Julian Assange, a su llegada a la corte de Londres luego de ser arrestado
en la embajada de Ecuador, país que le retiró el asilo que le proporcionaba
desde 2012. Foto Ap
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EU vs Assange
Ingreso ilícito a computadora del Pentágono
Chelsea Manning, quien en 2010 le filtró cientos de miles de documentos, se niega a cooperar como testigo en su contra
Protestas en Ecuador luego de conocerse la noticia de que el presidente
Lenin Moreno retiró el asilo político al director de Wikileaks. Foto Ap
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Nueva York. Tal como había advertido Wikileaks desde
que su director, Julian Assange, pidió asilo en la embajada de Ecuador
en Londres, hace casi siete años, el gobierno de Estados Unidos solicitó
su extradición tras ser arrestado este jueves en Londres.
El directivo enfrenta la acusación criminal de conspirar para cometer
intrusión de una computadoradel Pentágono, como parte de la filtración masiva de documentos oficiales clasificados en 2010, lo cual provocó de inmediato denuncias de algunos –no todos– defensores de la libertad de prensa en este país.
El cargo federal de conspiración para ingresar ilícitamente a una
computadora federal clasificada fue formulado en secreto por un gran
jurado en Virginia en marzo de 2018, aunque la existencia de una
acusación penal contra Assange fue revelada accidentalmente por el
Departamento de Justicia al mencionarlo en torno a otro caso no
relacionado.
La pena máxima para ese delito es hasta de cinco años de prision,
pero no se descarta –y algunos ya esperan– que el gobierno estadunidense
formule cargos adicionales en el futuro.
De hecho, se sabe que un gran jurado continúa evaluando esa
posibilidad, ya que Chelsea Manning, quien fue la fuente de la
filtración a Wikileaks de cientos de miles de documentos
oficiales de los departamentos de Defensa y de Estado, por lo cual
cumplió siete años de prision, está nuevamente encarcelada –padeciendo
incluso aislamiento solitario– por negarse a cooperar como testigo ante
esa instancia.
El cargo, revelado ayer en la acusación formal presentada
públicamente por el Departamento de Justicia contra Assange, es haber
trabajado con Manning en marzo de 2010, cuando era un analista de
inteligencia del ejército de Estados Unidos, para ingresar a una red de
computación del Departamento de Defensa, a fin de obtener documentos oficiales secretos.
El cargo no es, como algunos esperaban, por violaciones a leyes de
espionaje ni otras que implicarían un asalto a las supuestas garantías
constitucionales de libertad de prensa. La acusación no es por la
publicación de documentos obtenidos de manera no autorizada, sino sólo
por el intento de hackeo de esos documentos.
Sin embargo, críticos indican que esto es sólo una manera de
perseguir a Assange por otro lado, buscando evadir el conflicto legal y
constitucional que provocaría un cargo contra la publicación de los
documentos.
Vale recordar que durante años, el gobierno de Barack Obama investigó a Assange y Wikileaks
sólo para concluir que no buscaría presentar cargos por la divulgación y
publicación de esos documentos, ya que eso implicaría la
criminalizacion de una actividad periodística y obligaría perseguir, con
esa lógica, también al New York Times, el Washington Post y hasta publicaciones extranjeras, como The Guardian (e incluso a medios como La Jornada), entre otros que colaboraron con Wikileaks para publicar esos materiales.
Diversos defensores de la libertad de prensa y libertades civiles,
entre ellos varios periodistas, denunciaron el arresto y posible
extradición de Assange. Algunos reiteraron que es perseguido sólo por
hacer una labor periodística protegida por la Primera Enmienda de la
Constitución de Estados Unidos, que garantiza la libertad de expresión,
al divulgar datos sobre actividades militares y diplomáticas de
Washington, incluyendo algunas que fueron posibles crímenes de guerra,
como el asesinato de civiles, entre ellos dos periodistas de Reuters en
Irak.
La Unión Estadunidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus
siglas en inglés) declaró que la fiscalización de Assange en Estados
Unidos por las actividades de Wikileaks en publicar información
serían acciones sin precedente e inconstitucionales, y abrirían la puerta a investigaciones criminales de otras organizaciones noticiosas.
La Fundacion de Libertad de la Prensa alertó que la acusación implica
la criminalizacion de muchas interacciones comunes entre periodistas y sus fuentesy que este cargo representa
una amenaza seria a la libertad de prensa y debería ser rechazada vigorosamente por todos aquellos a quienes importa la Primera Enmienda.
El Comité para la Protección de los Periodistas no denunció el arresto, pero expresó su
profunda preocupaciónpor las
implicaciones potenciales para la libertad de prensaque emanan de esta acusación.
No es mi asunto: Trump
El presidente Donald Trump declaró hoy ante la noticia del arresto: “no sé nada sobre Wikileaks.
No es mi asunto”. Aparentemente se olvidó de que durante su campaña
mencionó a esa organización en múltiples ocasiones (por lo menos 141,
según Politico), diciendo frecuentemente “amo a Wikileaks”
en 2016, cuando el portal estaba divulgando los correos del Comité
Nacional Demócrata que avergonzaron la campaña de Hillary Clinton.
Por ello, no sólo republicanos, sino demócratas, festejaron el
arresto de Assange. El senador demócrata Mark Warner, vicepresidente del
Comité Selecto sobre Inteligencia, comentó que se ha vuelto “un
participante directo en esfuerzos rusos para minar Occidente… y la
seguridad de Estados Unidos”. Agregó que espera que sea entregado a las
autoridades estadunidenses lo más pronto posible para enfrentar
la justicia que merece.
Pero el arresto de Assange obviamente es un trofeo para el régimen de
Trump. Cuando Mike Pompeo era director de la CIA –antes de asumir su
puesto actual como secretario de Estado– dejó claro que una de sus
prioridades era capturarlo. Calificó a Wikileaks como
un servicio de inteligencia no estatal hostily una amenaza a la seguridad nacional. El entonces procurador general, Jeff Sessions, dijo que se comprometía en detenerlo.
Un año después de formular el cargo criminal para proceder hacia su
meta, ayer lograron iniciar un proceso que esperan culminará con Assange
ante un tribunal en Estados Unidos.
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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