08 de febrero de 2013, 11:06Ottawa,
8 feb (PL) El ministro canadiense de Asuntos Exteriores, John Baird,
viajó hoy a Estados Unidos para conversar con el nuevo secretario de
Estado, John Kerry, sobre el polémico oleoducto Keystone, pendiente de
aprgton.
Escrito por Yolaidy Martinez Ruiz
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Baird es el primer
dignatario extranjero que recibirá el jefe de la diplomacia
estadounidense tras asumir el cargo la semana pasada.
Su agenda incluye temas como inversión, medioambiente y la seguridad en
los cruces establecidos en la frontera común, pero sin dudas lo
relacionado con la instalación del ducto será prioritario porque
recibió luz verde para pasar por Nebraska pese al rechazo en ambos
países por el potencial riesgo ecológico.
El gobernador de ese
territorio estadounidense, Dave Heineman, aprobó una nueva ruta para
construir el canal de la empresa TransCanada y que -según él- evita la
región de Sand Hills, área ambientalmente frágil y donde radica una
importante sabana acuífera.
Por su naturaleza binacional, el
consentimiento final del proyecto en Estados Unidos requiere de un
permiso presidencial emitido por el Departamento de Estado y una
evaluación sobre el impacto ecológico.
Si se concreta, el
Keystone XL atravesaría dos provincias canadienses y seis estados
norteamericanos a fin de transportar 830 mil barriles diarios de crudo
desde Alberta -prolífera en arenas alquitranadas- hasta refinerías en
la costa del golfo de México, con capacidad para depurar el denso
bitumen.
Ambientalistas y agricultores de los dos países
denuncian que el oleoducto anclará la dependencia en los combustibles
fósiles y agravará el cambio climático porque la producción petrolera
en arenas bituminosas genera tres veces más gases de efecto invernadero
que el carburante convencional.
El visto bueno de Nebraska pone
en aprietos a la administración del presidente Barack Obama, quien en
la toma de posesión citó el tema medioambiental y la creación de
empleos entre las prioridades de su segundo mandato.
El Partido
Republicano, la industria del petróleo, algunos sindicatos y el
gobierno canadiense son los más fieles seguidores del Keystone XL y lo
defienden con el argumento de que creará 20 mil empleos en las dos
naciones, impulsará la economía nacional y aliviará la dependencia del
crudo del Medio Oriente.
Dicho proyecto está valorado en siete
mil millones de dólares y es causante de una polémica binacional desde
su anuncio a mediados de 2011. |
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