Por Horacio Duque Giraldo.
Al señor Juan Manuel Santos ya se le acabaron 2 años de luna de miel, en donde todo le sonreía y las encuestas lo favorecían, pues le tocó el ciclo expansivo de la economía (2010-2011), gracias al auge de las exportaciones de petróleo y minerales.
Hoy la economía hace agua por todos lados , está en plena desaceleración, con todos los indicadores colapsados, al tiempo han estallado varias crisis sociales y políticas entre las que sobresalen el derrumbe de la salud, la guerra del Cáuca, las rivalidades en el bloque de poder, la parálisis ministerial y las movilizaciones cívico/populares para expresar con paros, huelgas, marchas y protestas la inconformidad social que quiere cambios verdaderos, sin supeditarlos a fraudulentos y lejanos procesos electoreros.
I. La crisis económica/2012.
En su momento el actual Ministro de Hacienda repitió hasta el cansancio que Colombia estaba blindada frente a la crisis financiera global desatada desde el 2008, a raíz de la caída del gigante financiero Lehman Brother. Recientemente cambió el discurso para pronosticas que vendrían 18 duros meses para la economía nacional y para el resto del país. El pobre crecimiento gringo, la espectacular crisis bancaria, fiscal y económica europea y la caída del PIB Chino impactarían de manera inexorable nuestro mundo feliz de expansión productiva con espectaculares recaudos fiscales como el del 2011. La recesión en Estados Unidos y Europa se han extendido más de lo previsto, pues hay cifras muy graves como niveles de deuda, desempleo y consumo. Siendo estas las mayores economías su coletazo por el resto de la Esfera no se puede menospreciar alegremente. Es el "banal funcionamiento diario del orden económico burgués", diría Marx.
En este primer semestre la economía navega por aguas turbulentas.Los indicadores del primer semestre muestran una caída superior a la prevista. Hay varios signos oscuros que conviene enumerar:
- El área total de las licencias de construcción son negativas en cerca del 20%
- El precio del petróleo continua a la baja, lo que produce un hueco protuberante en las finanzas públicas.
- Las exportaciones totales solo crecieron 1,2% en junio.En términos generales las exportaciones e importaciones están creciendo a niveles inferiores al 20%, mucho menos que el aumento del 40% el año pasado. En otros términos, el ritmo de crecimiento de las exportaciones ha pasado de ser superior al 50% el año pasado, a a crecer alrededor del 1,2% en la actualidad.
- Las ventas al por menor crecieron a la mitad de hace un año, básicamente por el mayor ritmo de la venta de vehículos.
- La industria tiene unja caída de cuatro puntos porcentuales en el primer trimestre y marzo por primera vez en 26 meses muestra un crecimiento negativo.
- Hay señales de alerta sobre el endeudamiento de los hogares, lo que va a reducir los niveles claramente insostenibles de consumo observados en el 2011.
- Hay aumento en la cartera de consumo vencida y un relajamiento de algunas entidades financieras en el otorgamiento de cupos de crédito de consumo.
- El escenario cafetero es desolador en términos de producción y de precios.
- Las mediciones de confianza de productores y consumidores indican resultados adversos registrando caídas del 4,4 y 7,0%.
- La producción manufacturera ha caído el 0,9% y se ha presentado el descenso de los ingresos tributarios a Mayo.
Así las cosas la cifra de crecimiento económico para 2012 ha sido modificada y se prevé que sea cercano al 4,5%, 1,4% menor que la del año pasado, con la aclaración que la cosa puede ser peor toda vez que lo que se ha crecido en los meses corridos es un efecto del buen PIB de los 12 meses del 2011. No sería una sorpresa que la cifra de crecimiento no supere el 4%. Es mejor no hacer cuentas alegres.
Frente a ese panorama un 70% de los ciudadanos manifiesta no tener ahorros, aspecto fundamental al momento de abordar la crisis, pues la inmensa mayoría de la población no tendría ninguna capacidad de reserva para enfrentar los eventuales reveses de la peligrosa situación económica.
Con este panorama, algunos analistas estan indicando que ya se registran en la economía colombiana síntomas de enfermedad holandesa que tendría unos efectos demoledores al ubicar la economía capitalista nacional en el modelo nigeriano de abundancia de ingresos petrolíferos y distorsiones en las variables macroeconómicas. Hay un boom minero-energético acompañado de un estancamiento o crisis en los sectores agropecuario, industrial y de la construcción.
