Por Jorge V. Jaime*
La
Habana (PL) Las elecciones generales de 2012 en Estados Unidos
concluyeron con una noticia anticipada -la reelección de Barack Obama-
y una tendencia sorpresa que acarreó puntos negativos para el
conservadurismo republicano y marcó el despunte de un llamado
liberalismo social. Después de unos días de recuentos y rebusques,
se confirmó que la victoria del mandatario demócrata fue contundente
con 126 votos electorales más que Mitt Romney, cuatro millones de
sufragios populares de ventaja, y triunfos en ocho de los nueve estados
pendulares.
Fueron los comicios más caros en la historia del norteño país, con dos
mil millones de dólares gastados en todo el curso del espectáculo
político, que computó un valor de 17,11 dólares por cada voto. Pese a
eso, 13 millones de electores decidieron no acudir a las urnas.
Los resultados del 6 de noviembre entregaron un nuevo periodo de cuatro
años al gobernante afroamericano, quien ahora permanecerá en la Casa
Blanca hasta el 2017, y además dejaron entrever cierta predisposición
demográfica en contra de conceptos conservadores.
Dos fuertes
candidatos de la organización ortodoxa Tea Party anotaron derrotas el
primer martes de noviembre, cuatro estados suscribieron enmiendas en
favor de los matrimonios de igual sexo, y tres territorios
norteamericanos favorecieron el consumo de marihuana.
Estos
hechos representaron un gran cambio en la sociedad estadounidense, al
parecer no previsto por la campaña republicana. La evolución en la
opinión pública fue inducida por una masiva influencia de votantes
jóvenes, comentó el analista político Eric Wright.
El Partido
del Té vio esfumarse dos de sus apuestas para el Congreso. Después de
servir un término, el representante Allen West perdió otra oportunidad
en Florida, y en Indiana el senador Richard Mourdock mordió el polvo
luego de difundir comentarios desafortunados sobre el aborto.
La congresista y excandidata presidencial Michele Bachmann, una de las
caras más visibles por la derecha religiosa, ganó en su distrito con un
exiguo margen de solo uno por ciento.
Observamos una nítida
manifestación de lo que podemos denominar liberalismo social y a través
del país vimos que un combo de creencias progresistas colocó un freno
al añejo conservadurismo de los neodixies (sureños), acotó la
politóloga Jeannie
Baeuffer.
Voces influyentes dentro
del Partido Republicano culparon a la inconstancia ideológica de Romney
por el cuadro general de pérdidas -los demócratas también triunfaron en
el Senado-, e instaron a ordenar filas y recalibrar programas de cara a
2014 y 2016.
En una jornada antecedida por los coletazos del
huracán Sandy, Estados Unidos vivió igualmente elecciones salpicadas
por irregularidades, aguaceros, denuncias, disfunciones electrónicas y
largas filas de votantes en los centros de consultas. Autoridades
supervisoras reportaron problemas en el proceso nacional desde varios
territorios, con mayor relevancia de irregularidades en Pennsylvania,
Ohio y Florida, estado que casi dos semanas después del cierre de urnas
aún recontaba papeletas protestadas.
Miembros de la Coalición
Cívica de Protección Electoral informaron que luego de ocho horas de
abiertas las urnas habían recibido 35 mil llamadas de quejas por parte
de ciudadanos que asistieron al evento político en los 50 estados y el
Distrito de Columbia.
En Philadelphia, un fuerte bastión
demócrata, el Partido Republicano solicitó la mediación de una corte
federal luego de que 75 de sus inspectores no pudieron acceder a los
sitios de votaciones porque les fueron inhabilitadas sus credenciales
oficiales.
Desde Ohio, organizaciones de los derechos civiles
protestaron porque algunos programas informáticos instalados en el
norteño departamento permitían el acceso de personal ajeno al sistema
y, por ende, manipulación de sufragios.
Trascendió que en el
condado Pinellas, Florida, oficiales del colegio electoral telefonearon
a miles de votantes para convocarlos al encuentro con las urnas "el
miércoles día 7", 24 horas después de la fecha correcta.
En el
suburbio floridano Broward al menos 700 de las llamadas boletas
ausentes (enviadas por correo por electores con ubicación lejana)
fueron rechazadas debido supuestamente a que no llevaban la firma de la
persona suscriptora.
Una secuela indirecta de las
presidenciales fue el hervidero de ideas separatistas que siguió al
sufragio. En ese sentido, el excandidato a la Oficina Oval Ron Paul
reafirmó que la secesión es un profundo principio conceptual del pueblo
estadounidense y no debe verse como traición.
Paul,
representante republicano por Texas, exigió a la administración del
presidente Obama prestar atención a las peticiones cismáticas que
varios estados presentaron ante Washington a través de la página de
Internet de la Casa Blanca.
Este país nació con la consigna de
la secesión de Inglaterra en el siglo XVIII, y aquellos primeros
patriotas no fueron llamados traidores. No hay nada ilegítimo en desear
un gobierno central más responsable, subrayó el diputado.
Millares de demandas de desunión fueron planteadas al Ejecutivo, con
destaque para el sureño y conservador estado de Texas, donde más de 115
mil firmas ciudadanas se recogieron para respaldar ese propósito.
En total, más de medio millón de personas en 40 territorios de la Unión
enviaron solicitudes formales a Obama para que sus estados se separaran
del gobierno federal y formaran repúblicas independientes de Estados
Unidos.
A partir de la reelección del Presidente, las
peticiones llegaron desde Alabama, Arkansas, Colorado, Florida,
Georgia, Indiana, Kentucky, Louisiana, Michigan, Mississippi, Missouri,
Montana, Oregon, Tennessee y Texas, entre otros departamentos.
Dos terceras partes de los estados involucrados en la lista separatista
apoyaron al republicano Romney durante los comicios y tienen
antecedentes racistas en sus expedientes históricos.
El senador
conservador John McCain admitió que la campaña republicana durante la
etapa de primarias fue "la más sucia que haya visto" y, por ende,
resultaba una meta muy difícil ganar la Casa Blanca.
Las
críticas entre los contendientes fueron muy lejos, sonaron
infortunadas, y se volvieron demasiado personales. Entonces, lo digo,
el único beneficiado fue el presidente Barack Obama, remarcó el
legislador por Arizona.
En el contexto internacional, la
reelección de Obama para el periodo ejecutivo 2013-2017 tendrá un
impacto discreto porque el mandatario norteamericano 44 ha afirmado que
se enfocará en temas internos como combatir el desempleo y reactivar
variables macroeconómicas domésticas.
Portavoces de los dos
principales partidos políticos en Estados Unidos comentaron que desde
el siguiente día de las votaciones tácitamente comenzaron las campañas
para la carrera presidencial 2016.
El Partido Demócrata se
prepara para presentar como futuros postulantes al actual gobernador de
Maryland, Martin Oâ�ÖMalley, o incluso a la senadora por Nueva York
Kirsten Gillibrand, para buscar contentar al voto femenino en caso de
no cristalizar la opción Hillary Clinton.
Los republicanos
tienen un escenario más complicado luego de que desde George W. Bush
han perdido todas las elecciones importantes. Los nombres que más se
escuchan son los de Jeb Bush, y del gobernador de New Jersey, Chris
Christie.
Lo de este año era una victoria cantada de antemano.
Mitt Romney tiene quijada de cristal. Perdió en 1994 frente a un
demócrata, y también en 2008 incluso antes de tener la oportunidad de
competir con uno, así resumió las elecciones de 2012 David Axelrod,
principal consejero político de Obama.
*Jefe de la redacción Norteamérica de Prensa Latina.
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