El mensaje insuficiente: víctima
No supimos estar donde teníamos que estar, reconoce en carta dirigida al pueblo de Dios
▲ El papa Francisco emite un discurso relativo a la fe, antes del rezo del Ángelus, el pasado domingo en el Vaticano.
El papa Francisco pidió perdón hoy por los escándalos de abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia católica y admitió que el dolor de las víctimas durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado, en una carta abierta que publicó ayer la Santa Sede.
Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. No cuidamos de los más pequeños, los abandonamos, afirma el pontífice en la misiva dirigida al pueblo de Dios. Mirando hacia el pasado, ningún esfuerzo por rogar perdón y por buscar reparar el daño hecho será jamás suficiente. Mirando hacia el futuro, no debemos escatimar esfuerzos en crear una cultura capaz de prevenir que estas situaciones sucedan, pero también prevenir la posibilidad de que se las encubra y perpetúe, indica.
Destaca la relevancia de admitir y condenar los hechos. Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables, agregó. El pontífice señaló que se está aplicando tolerancia cero en esta materia y que se está trabajando para que tengan que rendir cuentas quienes realicen o encubran estos delitos. El portavoz del Vaticano, Greg Burke, destacó la importancia de que el pontífice se refiera a los abusos como crimen, no sólo pecado. El Papa dice que se necesita urgentemente que los culpables rindan cuentas, no sólo los que cometieron aquellos crímenes, sino también aquellos que los encubrieron, lo cual en muchos casos incluye a los obispos, enfatizó Burke. La carta dirigida a los mil 300 millones de fieles en el mundo, es un documento que rara vez se emplea. Se publica días después de que saliera a la luz un informe de un gran jurado en Pensilvania que revela los nombres de más de 300 sacerdotes que abusaron de menores en esa entidad estadunidense. Se estima que las víctimas rondan el millar de personas. Los grandes jurados no determinan la culpabilidad o la inocencia, sino que deciden si hay evidencias suficientes para iniciar un juicio.
El Vaticano dijo la semana pasada que sentía vergüenza y dolor por lo ocurrido. Este lunes el Papa insistió en la carta: Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos.
Francisco viajará el sábado a Irlanda, donde también hubo casos de abusos a menores por curas. El arzobispo Eamon Martin, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos Irlandeses, dijo que el pontífice se reunirá con víctimas de abusos.
No estoy seguro de cuáles serán sus palabras y ni de que los sobrevivientes quieran una simple disculpa, dijo Martin a la BBC. “Si se disculpa, tiene que ser algo más que un ‘lo sentimos’”, señaló.
Colm O’Gorman, sobreviviente irlandés de abusos eclesiales que fundó One in Four, el principal grupo de supervivientes de Irlanda, expuso que Francisco ofreció un lenguaje mucho más fuerte que el usado hasta ahora.
En Twitter, O’Gorman escribió que el Papa ruega por el perdón, pero sigue sin admitir que hubo una política deliberada de encubrimiento diseñada e implementada por el Vaticano.
El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, quien lideró la investigación del gran jurado, elogió la carta papal por poner el foco en las víctimas. Como menciona en su carta, las acciones y sanciones para proteger a los niños y hacer responsables a los abusadores y aquellos que los encubrieron fueron postergadas, dijo.
Espero que, siguiendo las palabras y enseñanzas del santo padre, los líderes de la Iglesia en Pensilvania cesen con sus negaciones y evasiones y apoyen ahora completamente las recomendaciones del gran jurado, de modo que los supervivientes tengan la oportunidad de obtener justicia y asegurar que este tipo de abusos tan extendidos y encubrimientos no vuelvan a suceder jamás. La Iglesia católica es acusada desde hace décadas de no castigar a los curas pederastas y de ocultar sus crímenes. Al igual que su predecesor, Francisco prometió tolerancia cero en este asunto. En enero, el Papa fue acusado de insensibilidad después de insistir durante una visita a Chile en que las víctimas no tenían pruebas de que el obispo Juan Barros había encubierto los abusos del sacerdote Fernando Karadima.
Finalmente, Francisco pidió perdón por sus declaraciones y mantuvo reuniones privadas con las víctimas en el Vaticano. Además, aceptó la renuncia de cinco de los 33 obispos que forman la Conferencia Episcopal de Chile por el encubrimiento de casos de abusos contra menores. Según el experto en asuntos eclesiásticos John L. Allen, editor de la web especializada Crux.com, la Iglesia tiene un problema estructural a la hora de abordar el encubrimiento de las acusaciones.
Hace 16 años que la primera crisis estalló en Estados Unidos, casi 10 desde lo ocurrido en Irlanda, y ahora más cinco desde que Francisco fue elegido y la Iglesia católica todavía no tiene un proceso transparente, creíble para tratar asuntos cuando un obispo no es acusado directamente de haber cometido un abuso, sino de encubrir los crímenes de otra persona, señaló John L. Allen en un artículo el domingo
Foto Afp
Dpa
Periódico La Jornada
Martes 21 de agosto de 2018, p. 30
Ciudad del Vaticano
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