Condena en Estados Unidos a la firma del glifosato
Página 12
Un jurado de California condenó a Monsanto-Bayer a pagar 80 millones de dólares por haber ocultado los riesgos del Roundup. |
Una protesta contra Monsanto-Bayer a la salida del juicio en California.
Las
tabacaleras negaron durante medio siglo que producían cáncer. Las
petroleras rechazaron durante décadas sus responsabilidades en el cambio
climático. La multinacional Monsanto-Bayer niega desde hace años los
efectos del herbicida Roundup (en base a glifosato), pilar del modelo
transgénico. En sólo ocho meses, tribunales de Estados Unidos condenaron
en tres oportunidades a Monsanto-Bayer por producir cáncer y, en la
última sentencia, se destacó que la multinacional ocultó los riesgos del
glifosato. En Argentina se utilizan más de 200 millones de litros del
agrotóxico y, en Estados Unidos, más de 11.000 juicios esperan
sentencia.
El 27 de marzo pasado, un jurado de California
condenó a Monsanto-Bayer a pagar 80 millones de dólares por
“negligencia”, al haber ocultado los riesgos de su herbicida Roundup. La
demanda fue presentada por Edwin Hardeman, un jubilado de la ciudad de
Sonoma. Fue la segunda parte del juicio. En la primera, diez días antes,
se había concluido que el agrotóxico fue un “factor determinante” en el
linfoma No Hodgkin (cáncer) que se le diagnosticó a Hardeman en 2015.
“El jurado responsabilizó a Monsanto por sus 40 años de conducta
delictiva corporativa”, explicaron los abogados del demandante, Jennifer
Moore y Aimee Wagstaff. Las abogadas aportaron pruebas de cómo Monsanto
tenía (y mantiene) una política permanente y planificada para comprar
científicos, medios de comunicación y funcionarios.
El jurado
(ante el juez Vince Chhabria) ya había determinado que el herbicida de
Monsanto-Bayer había contribuido al cáncer de Hardeman, que lo utilizó
en su campo durante dos décadas.
La primera condena para
Monsanto-Bayer sucedió en agosto de 2018, también en California. Dewayne
Johnson fue indemnizado con 289 millones de dólares por contraer cáncer
en su trabajo como jardinero. En segunda instancia, el tribunal
confirmó la responsabilidad de Monsanto pero redujo el monto a 78
millones de dólares.
Dewayne Johnson y Edwin Hardeman son los
primeros de 11.000 juicios que esperan a Monsanto-Bayer en Estados
Unidos. La trama judicial es actualizada en monsantopapers.lavaca.org,
único sitio en español que informa de manera permanente.
“Las
pruebas acumuladas sugieren que Monsanto conocía la existencia de los
riesgos asociados a la exposición al glifosato desde comienzos de la
década del 80”, señaló Anabel Pomar, única periodista argentina que
sigue los juicios de Estados Unidos.
La alemana Bayer, que
compró Monsanto en 2018, defiende al glifosato (y otros agrotóxicos que
vende) de la misma manera que la compañía estadounidense: niega los
cientos de estudios independientes que confirman los efectos en la
salud.
Las acciones de Bayer caen ante cada sentencia
(descendieron 12 por ciento la semana pasada). Es una incógnita qué
pasará si los fallos a favor de Dewayne Johnson y Edwin Hardeman se
repiten en cadena. Anabel Pomar, de “Monsanto Papers”, reveló que la
consultora británica Jeffries LLC calculó que los juicios pendientes
podrían representar alrededor de 680.000 millones de dólares contra
Monsanto-Bayer.
En Argentina se aplica glifosato en 28 millones
de hectáreas. Los campos de soja, maíz y algodón son rociados con el
herbicida. También se utiliza en cítricos, frutales de pepita, vid,
yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance
transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato. Entre las
empresas que comercializan glifosato en Argentina figuran
Monsanto-Bayer, Syngenta, Red Surcos, Atanor, Asociación de Cooperativas
Argentinas, Nufram, Agrofina, Nidera, DuPont, YPF y Dow.
Los
medios que publicitan el agronegocio minimizan u ocultan desde hace
décadas las consecuencias de los agrotóxicos. “No hay estudios”, suelen
decir. El secretario de Ciencia, Lino Barañao, resumió en 2009 la
postura empresaria: “Es como agua con sal”. Ya como funcionario de
Cambiemos volvió a defender al glifosato y a las empresas: “Con los
antibióticos también hay mal uso y muertes, y nadie se queja”.
La investigación “Antología toxicológica del glifosato”, realizada por
Eduardo Rossi de la Campaña Paren de Fumigar Santa Fe, dio cuenta de la
existencia de al menos 830 trabajos científicos que confirman los
efectos en la salud y el ambiente.
En 2015, la Agencia
Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, ámbito
especializado de la Organizaciones Mundial de la Salud) ubicó al
glifosato en segundo nivel de peligrosidad (de una escala de cinco).
“Probablemente cancerígeno para los seres humanos”, determinó.
Los defensores del agronegocio (que tienen negocios vinculados al agro)
implementaron dos estrategias ante la evidencia contra el glifosato:
impulsar las “buenas prácticas agrícolas”, con la ilusoria promesa de
disminuir los riesgos y, por otro lado, intentar reemplazar el glifosato
con otros herbicidas.
Los afectados por el agronegocio
(pueblos fumigados, campesinos, indígenas, asambleístas
socioambientales) aclaran que el problema de fondo no es el glifosato,
sino el modelo agropecuario en base a transgénicos y uso masivo de
agrotóxicos.
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