La semana pasada, el secretario
de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, realizó una visita a Colombia y
Brasil, prácticamente en paralelo a la reunión del Grupo de Lima en
Perú. Así, los temas abordados y el documento final de Lima no deben
desligarse de los propósitos y los mensajes tácitos y explícitos de
dicha gira. Pompeo ha buscado el respaldo de dos líderes clave de la
derecha regional, Iván Duque y Jair Bolsonaro, para sumarlos al
“refuerzo del gobierno democrático y los derechos humanos en Venezuela,
Cuba y Nicaragua”.[1]
Mike Pompeo viajó a Brasilia como
representante de EE. UU. en la toma de posesión de Jair Bolsonaro. Junto
a su homólogo brasileño, el ministro de Relaciones Exteriores Ernesto
Araújo, destacó las intenciones de reforzar las relaciones comerciales y
de seguridad con Brasil,[2]
además del compromiso de trabajar en común contra la tríada “del mal”
(en referencia a Venezuela, Cuba y Nicaragua). En su primera entrevista
como presidente, Bolsonaro se refirió a los ejercicios militares
conjuntos realizados en diciembre entre Rusia y Venezuela en suelo
venezolano advirtiendo que “Brasil tiene que preocuparse por ello”, y
añadiendo que “las Fuerzas Armadas son el último obstáculo para el
socialismo”.[3]
No hay que olvidar que, en diversos actos públicos, Bolsonaro criticó a
los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) por haber negado la
utilización de la base de Alcántara (Maranhão) a EE. UU.[4] Además, su Gobierno habla de la posibilidad de ceder otra base a EE. UU.
Con el presidente de Colombia Mike
Pompeo abordó no sólo las acciones contra el Gobierno de turno en
Venezuela -impulsadas por Colombia- sino que además hizo referencia a la
“cuestión del narcotráfico” (que es el eje de las relaciones
bilaterales desde la implementación del Plan Colombia). Insistió en la
reactivación de la fumigación de cultivos de coca y amapola con
glifosato y la persecución al campesinado que trabaja en dichos
cultivos.[5]
Decisiones como estas podrían destruir los Acuerdos de Paz orientados a
la sustitución de cultivos, concertada con el campesinado y liderada
por el Estado con financiación y apoyo interinstitucional.
En este viaje Pompeo también se reunió
(en Brasilia) con el ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Néstor
Popolizio Bardales, donde hablaron sobre “la necesidad de aumentar la
presión al régimen de Maduro para restaurar la democracia y la
prosperidad al pueblo venezolano”[6] -curiosamente, poca relevancia se dio a la crisis política e institucional que asola a Perú-.
La gira de Pompeo y la flamante reunión
del grupo de Lima, tienen un alcance geopolítico y geoeconómico que
trasciende los ataques al Gobierno de Venezuela, aunque éstos sean el
centro de su acción. El Grupo resulta la excusa perfecta para unir en
torno a los intereses de estadounidenses a los países que comparten la
visión geopolítica que EE.UU. tiene para América Latina y el Caribe
(ALC) y que pasa, en primera instancia, por aislar primero y derrocar
después al Gobierno venezolano, para lograr así un orden homogéneo donde
ningún país salga del ámbito de su influencia.
En un contexto de expansión de la
presencia china y rusa en la región, EE. UU. parecería estar deseoso de
reforzar algunas alianzas, mostrando una actitud muy diferente al
discurso “aislacionista” que esboza en otros contextos. La guerra
comercial con China expresa uno de los desafíos planteados por el
Comando Sur y la Estrategia de Defensa Nacional, en la que China es
identificada como un “depredador”. Las bases chinas (militares o
espaciales) en países como Nicaragua, El Salvador, Bolivia, Venezuela y
Argentina aparecen como correlato militar de dicha “guerra comercial”. A
su vez, Brasil, Chile y Perú tienen a China como su principal socio
comercial, destacando también inversiones en proyectos de
infraestructura. Sin embargo, el principal socio militar de los países
de la región es EE. UU., en un contexto de incremento del gasto militar
en la región -destacándose las compras de Colombia, Brasil y Argentina
al país del Norte-, sumado al acelerado acercamiento de EE. UU. con el
Ecuador de Lenín Moreno.[7]
Por último, pero no menos importante, el
Gobierno estadounidense, que intenta aprovechar al máximo este retorno
de las derechas, se está viendo fuertemente cuestionado a nivel nacional
y con cada vez menos legitimidad a nivel internacional. Esta semana se
renovó la discusión en el Congreso sobre la posibilidad de un impeachment (juicio de destitución) contra Donald Trump, impulsado por los demócratas en la Cámara Baja.[8]
El Grupo de Lima en acción y la funcionalidad de Venezuela
La falta de consenso al interior de la
Organización de Estados Americanos (OEA) para resolver el “caso de
Venezuela” llevó a varios de los países más alineados con los intereses
estadounidenses en la región a crear el Grupo de Lima, instancia
multilateral cuyo propósito principal es derrocar al Gobierno venezolano
con la excusa de encontrar una salida a la crisis política entre
oposición y chavismo. Es la “vía no democrática”[9]
para reconfigurar el mapa geopolítico regional que, con la llegada de
presidentes como Jair Bolsonaro en Brasil, inclina la balanza hacia la
derechización de ALC.
