Hace aproximadamente cuarenta años, cuando se hablaba de sandinismo en
Nicaragua, de inmediato se pensaba en un movimiento social amplio, lleno
de jóvenes que se rebelaban contra el imperialismo y su representación
en la dictadura de Somoza. El comandante Daniel Ortega fue también uno
de esos jóvenes que estuvieron dispuestos incluso a morir en los
momentos revolucionarios. Formó parte de la dirigencia sandinista que
condujo al movimiento revolucionario a la victoria frente a la dictadura
de Somoza. Encabezó, junto con los demás comandantes del FSLN, la toma
de decisiones para formar un gobierno revolucionario que impulsara
fuertes transformaciones sociales e hiciera frente al imperialismo. Sin
embargo, lo que hoy existe como FSLN, convertido en partido político, no
tiene en común con el movimiento revolucionario más que su nombre y
algunas caras de dirigentes corruptos i.
Ortega mismo no tiene ya nada que lo pueda catalogar como un dirigente
revolucionario. No está interesado en lograr con su mandato ningún tipo
de transformación profunda en Nicaragua, sino mantener el estado de
cosas que favorece a los líderes corruptos del FSLN, y a los empresarios
aliados a su grupo de poder. Las masas de trabajadores y campesinos se
convierten, para el FSLN ahora en el gobierno, en un factor de poder que
puede ser movilizado desde arriba para legitimar el modo de dominación y
no cambiar nadaii.
Las bases populares de las que depende el presidente se vuelven agentes
prácticamente conservadores, y lo son realmente en asuntos como
derechos civiles para las minorías, defensa del medio ambiente, o
derechos sociales para los excluidos de la fiesta del nuevo sandinismo
que podríamos llamar orteguista.
Los viejos enemigos del
sandinismo y aliados de la dictadura somocista hoy mantienen sanas
relaciones con el presidente. Tal es el caso de algunos prominentes
representantes del capital privado y el alto clero católico, nuevos
factores de estabilidad para el régimen que se identifica y gobierna
cada vez más para las élitesiii iv.
Para comprender la situación actual de un movimiento de liberación
nacional como lo fue el sandinismo, se esbozan dos explicaciones: la
trampa de la oligarquía electoral y el abandono de la montaña como
espacio del poder revolucionario.
Política de izquierda para las elecciones
Como partido político, sus únicos objetivos parecen ser los de ganar
elecciones cada cierto tiempo. Para lograr este objetivo se vuelve
necesario garantizar por un lado la movilización o acarreo de votantes
hacia las urnas y la supresión de los derechos políticos de la oposición
por otrov.
Más que competir en el ámbito electoral, generar cuadros activos de
agitación política revolucionaria, o combatir la ideología del
imperialismo, al FSLN le interesa gobernar. Y gobernar para los
orteguistas significa apoderarse de recursos para mantener un estilo de
vida cómodo tanto tiempo como sea posible.
Una vez más Ortega
gana la presidencia en Nicaragua, pero el abstencionismo en las
elecciones alcanzó niveles jamás antes vistos. Se llega a plantear que
superó el 70% de los votantes se ha abstenido en protesta por unas
elecciones en las que, por un lado, no existe una alternativa radical en
otros partidos, a la vez que se presenta una competencia desigual y
deslealvi.
Todo esto además sin la presencia de observadores internacionales, y
con la escandalosa candidatura a la vicepresidencia de Rosario Murillo,
esposa de Daniel Ortega, Presidente y vicepresidente de Nicaragua son
marido y mujer, consumando el dominio de una familia con sus aliados
sobre absolutamente toda la dirección política del paísvii.
El sandinismo se convirtió en el movimiento que agrupó a las fuerzas de
izquierda tras el triunfo de la revolución, representando una alianza
de diferentes sectores y el desafío a los grupos dominantes. Durante y
después de su experiencia de gobierno, muchos de los intelectuales, así
como militantes radicales, abandonaron las filas del partido,
especialmente tras la comprobación de la corrupción descarada de los
políticos del sandinismo. Hoy buscan aglutinar, pero por la vía de la
cooptación, la movilización de izquierda en el país. La retórica
anti-imperialista se mantiene en el discurso exterior perteneciendo al
ALBA, pero el papel de Nicaragua en América Latina no es el de
movilización revolucionaria de los pueblos, ni representa ya ningún
peligro el FSLN en la presidencia para los Estados Unidos. Al mismo
tiempo se planea la construcción de un Canal para el paso interoceánico,
destruyendo la naturaleza y otorgando enormes contratos de negocio a
los aliados de Ortega viii.
Sin embargo, los orteguistas intentan ahora expropiar a los movimientos
sociales el derecho de lucha política. Se produce una sistemática
represión y censura a los que se oponen a los excesos del FSLN en el
gobiernoix,
acompañada de la autoproclamación de Ortega como dirigente ideológico
del pueblo. