitalistas del mundo y en particular de América Latina. Las
acusaciones que la Casa Blanca ha lanzado sobre los gobiernos de México,
Guatemala, El Salvador y Honduras señalándolos de no tomar medidas para
impedir el incremento migratorio, oculta el hecho de la dependencia
económica y política que en durante décadas ha caracterizado la relación
entre los países centroamericanos y los Estados Unidos. México ahora
vive una serie de reformas que pudieran llevar a replantear de manera
real y frontal la relación con la potencia imperial, parando al fin, el
sometimiento que caracterizó a los gobiernos anteriores, pero esto
requiere de la decisión de finalizar muchos de los acuerdos que
continúan beneficiando a los poderosos consorcios estadounidenses y ha
algunas empresas mexicanas, todo ello, en detrimento del bienestar
social, no alcanza para esto evadir las provocaciones de Trump sino que
es necesario responder con medidas claras y a favor de la soberanía
mexicana.
Por su parte, los tres países de Centroamérica que han
subsistido con las dadivas que Estados Unidos les da cada año, y ahora
como parte de esta nueva crisis chantajea con quitarles, requieren el
replanteamiento de su propia realidad, pero para ello los gobiernos
títeres tendrían que ceder el camino a proyectos progresistas y de
desarrollo social. La violencia imperialista se sostiene de la sumisión
económica y política que en la zona a mantenido desde tiempo atrás. La
inmigración es el parte aguas para la visibilizarían de los problemas
internos de los países dependientes en Nuestra América. La salida radica
en la reconfiguración regional ponderando el bienestar humano desde el
seno de las sociedades laceradas por el capitalismo, contra la exclusión
ancestral es tiempo de construir la unidad de los oprimidos en toda la
geografía de Nuestra América.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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