▲ Un calvario viven a diario miles de migrantes centroamericanos a su paso por territorio mexicano.
Ciudad Juárez, Chih., Dos veces al día, funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM) reciben la llamada del otro lado del puente internacional Paso del Norte. Su contraparte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza da la indicación: manda cinco, manda 30, según sea el caso. Elementos del Grupo Beta, acompañados de funcionarios del ayuntamiento y del gobierno estatal, se plantan frente a decenas de migrantes que esperan, informan cuántos podrán cruzar el puente para solicitar asilo en el otro lado y luego acompañan a los afortunados y, lista en mano, los entregan a los agentes de Estados Unidos (EU) a mitad del puente.
La tarde que La Jornada atestigua la escena, sólo hay seis afortunados: una madre guatemalteca con sus tres menores y otra mexicana, de Chilpancingo, con una niña en brazos. El resto, dos centenares de cubanos que esperan desde hace varias semanas y se van con las cabezas gachas una vez que les informan que han de esperar un día más. Algunos se quedan a lanzar maldiciones caribeñas, pero se cansan pronto y se marchan.
Desde el sexenio anterior, México ha negado que haya aceptado que su territorio sea tercer país seguro, un eufemismo para nombrar el hecho de que quienes solicitan asilo en EU puedan permanecer en otro país en tanto se resuelve su caso. En estos días la diplomacia mexicana volvió a rechazar la especie, ahora en Ginebra, donde la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Martha Delgado, reiteró que la decisión de México es proteger a los migrantes y que no hay tal acuerdo ni planes para firmarlo en el futuro.
Lo que existe, más allá de esa discusión, es una decisión de EU de dificultar al extremo el ingreso de solicitantes de asilo a su territorio, luego de que en meses anteriores se registraron algunos intentos de ingreso en grupo. De este lado, la decisión es ofrecer ayuda a los migrantes y colaborar con autoridades estadunidenses al punto de llevar a los migrantes a la mitad del puente, en grupos pequeños, en el número que dicen del otro lado que pueden atender en los dos turnos diarios.
El mecanismo de tercer país seguro permite disminuir el número de refugiados y solicitantes de asilo en el territorio del Estado que reconoce al otro como seguro y es un arreglo que puede ser formal o bien sólo una serie de prácticas acordadas, define un informe del Programa de las Américas. Acuerdos de este tipo han sido empleados por la Unión Europea (1990) y existen también entre EU y Canadá (2004). Se trata de un mecanismo que se usa en varios países del primer mundo que externalizan así sus fronteras, pues el reconocimiento de un tercer país seguro permite que las personas que huyen no lleguen hasta su territorio. Se suele justificar con el argumento de que si la gente huye, no tendría por qué irse más allá del primer país seguro que cruzó en su camino. Usualmente, el arreglo incluye una compensación económica al tercer país seguro.
Los afortunados
El reportero de la televisión brasileña que ha seguido a la familia guatemalteca grita a la distancia: ¡Lucía! Luego suspira porque su camarógrafo logró la toma de la mujer agitando el brazo en señal de despedida, debajo de dos banderas mexicanas y dos gringas y en el merito puente Paso del Norte. Detrás de la familia guatemalteca va una mujer menudita con una niña en brazos. Es mexicana, de Chilpancingo. Algo dice del miedo que la trajo hasta acá y luego calla.
La alegría podría ser efímera. El gobierno de Donald Trump ha enfrentado en los tribunales el tradicional derecho de asilo y el magnate ha dicho insistentemente que su país está lleno y que seguirá devolviendo a México a los solicitantes de asilo de Guatemala, Honduras y El Salvador.
Sólo entre el 16 y el 22 de abril EU devolvió a 360 migrantes por uno de los puentes de Ciudad Juárez, parte de los casi 2 mil que ha regresado a territorio mexicano desde finales de enero.
Por esos mismos días, según autoridades del gobierno estatal, se registró un flujo inusual de migrantes que llegaron a esta ciudad fronteriza: 250 por día durante toda la Semana Santa, en contraste con los 50 diarios que registraron en los últimos meses del año pasado.
En una de las paredes del Centro de Atención Integral al Migrante, ubicado a unos pasos del puente internacional, todos los días se renueva una cartulina donde se informa el número de solicitantes que han sido atendidos del otro lado.
En números gruesos, han sido llamados para presentar su solicitud de asilo unos 8 mil migrantes, y 4 mil 700 esperan turno. La mayoría (95 por ciento) es de nacionalidad cubana. Pero, ojo, estos números sólo corresponden a los migrantes que deciden esperar y ponerse en manos de las autoridades mexicanas, puesto que un número indeterminado opta por cruzar la frontera, por el puente u otro punto cercano, y entregarse a las autoridades de EU.
El jueves la cartulina informaba que el último número ingresado, por la mañana, fue el 8 mil 31, aunque también aclaraba que faltaban otros números por ingresar. Cada número, una vida.
Foto Alfredo Domínguez
Arturo Cano
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 26 de abril de 2019, p. 7
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