El presidente argentino, Mauricio Macri, enfrentará la semana
más difícil de su gestión, con la paralización del inicio de clases por
una huelga nacional docente de 48 horas y una movilización obrera en
protesta contra sus políticas económicas y de ajuste que promete
desembocar en la primera huelga general de su mandato.
“Hay actitudes y cuestiones” que “emparentan más este accionar del
gobierno, a un gobierno autoritario que a un gobierno democrático”, dijo
Roberto Baradel, líder del Sindicato Único de Trabajadores de la
Educación de Buenos Aires (Suteba), la cara más visible de la huelga
docente.
El paro abarcará todos los niveles de la enseñanza, ya sea pública o
privada. Este lunes, además, los docentes se movilizarán al Congreso a
reclamar ante las autoridades legislativas. Se estima que unos 4,4
millones de niños no tendrán clases en los niveles primario y
secundario.
Los docentes reclaman un aumento salarial de 35% este año. El
gobierno no convocó a una “paritaria nacional” (negociaciones
colectivas) como sucedió en los últimos años y fijó unilateralmente un
piso de incremento de 18%, el índice de inflación oficial proyectado
para 2017 que los gremios rechazan de manera tajante. El año pasado el
ejecutivo pautó un índice inflacionario de 25%, pero la cifra superó
largamente el 40%. Los docentes tuvieron en 2016 una recomposición
salarial de 34%.
Los maestros rechazaron el aumento y ratificaron el paro para este
lunes y martes. Entonces el gobierno convocó a negociaciones el viernes
pasado en el último intento para evitar la medida. La oferta de la
gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, fue
adicionar una suma fija de entre 800 y 2.000 pesos según el cargo (de $
50 a $ 125). Allí habita un tercio de la población del país.
“La propuesta fue vergonzosa. La rechazamos de plano. Lejos de
resolver el conflicto, el gobierno de María Eugenia Vidal defraudó a la
sociedad y actuó de mala fe. No habrá clases en todo el país, la medida
es nacional”, sostuvo Baradel.
Pero las cosas son más complejas. Baradel fue amenazado de muerte y
también su familia a raíz de la huelga. En su reciente exposición en el
Congreso para inaugurar el período de sesiones ordinarias, Macri
minimizó la situación.
“No creo que Baradel necesite que nadie lo cuide”, sostuvo. Ese mismo
día una carta anónima llegó a su gremio (Suteba): “Da marcha atrás con
el paro antes del lunes o uno de tus hijos aparecerá muerto”, decía.
Baradel es el principal vocero de la lucha docente, a la que se
adhirieron todos los gremios con representación nacional. Desde el
gobierno “plantean una guerra, no una paritaria. En una guerra, el
objetivo es exterminar a su enemigo. Como saben que no tenemos precio,
que no nos pueden comprar, que seguiremos peleando y no nos callarán,
intentan por este lado”, sostuvo.
Y prosiguió: “he pasado muchas discusiones, pero jamás viví una cosa
de estas características. Compañeros, que son más grandes que yo,
recuerdan la dictadura militar, porque hay actitudes y cuestiones que
las emparentan. Se emparenta más a un gobierno autoritario que a un
gobierno democrático”, enfatizó.
Desde el gobierno, la vicepresidenta Gabriela Michetti respondió: “el
paro tiene motivaciones políticas que van más allá de lo salarial y una
situación que en algún punto es irracional”. Las autoridades además
avalaron una campaña impulsada por un espía del Batallón 601 del
Ejército durante la dictadura y actual militante oficialista para
convocar a “voluntarios” que reemplacen a los docentes en huelga. Su
utilización, según fuentes de la Casa Rosada, será limitada.
Pero el conflicto docente no será el único que pondrá contra las
cuerdas al gobierno de Macri. Mañana la Confederación General del
Trabajo (CGT) convocó a una marcha ante el Ministerio de la Producción
que promete ser masiva. Allí la cúpula gremial anunciaría el primer paro
general contra Macri, a más tardar, para la primera quincena de abril.
Macri está frente a “un fuerte desafío social para el gobierno, por
la acumulación de movilizaciones y protestas. La CGT protesta contra la
política económica (ajuste, importaciones, despidos, etc.) que tiene la
adhesión de todos los sectores del peronismo, el resto de centrales
sindicales, movimientos sociales, la pequeña empresa y las economías
regionales”, graficó el analista político Rosendo Fraga, titular del
centro de estudios Nueva Mayoría.
El gobierno insiste en que las cosas marchan mejor y que las medidas
buscan medir fuerzas en un año electoral. Incluso, el ministro de
Economía, Nicolás Dujovne, anunció el fin de la recesión. Pero Fraga
descree de esta visión: “en realidad la economía está cayendo menos” y
el gobierno “corre el riesgo de chocar con una percepción social
diferente, tras cinco trimestres de recesión”, concluyó.
Marcelo Izquierdo | El Telégrafo
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