“Aquí
es muy fácil que a uno lo maten. El coste que pagamos es muy alto. Pero
lo más importante es que tenemos una fuerza que viene de nuestros
ancestros, herencia de miles de años. Ese es nuestro alimento y nuestra
convicción a la hora de luchar”.
Berta Cáceres
En
el 12º Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios “Berta
Cáceres Vive”, La Habana del 10 al 13 de enero de 2017, entre los
invitados asistentes estaba Gustavo Castro, fundador de la asociación
“Otros Mundos A.C. Chiapas”, único testigo del vil homicidio de la
luchadora indígena Berta Cáceres.
“Desde el primer momento que
conocí a Berta en Chiapas, en el 1999, recuerdo a una mujer incansable,
inquebrantable, de quien yo aprendí mucho. Ella siempre mantenía la
esperanza, la resistencia, estaba convencida de que había que buscar
otro mundo donde quepan todos y todas. Pero el sistema capitalista no
acepta eso… desde el momento que entraron los sicarios, sentí que no
podía hacer nada y tenía ese dolor, ese sentido de culpa, pero después
un compañero en Honduras me dijo ‘Gustavo, tranquillo, Berta te eligió
para que pudiera denunciarlo, para que siga su lucha y porque su grito
no quede enterrado’. Pero ahora sé que no solo me escogió a mí, nos
escogió a todas y todos, porque Berta vive en todas las luchas, Berta se
sembró y se multiplicó”.
En la conferencia de prensa que Gustavo
concedió con dos de las hijas de Berta Cáceres, Berta y Laura Zúñiga,
denunció el extractivismo depredador, muy presente en Mesoamérica, donde
tratados de libre comercio obligan a los gobiernos modificar sus leyes
para permitir a las transnacionales que se lo lleven todo. En Honduras,
por hacer un ejemplo, hasta el 40% del territorio está comprometido por
las concesiones mineras. Siempre por estos tratados asesinos de libre
comercio, si por las protestas no se pueden lograr los proyectos, los
estados deben pagar a las trasnacionales multas millonarias. Así de
sencillo: para los gobiernos es más fácil y más económico asesinar o
criminalizar los líderes de los movimientos sociales, con total
impunidad.
En el caso específico de Honduras, el 90-95 % de los
crímenes quedan impunes y no se investigan, además, el expediente del
caso de Berta se mantiene secreto y hasta los abogados no tienen acceso a
todos los documentos. Para colmo, la autoridad jurídica se inventó un
auto robo para hacer desaparecer el testimonio de Gustavo, que asegura
que hasta el fin del 2016, ninguno de los acusados fue el ejecutor
material del asesinado. Gustavo también en diciembre denunció al
gobierno de Honduras en la Comisión Interamericana de los Derechos
Humanos (CIDH) por el maltrato sufrido después del asesinado de Berta,
cuando llegaron a secuestrarlo, sin permitirle regresar a México. Por
todo eso preguntamos a Gustavo, como Cubainformación, cómo se está
protegiendo, qué consejo puede dar a otros líderes de los movimientos
sociales para salvarse de las agresiones de los gorilas.
“Como ya
dije en la conferencia de prensa, en América Latina, por culpa de los
tratados de libre comercio aumentará en manera vertiginosa la
criminalización de los líderes de los movimientos, porque es más barato
criminalizar o matar que pagar deudas. Hoy en día las más golpeadas son
las mujeres, que están al frente de muchísimas resistencias. A los
gobiernos ya no les importa si tienen impuestas las medidas cautelares
de la CIDH, como la tenía Berta; además, son medidas emitidas por el
mismo estado que está asesinando. Es totalmente horrible, absurdo.
Tampoco los Premios Goldman sirven, por el contrario, los y las
premiados y premiadas son l@s primer@s en ser perseguid@s”.
“Nosotros,
los luchadores, sabemos que si no abandonamos la lucha y no salimos de
nuestros países y el poder decide ir por ti, será solo cuestión de
suerte. Lo de Bertita estaba planeado hacía tiempo, incluso, se había
pagado con muchos meses de antelación. Le propuse venir a descansar un
tiempo en Chiapas, pero ella no quiso, no podía aceptar dormir
tranquilla mientras iban a seguir matando a su pueblo lenca. Es una
cuestión de ética, de dignidad, de coherencia. ¿Entonces, qué? Sabemos
lo pesado que es tener medidas cautelares con la policía metida en tu
casa todo el tiempo, que supuestamente te está protegiendo, cuando en
realidad te están vigilando y controlando. Es urgente generar otros
mecanismos colectivos para cuidarnos, porque somos muy indisciplinados.
Es súper agotador cambiar rutina continuamente, cambiar el celular,
cambiar casa, escribir encriptado. Yo mismo estoy cansado, llega un
momento que pierdes el miedo y aceptas que pueden matarte en cualquier
momento”.
“Un ejemplo de criminalización de los movimientos son
los cambios de las leyes que pueden acusarlos de terrorismo si deciden
un bloqueo de las carreteras, si paran un proyecto minero es secuestro
de la sociedad y se está cometiendo un crimen de delincuencia organizada
donde los líderes pueden “ganarse” hasta 90 años de cárcel. Por eso
tenemos que encontrar una nueva estrategia de resistencia, tenemos que
ser astutos, hábiles, cometer menos imprudencias, porque el marco ha
sido modificado y no podemos permitirnos de morir o de ir presos, porque
el movimiento después se viene abajo”.
Queda claro que la
denuncia internacional es fundamental en todos los casos. No se puede
permitir que el asesinato de Berta caiga en el olvido. Hay que
exigir una comisión internacional independiente reconocida por el
estado de Honduras que investigue el caso; y como dijo Gustavo: “En toda
América Latina hay mucha gente en defensa de sus territorios, su lucha
no es por ellos, es por el beneficio de todos. Por eso la solidaridad
debe ser general para todos, porque al final de cuentas es un beneficio
común, aunque sólo algunos pongan el pellejo. La gente está defendiendo
la salud, el agua, los territorios, la vida. La responsabilidad es
pareja. Tiene que ser global, ¡ya no tenemos tiempo!, como decía Berta.
No podemos hacer como que no pasa nada, ocultar la realidad, hacernos de
los ojos que no ven. ¡La lucha es de todos!”.
Ida Garberi. Corresponsal en Cuba de Cubainformación
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