Nadie cree en las medidas que toma el Gobierno
La Arena
Entre un control de precios que nació desinflado, una imagen presidencial en picada y un establishment que aúpa a Vidal, la economía cruje fuerte otra vez. |
Las medidas de
emergencia tomadas en el marco del también programa de emergencia
acordado con el FMI fueron el centro de todos los debates y cambio de
opiniones de estos días. Medidas que no están destinadas a controlar la
inflación -que en marzo pegó un brinco más que alarmante- sino apenas a
morigerar su impacto, complementadas por retraso en los aumentos
tarifarios y planes de crédito que solo harán incrementar el nivel de
endeudamiento de los más necesitados. Medidas, hay que reconocerlo, en
las que nadie cree, o en las que nadie apuesta por su efectividad aunque
desearían que las tengan.
La mayoría del empresariado acepta
pero no comparte estas medidas. Las ven como un regreso al
intervencionismo estatal, una restricción a la economía de mercado y la
libertad de comercio. Para más el Gobierno por un DNU impuso reformas a
la Ley de Lealtad Comercial (de tiempos de la dictadura) que establecen
mayores controles en el comercio, penalidades económicas y diversas
sanciones. Todo para garantizar el «acuerdo de caballeros» pero en
contra del relato oficial.
Por necesidad
Los
consumidores desconfían del congelamiento, precios fijos o como se los
quiera llamar, en el que ven una suerte de trampa. Porque este
congelamiento fue precedido de aumentos de precios en los productos
ahora llamados esenciales, y el Gobierno convalidó esos aumentos. Al
mismo tiempo saben que se mantiene el programa de precios cuidados, pero
que este vence en mayo y habrá nuevos aumentos para los más de 500
productos, que lo componen, excluidos los esenciales.
Una mirada
más profunda permitiría ver una maniobra del Gobierno (con acuerdo del
empresariado) para adelantar la inflación. Que resulte más fuerte ahora y
más suave en los meses previos a las elecciones. En síntesis no lo
hacen por convicción sino por necesidad, no pensando en los consumidores
y los más necesitados, sino en la caída de las encuestas y en los
votantes.
Los rumores se sustentan en la fragilidad de la
situación económica pero fueron disparados por los resultados de una
inesperada encuesta -se dice que de la encuestadora preferida de la Casa
Rosada- que da como ganadora en segunda vuelta a CFK por un holgado
margen de nueve puntos. Otras indagaciones del momento también dan
ganadora a la expresidenta pero por márgenes menores. El rumor no se
hizo esperar, Mauricio Macri se bajaba de su candidatura para dar lugar
al Plan V, esto es María Eugenia Vidal candidata presidencial por
Cambiemos. Ya pasó otras veces en los últimos meses, pero esta vez fue
tan fuerte que no bien regresó de sus cortas vacaciones pascuenses el
presidente convocó a los empresarios que ingresaron al programa de
precios congelados para ajustar detalles y comprometerlos en su
cumplimiento pero también para confirmarles, una vez más, que era
candidato, que no se bajaba y comentarles una nueva encuesta que arroja
resultados similares a los del 2015, cuando resultó electo.
Incapacidad
Tanto
las encuestas como los focus groups dan cuenta que la principal causa
de la caída en la intención de voto de Macri (y su contrapartida, el
ascenso de CFK) es la ausencia de un liderazgo fuerte a tono con la
crisis y la manifiesta incapacidad de gestión del equipo de Gobierno,
que no puede recuperar la economía, que no logra controlar la inflación,
que cada tanto el dólar se le escapa…
En el establishment
preocupa que, según resulte la compulsa de las PASO, una nueva corrida
cambiaria termine desmadrando todo, además temen que un éxito electoral
del kirschnerismo dé por tierra con las reformas pro-mercado impulsadas
por el Gobierno. Así las cosas el sector que aglutina a la banca, las
petroleras, las empresas de servicios públicos privatizados, los
exportadores de servicios y el sector más concentrado de la
agroindustria se debaten entre sostener la continuidad de Macri o la
alternativa del Plan V. Esto quedó registrado en la forma que más de 350
empresarios recibieron alborozados a Vidal en la cena del Cicyp este
martes. Allí la gobernadora tuvo que reafirmar que no será candidata a
la presidencia. Mientras tanto los grandes industriales, el comercio, la
patria contratista, los sindicatos tradicionales ven en la figura de
Roberto Lavagna la posibilidad de una candidatura que amalgame un
programa más industrialista, más mercado internista que pueda contener
las demandas sociales y lograr consenso para las reformas que el capital
necesita, incluso se especula con una interna Lavagna-Vidal. Todos
perciben que el impulso de Macri está agotado, por el contrario
Vidal-Lavagna todavía pueden vender futuro. De todas maneras todo está
atado al dólar y se definirá en los próximos dos meses.
Imagen en picada
Son
estas variantes sustentadas en que la imagen presidencial se derrumba
al ritmo de la inflación y el riesgo país, las que empujan los debates
al interior de Cambiemos, especialmente en la UCR, que también se
filtran en Alternativa Federal mientras que CFK crece en las encuestas
sin ser todavía candidata.
Más allá de estas especulaciones y
alquimias políticas la crisis sigue su curso. La caída de la economía no
se detiene, el riego país volvió a subir y bate récords; el índice de
precios mayoristas dado a conocer esta semana indica que la inflación no
cederá en el corto plazo, mientras la desocupación va en ascenso.
Ninguno de los candidatos o precandidatos arriesga a decir cómo
resolverá la crisis, por ahora solo importan los votos, luego se verá.
La desconfianza de los mercados se generaliza.
El destino de los argentinos no parece que caerá en buenas manos.
Eduardo Lucita. Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).
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