No obstante, parece que el consenso
tampoco existe ya en el seno del Grupo de Lima. En la reunión del 4 de
enero, prevista para sumar mayores sanciones a Venezuela y desconocer el
nuevo mandato de Nicolás Maduro que inicia el 10 de enero, México
decidió no sumarse a la declaración final, que fue firmada por 13 de los
14 países presentes (Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica,
Chile, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay y Santa Lucía).
El nuevo Gobierno de Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) en México ha optado por seguir una política exterior de
principios, heredera de la política exterior revolucionaria de la que
hizo gala el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta la llegada
de sus presidentes neoliberales. Este accionar exterior del Estado
mexicano se sustenta en principios como la no intervención en asuntos de
terceros países, el respeto a la soberanía, la no injerencia, el no
pronunciamiento sobre la legitimidad o no de un Gobierno, o la igualdad
de los Estados en el concierto internacional. Su rechazo a firmar la
declaración del 4 de enero, basándose en estos principios, es una
muestra del posible contrapeso que puede ejercerse desde el Gobierno
mexicano frente a las estrategias de aislamiento implementadas en
instancias multilaterales hacia los países no alineados a la política
estadounidense. De continuar en esta línea, la política exterior de
México abriría nuevas perspectivas en la política regional, que
ayudarían en el rearme del proyecto geopolítico propio de la izquierda
latinoamericano-caribeña.
Por otra parte, para algunos países
integrantes del Grupo de Lima, el dedo acusador contra Venezuela resulta
ser una válvula de escape a las propias dificultades en la política
doméstica. Si se repasan las situaciones en cada uno de estos países, lo
menos que se observa es estabilidad. Salvo algunas excepciones, estos
gobiernos están cuestionados y en el 2019 se enfrentarán a procesos
electorales. La acción antivenezolana se muestra, de esa manera,
funcional a las contiendas electorales que se avecinan, pues tendrán
material para sus campañas de odio, las noticias falsas y la
polarización relacionando a los opositores (en especial progresistas)
con el Gobierno venezolano, como viene siendo habitual desde hace años.
Por último, resulta grave conminar a un
presidente electo por voto popular a no asumir su mandato, como lo acaba
de hacer el Grupo de Lima. Es una característica de la ofensiva
conservadora que aparece como respuesta a la integración y concertación
democrática y respetuosa de la soberanía que supuso la constitución de
UNASUR y de la CELAC, pero también riesgosa, pues suscita una
polarización regional que puede desencadenar una escalada bélica de
inciertos resultados. Venezuela, el país con mayores recursos
energéticos del continente, está sitiada por vecinos como Colombia, que
tienen problemas energéticos a la vista -pues sus reservas de petróleo
están a punto de extinguirse-, o Argentina y Brasil, que necesitan
vender productos y salir de la crisis que las medidas neoliberales están
provocando, y para los países mesoamericanos y caribeños una gota de
petróleo es buen negocio. Queda clara la oportunidad que para estos
países representa poder entrar a un eventual reparto del petróleo
venezolano.
Lo importante (o lo que oculta el Grupo de Lima)
La reunión de Lima deja abiertas tres
reflexiones que subyacen a su acción antivenezolana: 1) Son países que
de manera obsecuente están siguiendo el libreto de EE. UU. de
intervención sobre Venezuela, Cuba y Nicaragua; 2) Estos países utilizan
la retórica y las acciones antivenezolanas para descomprimir la crisis
interna que tienen en sus realidades nacionales, haciéndola funcional a
las campañas electorales conservadoras; y 3) Estos países, en
dificultades económicas y energéticas, alistan un plan de saqueo a
Venezuela con el cual pretenden resolver sus demandas de gas, petróleo,
oro, y de colocación de productos manufacturados e industriales.
En definitiva, tras la retórica de
defensa de los derechos humanos, la democracia o la legalidad que centra
la declaración del Grupo de Lima sobre Venezuela, encontramos los
intereses asociados a la expansión geopolítica y geoeconómica de EE. UU.
y sus aliados regionales. Una vez más, Venezuela es utilizada, como
antes lo fueron otros países, para simbolizar el “mal ejemplo” que EE.
UU. no está dispuesto a tolerar en ALC, su reserva estratégica.
[1] https://translations.state.gov/2019/01/02/reunion-del-secretario-pompeo-con-el-presidente-brasileno-jair-bolsonaro
[2] https://translations.state.gov/2019/01/02/secretario-de-estado-mike-r-pompeo-y-ministro-de-relaciones-exteriores-ernesto-araujo-en-sesion-con-la-prensa/
[3] https://noticias.uol.com.br/internacional/ultimas-noticias/2019/01/03/bolsonaro-admite-que-estados-unidos-podem-ter-uma-base-militar-no-brasil.htm?
[6] https://translations.state.gov/2019/01/01/reunion-del-secretario-pompeo-con-el-ministro-de-relaciones-exteriores-del-peru-nestor-popolizio-bardales
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