Los líderes republicanos del Senado de Estados Unidos
mantuvieron este miércoles fuertes divisiones sobre los recortes al
gasto público, calculado en 85.000 millones de dólares que, sin un
nuevo acuerdo fiscal, entrarán en vigor el próximo viernes.
En vísperas de los masivos recortes en toda la burocracia federal para el año fiscal 2013, buena parte de ellos en el área de Defensa, los republicanos sopesan a puerta cerrada alternativas que puedan llevar a votación este jueves.
Una propuesta republicana, ofrecida por los senadores Pat Toomey y Bob Corker y respaldada por su jerarquía en la Cámara Alta, mantiene ese nivel de recortes fiscales pero daría flexibilidad a la Casa Blanca sobre cómo gestionarlos.
Pero los senadores republicanos John McCain, de Arizona, y Lindsey Graham, de Carolina del Sur, se quejaron de que ese plan da flexibilidad a la Casa Blanca pero no soluciona el enorme impacto que los recortes tendrían para el Pentágono.
De hecho, el Pentágono ya ha advertido de que, si no se llega a un acuerdo para evitar los recortes fiscales, tendría que poner en marcha una cesantía laboral temporal que afectaría a unos 800.000 empleados civiles del Departamento de Defensa.
Los recortes a la defensa no sólo afectarían al sector militar sino también a toda la cadena de empresas y contratistas que dependen de contratos con el Pentágono.
Otra propuesta republicana, presentada por la senadora de Nuevo Hampshire, Kelly Ayotte, es reducir en un 10 % la fuerza laboral del Gobierno federal y eliminaría fondos por 10.000 millones de dólares para gastos de defensa.
Los demócratas, por su parte, promueven su propia alternativa de 110.000 millones de dólares que, entre otros elementos, impondría de forma escalonada un nuevo impuesto mínimo del 30 % para quienes perciben ingresos anuales superiores al millón de dólares; pondría fin a los subsidios directos para el sector agrícola y postergaría los recortes en materia de defensa.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ha dejado claro que su bancada rechazará las propuestas republicanas, si bien su oficina indicó que éste continuará las negociaciones con el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell.
La crisis actual sobre los inminentes recortes fiscales es resultado de un acuerdo pactado por el Congreso en agosto de 2011 para elevar el techo de la deuda y reducir el déficit.
El presidente Barack Obama prevé reunirse el viernes con los principales líderes demócratas y republicanos de ambas cámaras del Congreso para tratar de destrabar las negociaciones sobre un acuerdo que evite los recortes masivos.
Sería la primera reunión cara a cara entre Obama y los legisladores sobre este asunto en lo que va de año, aunque ya han mantenido contacto telefónico.
Por ahora, no hay visos de solución, ya que los demócratas insisten en aumentar los impuestos a los más ricos y los republicanos se resisten a esa idea.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reiteró hoy el deseo de la Administración de aportar a la reunión del próximo viernes una “respuesta equilibrada” para resolver la situación actual.
En vísperas de los masivos recortes en toda la burocracia federal para el año fiscal 2013, buena parte de ellos en el área de Defensa, los republicanos sopesan a puerta cerrada alternativas que puedan llevar a votación este jueves.
Una propuesta republicana, ofrecida por los senadores Pat Toomey y Bob Corker y respaldada por su jerarquía en la Cámara Alta, mantiene ese nivel de recortes fiscales pero daría flexibilidad a la Casa Blanca sobre cómo gestionarlos.
Pero los senadores republicanos John McCain, de Arizona, y Lindsey Graham, de Carolina del Sur, se quejaron de que ese plan da flexibilidad a la Casa Blanca pero no soluciona el enorme impacto que los recortes tendrían para el Pentágono.
De hecho, el Pentágono ya ha advertido de que, si no se llega a un acuerdo para evitar los recortes fiscales, tendría que poner en marcha una cesantía laboral temporal que afectaría a unos 800.000 empleados civiles del Departamento de Defensa.
Los recortes a la defensa no sólo afectarían al sector militar sino también a toda la cadena de empresas y contratistas que dependen de contratos con el Pentágono.
Otra propuesta republicana, presentada por la senadora de Nuevo Hampshire, Kelly Ayotte, es reducir en un 10 % la fuerza laboral del Gobierno federal y eliminaría fondos por 10.000 millones de dólares para gastos de defensa.
Los demócratas, por su parte, promueven su propia alternativa de 110.000 millones de dólares que, entre otros elementos, impondría de forma escalonada un nuevo impuesto mínimo del 30 % para quienes perciben ingresos anuales superiores al millón de dólares; pondría fin a los subsidios directos para el sector agrícola y postergaría los recortes en materia de defensa.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ha dejado claro que su bancada rechazará las propuestas republicanas, si bien su oficina indicó que éste continuará las negociaciones con el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell.
La crisis actual sobre los inminentes recortes fiscales es resultado de un acuerdo pactado por el Congreso en agosto de 2011 para elevar el techo de la deuda y reducir el déficit.
El presidente Barack Obama prevé reunirse el viernes con los principales líderes demócratas y republicanos de ambas cámaras del Congreso para tratar de destrabar las negociaciones sobre un acuerdo que evite los recortes masivos.
Sería la primera reunión cara a cara entre Obama y los legisladores sobre este asunto en lo que va de año, aunque ya han mantenido contacto telefónico.
Por ahora, no hay visos de solución, ya que los demócratas insisten en aumentar los impuestos a los más ricos y los republicanos se resisten a esa idea.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reiteró hoy el deseo de la Administración de aportar a la reunión del próximo viernes una “respuesta equilibrada” para resolver la situación actual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario