Entrevista a Pablo Sepúlveda Allende
Pablo Sepúlveda
Allende, de 40 años de edad y médico de profesión, actualmente es
Coordinador Internacional de la Red de Intelectuales, Artistas y
Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad de la Venezuela
Bolivariana, país en el que reside. Hijo de Carmen Paz Allende Bussi, a
su vez, hija del Presidente revolucionario Salvador Allende, Pablo está
de visita en Chile. Aquí participa como expositor en la Escuela de
Verano Ernesto Guevara que se realiza en Santiago entre el 3 y el 6 de
enero de 2019, y que ya cumple su décimo octavo aniversario. La
actividad organizada por el activo político Inquietando desde el margen
tiene por objetivo debatir los temas cardinales de la izquierda
anticapitalista de la nación andina.
Pablo señala en términos
geopolíticos que, “Estamos ante un retroceso de las fuerzas progresistas
a escala latinoamericana, mientras que la contraofensiva de las fuerzas
de la restauración capitalista neoliberal es brutal. Sobre todo
considerando que Brasil, el país con mayor peso de la región, cayó en
las manos del fascismo, independientemente de que lo haya hecho de una
forma tramposa.”
-¿Cómo ves la situación política de Chile a nivel continental?
“Chile más claramente se está alineando con los gobiernos de
ultraderecha. No es casualidad que hace poco haya estado aquí el hijo
del actual presidente del Brasil, Ernesto Bolsonaro, y que
paralelamente, el ultraderechista chileno José Antonio Kast haya
visitado a Bolsonaro en Brasil. Si bien los gobiernos de la Concertación
han sido continuistas en materia económica, esto es, neoliberales,
depredadores del medioambiente, injustos con los pueblos; en política
exterior fueron ‘un poco más neutros’ (aunque Heraldo Muñoz, canciller
de Bachelet, siempre fue antivenezolano). Ahora con Piñera, francamente
Chile será parte del eje de administraciones latinoamericanas que buscan
derrocar el régimen de Venezuela.
Y digo Venezuela, porque se
trata de un verdadero paradigma en los procesos de cambios a favor de
los pueblos en la región. Allí se inició lo que algunos llaman ‘el ciclo
progresista’. Se creó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América, ALBA; la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR; luego
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC. O sea,
instancias de unidad continental que antes no existían. En su lugar
siempre estuvo la Organización de Estados Americanos, OEA, bajo la
tutela de los intereses de los Estados Unidos (de hecho en Cuba le
llamaban ‘el ministerio de las colonias’).
Venezuela ha sido el
epicentro de las transformaciones sociales, y por eso se explica el
bestial ataque que han efectuado para despeñarla.
En ese
sentido, Chile ha manifestado que no reconocerá el próximo período
presidencial de Nicolás Maduro, quien ganó limpiamente las elecciones.
En los comicios participaron candidatos opositores al chavismo, y no hay
ninguna acusación o prueba de fraude. El sistema electoral venezolano
es uno de los más eficientes y controlados del planeta. Tal es así, que
el propio ex presidente estadounidense Jimmy Carter, luego de estudiar
el proceso electoral de Venezuela, lo calificó como ‘el más perfecto del
mundo’.
Pues bien, el propósito de la guerra diplomática
contra Venezuela es provocar algún tipo de intervención externa, que es
la única opción que les queda a los enemigos de la Revolución. Incluso
la guerra económica, que ha sido brutal, se ha ido resistiendo. Y ahí
está el papel de Chile: es una pieza más para abatir a Venezuela.”
-Sobre una eventual intervención castrense sobre Venezuela, la tesis
más barajada es que podría producirse a través de la Colombia del
uribista Iván Duque…
“La frontera entre Venezuela y
Colombia es un territorio muy complejo. Existe mucho paramilitarismo
colombiano metido allí. Y lo que está persiguiendo la administración
Duque es un conflicto con Venezuela mediante algún tipo de incidente
fronterizo que dé pie a una escalada de violencia injerencista. Todos
los líderes opositores al proceso bolivariano hablan de una
‘intervención humanitaria’. Sin embargo, el apoyo de Rusia y China ha
colocado un poco de freno al respecto. Venezuela también se ha
convertido en un centro de disputa entre las grandes potencias
mundiales.”
“En el Partido Socialista de Chile no queda nada de Allende”
-Sabemos que la experiencia que lideró Salvador Allende con la Unidad
Popular, inspiró poderosamente a las iniciativas políticas de lo que
nombran hoy como ‘ciclo progresista’, no sólo en América Latina, sino
que también en otras partes del mundo. ¿Qué legado político queda de
Salvador Allende en su propio partido de origen, y del cual fue uno de
sus fundadores, el Partido Socialista de Chile?
“Para el
mundo y Latinoamérica, según el intelectual de izquierda argentino
Atilio Borón, Salvador Allende fue el precursor del ‘Socialismo del
Siglo XXI’. Es decir, la visión política de Allende, al proponer por vía
democrática y participativa cambios profundos (que en aquel entonces
fue un fenómeno social inédito), fue retomada a fines del siglo XX por
Hugo Chávez en Venezuela, y luego por otros distintos gobiernos del
continente. Y sobre todo las formas de agresión e inestabilidad
multidimensional que sufrió la Unidad Popular chilena, se siguen
aplicando en Venezuela de una manera aún más sofisticada, con el fin de
provocar una situación de caos que justifique una injerencia de
consecuencias insospechadas.
