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miércoles, 22 de agosto de 2018

El pueblo oriental ha decidido plantear pelea al Acuerdo entre Gobierno y UPM

Uruguay



Marcelo Marchese
Rebelión

Una ola viene creciendo en todo el país: la campaña de peticiones para que el gobierno desista del acuerdo monstruoso con UPM. El 24 de Agosto, de 11 a 13 horas en la Torre Ejecutiva, presentaremos la primera tanda de peticiones firmadas y haremos el primer conteo de fuerzas.

En las charlas que un conjunto de ciudadanos venimos dando en toda la República y en los artículos, entrevistas y videos que hemos generado y que se pueden ver en el grupo de facebook UPM2 NO, se dan una variedad de motivos para impedir que se lleve a cabo este “contrato” llevado a cabo de espaldas al país para perjuicio del país. Lo curioso es que con uno sólo de esos motivos alcanza para desistir de un “contrato” que nuestros gobernantes han firmado a nuestro nombre.

Veamos algunos ejemplos. Ningún productor rural bajo ninguna circunstancia y ni siquiera en un año de sequía, puede bombear agua del Río Negro para dar de beber a su ganado o regar sus cultivos. Esa agua la administra la UTE para la producción de energía. Bien, mientras nuestra gente debe dedicarse a ver cómo muere su ganado o se achicharran sus cultivos, a la trasnacional se le entregarán gratuitamente, 125 millones de litros de agua por día, agua que en gran parte devolverá “enriquecida” a un río ya contaminado.

Tenemos un superávit de energía eléctrica, sea producida por molinos de viento o represas. Tal superávit lleva a detener en ocasiones las aspas de los molinos o las turbinas de las represas, pues la energía eléctrica no se puede acumular y debe ponerse en línea. Tenemos suficiente energía como para exportarla, de hecho, según la ministra, desde hace años le exportamos a la Argentina un 10% de la energía eléctrica que producimos. Sin embargo, le aseguramos a UPM que le compraremos el 100% de la energía que produzca y le sobre, y además, se la compraremos por al menos 20 años a un precio bastante elevado y prefijado. Imagine el lector que, inversamente, la UTE le asegure, a un precio bastante disminuido, su factura por al menos 20 años. Parece en verdad una cosa aberrante, pero sigamos.

Cada vez que se pide más dinero para una educación pública que viene en picada, o para el sistema de salud lamentable o para aliviar a los productores nacionales, el dinero no existe pues ese gasto aumentaría nuestro déficit fiscal, pero a la hora de “invertir” en el proyecto UPM, como por arte de magia aparecen más de dos mil millones de dólares que nos exigirá la instalación de una nueva planta de celulosa, la que generará a la trasnacional un promedio de 800 millones de dólares anuales de ganancia sin aportar un centavo en impuestos.

“Invertiremos” lo mismo que ellos invertirán, o mucho más, pero a nuestros gobernantes no se les ocurrió, cuando fueron a pedir audiencia a Finlandia, exigir un 50% de las acciones.

Sin embargo, esta nueva planta no nos conviene ni aunque tuviéramos el 50% de las acciones que nadie exigió cuando se presentó por dos veces de rodillas. Para dar un dato ilustrativo, en Paysandú, en tierras compradas para forestar, se encontraban incluidos 85 cascos de estancia que, para no complicar la existencia, es decir, la producción de eucaliptos, fueron demolidos. No se elimina sólo una construcción social, como eran esos cascos de estancia, sino que al mismo tiempo se eliminan las pruebas del desastre que genera en nuestra economía y nuestra cultura, el modelo que se viene imponiendo desde hace decenios con el concurso de todo el sistema político.

Tendríamos cientos de argumentos parecidos a estos, que refieren a los planes de estudio de nuestra enseñanza que escribirá no el CODICEN, sino UPM, las leyes laborales que no discutirá el Parlamento, sino que decretará UPM, o el estrago en nuestra tierra, nuestra agua, nuestra economía, nuestra cultura y nuestra salud. Le proponemos al lector que saque sus propias conclusiones leyendo el contrato ROU UPM, un contrato que es la mayor entrega de soberanía en toda la historia del país y cuya firma por parte de nuestros gobernantes, lleva a que le asalten unas sospechas a la gente.

La gente no puede afirmar nada sin pruebas en la mano, pero tiene el derecho de preguntarse en voz alta, pues la inteligencia tiende a buscar respuestas, si habida cuenta del encarcelamiento de Lula y demás, y habida cuenta de los cuadernos K, y habida cuenta de los sonados casos de corrupción en nuestro país, si habida cuenta de todo eso, no sería plausible al menos considerar, a modo meramente imaginativo, que tal vez fuera posible que acaso existiera, algún motivo ruin detrás de la firma de este contrato despreciable.

El 25 de agosto nuestros gobernantes se llenarán la boca con la palabra “Independencia”, mientras la mitad de nuestra tierra se encuentra en manos de trasnacionales que se han apoderado de la mayoría de los frigoríficos, acaparan la exportación de soja, la elaboración de bebidas, las grandes superficies comerciales, el procesamiento del arroz y la madera y conquistan cada día nuevos espacios en la banca en perjuicio del Banco República.

El 25 de agosto nuestros gobernantes se llenarán la boca con la palabra “Independencia”, mientras la deserción estudiantil aumenta, el nivel de la enseñanza pública desciende, los delincuentes dominan barrios enteros, se elabora un nuevo Código de Proceso Penal traído del extranjero y nuestra gente sigue siendo expulsada del campo como resultado de una política económica antinacional.

El 25 de agosto nuestros gobernantes se llenarán la boca con la palabra “Independencia”, mientras se firman acuerdos secretos con las trasnacionales, se las exonera de impuestos, se pacta una paz sindical a su medida, se transforman nuestros planes de estudio, nos sometemos a tribunales internacionales dominados por ellas y lanzamos decretos que impiden que los investigadores de nuestra Universidad, informen a la población sobre los daños que se generan a nuestra economía y nuestra salud.

Desde hace demasiado tiempo se viene prostituyendo la palabra “Independencia”, como para que los ciudadanos seamos cómplices de un uso propagandístico, con el deliberado objetivo de encubrir una operación que lleva a cabo precisamente lo contrario de lo que se proclama.

Por eso, el 24 de agosto, llueva o truene, un conjunto de ciudadanos presentaremos en la Torre Ejecutiva la primera tanda de peticiones para desistir de este contrato funesto, y esperamos que esta tanda de peticiones sólo sea una muestra de lo que se avecina.

El 24 de Agosto, fecha que de ahora en más será llamada Víspera de la Independencia, le diremos a los señores del gobierno, y le diremos también a nuestros ríos, a nuestros montes, a nuestras cuchillas y a toda esa pradera que se derrama hasta Montevideo, que el pueblo oriental ha decidido plantearle pelea a UPM.

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