Las prosperidades repentinas en precios de productos básicos arrojan impacto positivo en el crecimiento del PIB en el corto plazo. No obstante, en naciones que suman dos aspectos, malas instituciones gubernamentales y dos géneros productivos específicos, petróleo y minerales, el impacto en el crecimiento del PIB tiende a volverse significativamente menor en el largo plazo. Las experiencias con el precio del petróleo y otros recursos naturales muestran que el endeudamiento empieza a crecer en forma cómoda primero y exagerada después. Vienen los grandes megaproyectos de inversión, consolidación desordenada de infraestructura (como las represas, túneles y dobles calzadas sin licencias ambientales) y consumo público y privado desorbitado. Pero los precios del petróleo y los minerales ceden o caen estrepitosamente por la contracción de la demanda china, en la actual coyuntura, y llegan las crisis en la balanza de pagos y niveles insostenibles de deuda externa. Una vez el nivel de deuda externa toca el 60% del PIB anual, el crecimiento empieza a descender a razón de 2% en el mismo periodo. Es lo que esta en curso.
Es por tal razón que se está experimentando una desaceleración muy fuerte. La industria, la agricultura y la construcción -sobre todo la civil- presentan rezagos muy duros, en buena parte por la alta revaluación de la moneda nacional que afecta a los exportadores.
A lo que se debe sumar que el gasto público va a caer aceleradamente empeorando todo, sabiendo que en una crisis dicho gasto es un elemento importante cuando se dirige a la inversión.
Obviamente dicho proceso tiene sus efectos en toda la sociedad. Todos estos ruidos van a ir sacudiendo la estantería o superestructura social y política. Por lo menos ya están en camino graves crisis políticas y sociales.
II. La crisis política.
La guerra del Cáuca es la más notable toda vez que dicho departamento es uno de los epicentros de las violencias originadas por el hambre, la inequidad, el racismo y la guerra biopolítica de las clases dominantes contra las minorías étnicas para apropiarse de las riquezas mineras y aprovecharse de la inversión de las multinacionales en las zonas francas de Santander de Quilichao. Los indigenas y campesinos están en movimiento para exigir el fin de la violencia y la negociación de la paz con los grupos guerrilleros de la resistencia colombiana. Pero el Señor Santos hace oídos sordos al reclamo amerindio e incrementa los batallones, las guarniciones militares y las acciones de brutalidad con asesinatos, masacres, torturas, desapariciones y capturas masivas en infernales calabozos de centenares de inocentes ciudadanos cuyo único delito es reclamar sus derechos pisoteados por una clase política neocolonial corrupta con plenos poderes en Popayan y Bogotá.
Las otras manifestaciones de dicha crisis se encuentran en la deslegitimación absoluta del Poder legislativo que en el mayor cinismo aprobó una reforma a la justicia para favorecer con la impunidad a los congresistas comprometidos con la parapolítica y la corrupción en diversas instituciones públicas como la Dirección Nacional de Estupefacientes; también en las banales rivalidades en el bloque dominante del poder a raíz del descarado destape fascista de Uribe Velez y su comparsa que discrepa del bamboleo santista, el cual oscila entre los "falso positivos" y la Tercera Vía; igualmente en la ineficacia del equipo ministerial al borde del colapso por la mediocridad de sus integrantes expertos en anuncios y promesas pero sin resultados efectivos, como el de Agricultura, en materia de víctimas y restitución de tierras; de la misma manera los graves señalamientos contra el Ministro de Vivienda, German Vargas Lleras, quien es investigado por sus estrechos vínculos con Martín
Llanos, un tenebroso jefe paramilitar del Casanare; agréguese la situación del Valle del Cáuca donde el 85% de la ciudadanía se negó a participar en la reciente elección del nuevo gobernador por considerar que la corrupción y la compra de votos habían determinado previamente el ganador, la ficha de la senadora Dilian Francisca Toro, una baronesa encartada con vínculos con los narcoparapolíticos por lo cual la investiga la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia; por supuesto está la descomunal crisis de la salud que colapso este servicio público con graves consecuencias para millones de ciudadanos que ven como se afectan sus derechos por el cierre de hospitales públicos y el saqueo de las Empresas Prestadoras de Salud; no se puede dejar de mencionar el resurgimiento del neoparamilitarismo disfrazado de Bacrim, que de la mano del Ejército y la policía estatal sigue asesinando en mas de 250 municipios del territorio; y cerremos señalando que la guerra sigue su curso por que la incompetencia de Santos impidió consolidar una salida negociada al conflicto armado nacional.