Y en la dirigencia del Partido
Socialista chileno (PS) no queda nada de Allende. Sin embargo, conozco a
socialistas de base, normalmente mayores, que sí se identifican con
todos los procesos revolucionarios y mantienen el espíritu socialista
real. En cambio, la capa directiva de esa tienda, que ha estado tres
veces liderando el Ejecutivo del Estado chileno desde el retorno de los
gobiernos civiles en 1990, se ha dedicado a administrar el mismo modelo
que dejó la dictadura de Pinochet, sin ninguna intención de
transformarlo. Entonces la directiva del PS, del PPD, de algunos
dirigentes históricos que estuvieron en la Unidad Popular, ahora están
al servicio de las élites, de los grandes grupos económicos, de la
derecha, de la oligarquía a la cual, en los 70 del siglo pasado,
combatían, y en contra de los intereses del pueblo. Incluso en el plano
internacional, el PS ha jugado un rol divisionista y no integracionista,
como sí lo jugó Salvador Allende.”
“El antifascismo debería ser anticapitalista”
-¿A qué estrategia política te acercas?
“Todas las manifestaciones de poder popular y de movimientos sociales
actuales, en algún momento deben ir tomando estructuras del Estado para
ponerlas al servicio del campo popular y en contra de gran empresariado
capitalista. Es lo que ocurre con las expresiones del mentado ‘ciclo
progresista’ latinoamericano en curso. La construcción de base social es
imprescindible, pero no sólo puede quedarse en ese nivel. Hay que tener
vocación de poder y de mayorías también en los espacios establecidos
para volcarlos a los intereses populares en todas las dimensiones
posibles.”
-El pinochetismo en Chile, ¿murió con Pinochet o sigue vivo?
“Parece que con José Antonio Kast (jefe de la ultraderechista Acción
Republicana) continúa bastante vivo. Kast no tiene escrúpulos para
reivindicar públicamente al genocida Pinochet, igual que Bolsonaro en
Brasil. Yo creo que existe una estrategia de la derecha mundial de
polarizar políticamente a la sociedad, levantado a la ultraderecha y al
fascismo. ¿Por qué? Porque en estos momentos de crisis capitalista
internacional, la única forma de que las élites logren mantener el poder
será a través del fascismo. Estoy hablando de una crisis que yo estimo
prácticamente terminal, debido a la destrucción de la naturaleza que
demanda el propio capital para su reproducción. En el caso de Chile, es
posible que surja el pinochetismo, como existe el peligro de que vuelva a
emerger el fascismo en otras latitudes.”
-¿Y el antifascismo es anticapitalista?
“El antifascismo debería ser anticapitalista. De hecho, creo que el
‘centro’ político hoy tiende a desaparecer. Cuando en Europa se dio la
lucha antifascista durante la segunda guerra mundial, principalmente,
esa resistencia estuvo formada por comunistas.”
Ecosocialismo comunitario
-Han variado las formas de dominación y de la explotación asalariada en
el propio desenvolvimiento del régimen capitalista, ¿cómo evalúas este
fenómeno?
“El capitalismo tiene la capacidad de mudar de
formas, efectivamente. No obstante, el uno % más rico del mundo tiene
más del 50 % de la riqueza producida socialmente. Cómo enfrentar esas
mutaciones sistémicas es la gran tarea que tenemos. En otras palabras,
la cuestión es qué alternativa creamos frente al sistema-mundo
capitalista. Yo considero que nuestro proyecto no puede ser el mismo
socialismo real del siglo XX porque las mismas relaciones de producción
han variado. Tengo la impresión de que la contradicción capital /
naturaleza ha ido cobrando hegemonía, teniendo en cuenta las nuevas
expresiones del trabajo. Sin embargo, el capital continúa requiriendo
para su reproducción las materias primas que se extraen de la
naturaleza, incluso más intensamente que antes. Y esos recursos
naturales siguen estando en el tercer mundo, en América Latina, África,
parte de Asia. Por eso es preciso rescatar la relación armónica y
recíproca de nuestros pueblos ancestrales con la naturaleza. Al
respecto, en los últimos tiempos en Venezuela se está postulando el
ecosocialismo como un nuevo horizonte de sentido. De hecho, es probable
que, al ritmo de producción desarrollista del capital, en 100 años más
ya el planeta no aguante tanta expoliación. La minoría podrá salvarse,
¿pero la inmensa mayoría de la población mundial? Por eso en el nuevo
proyecto ecosocialista, el consumo no puede ser la práctica
predominante. Hace años, Fidel Castro advirtió que harían falta cinco
planetas Tierra más si los siete mil millones de habitantes del mundo
vivieran como las clases medias europeas. O sea, precisamos de un
proyecto civilizatorio completamente otro al que actualmente existe. No
se trata de volver a las cavernas, que para ello está el conocimiento
humano y las tecnologías acumuladas históricamente para que todos
llevemos una vida digna. La cuestión es evitar los lujos, lo
innecesario, lo inútil, lo suntuario, el híper consumo. Para mí el Buen
Vivir de los pueblos originarios es el Ecosocialismo comunitario.
Lo que jamás podemos olvidar es que el enemigo principal de la humanidad es el régimen capitalista.
-Tú vives en Venezuela actualmente, pero piensas volver pronto a
residir en Chile, Pablo. Y el movimiento popular chileno no continuará
para siempre disgregado. Ya muchos plantean y ejercen en la práctica la
articulación entre las diversas luchas sociales. ¿Qué pasaría si un
eventual movimiento popular potente y unitario te demandara como
candidato a la presidencia de Chile?
“A mi regreso yo aspiro a
ser lo más eficiente posible en el espacio que sea. Tengo que construir
mi trabajo político aquí todavía. Yo creo que los líderes populares
nacen del pueblo y cuando ya existe una masa crítica consistente. Y
entonces, si el movimiento popular lo pide, sería candidato a presidente
de Chile.
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