Sin embargo la sociedad esta reaccionando. La élite política quiere encausar dichas crisis en el tema de la sucesión presidencial y por eso los facciones dominantes estan mostrando sus cartas con nombres y candidatos, pero el pueblo y las organizaciones de izquierda proyectan estrategias de movilización con paros, huelgas para pedir soluciones efectivas e inmediatas a los graves problemas del país.
III. La estrategia popular.
La coyuntura es propicia para profundizar una salida alternativa que descarte la oferta de los grupos dominantes. Si bien es cierto en el campo popular falta la cohesión y unidad que potencie la movilización ciudadana, hay tendencias y propuestas para encauzar la inconformidad.
Aunque la elección presidencial y parlamentaria, que debe ocurrir a la vuelta de 20 meses, es un escenario de proyección de la izquierda democrática y revolucionaria para no desaprovechar la optima ocasión, por las exacerbadas rivalidades en el campo de la derecha que favorecen una convergencia progresista y avanzada, también es cierto que en nuestro caso, a diferencia de otros países un triunfo electoral capaz de modificar a fondo el sistema político solo es posible como consecuencia y subproducto de movilizaciones extrelectorales de masas, como las huelgas que derribaron a la dictadura brasilera, el 2001 argentino, las luchas del agua y del gas en Bolivia y las luchas venezolanas que permitieron a Chávez.
Hay que entender que las elecciones, no son, además, sólo una lucha que involucra a sectores de las clases dominantes y de sus maquinarias políticas con una participación indirecta o pasiva de los grupos subalternos. En las mismas pesa -¡y de que manera- la presencia de la dominación del imperialismo yanqui, la cual se realiza indirectamente mediante sus marionetas en los partidos e instituciones oligárquicas, claramente asociadas a las redes financieras globales, y directamente mediante la embajada y todas las instituciones relacionadas con esta.
Hay que admitir que otras derrotas electorales en el pasado y las que puedan llegar por que se considera que la derecha es infalible e inderrotable se originan, sobre todo, en la búsqueda de la fementida utopía del cambio por la pura línea electoral y en la fe mística en una creencia particular: el del voto depositado en una urna que, los "impecables funcionarios" que nos gobiernan reconocerán en nombre de la transparencia democrática (como en la reciente votación electoral del Valle del Cáuca). En una sociedad donde es altisima la abstención, donde los mas miserables, para comer, venden su voto por cualquier monedad ya que no esperan nada de nadie ni de nada, donde hoy pulula la violencia entre los jóvenes para poder sobrevivir, es hegemonico el pensamiento conservador, lo más importante, en cambio, es actuar para construir conciencia sociopolitica y organización que la exprese.
Tenemos que aceptar que el voto es un limitado reflejo de la temperatura sociopolítica de la nación. Su capacidad para cambiar las cosas es muy limitada (otra vez lo acaba de comprobar el Valle del Cáuca, donde todo sigue igual o peor) y lo que es más grave, no genera fuerza organizativa. Tal cosa no solo se logra solo con procesos eleccionarios sino haciéndolo desde las luchas concretas de los trabajadores de toda clase, por sus problemáticas reales, y de los niveles de conciencia de quienes intervienen en ellas, para lograr la unidad de los movimientos, para educar en la solidaridad, para demostrar cuales son las causas de fondo de la crisis, en el sistema capitalista, de los efectos del mismo contra los cuales las masas populares se levantan. La vida y las luchas, la gente real, deben ser el eje de los esfuerzos de pro del cambio social, no las urnas que otros controlan y manipulan a su amaño.
Es lo que le da trascendencia a los preparativos de una Paro Nacional, de una huelga política de masas que se planifica en la actualidad para que se atienda el Pliego de peticiones, el Memorial de agravios que organiza el movimiento popular colombiano.
No dejemos que se caiga la estantería del régimen oligárquico sin que proyectemos la alternativa revolucionaria que es real.
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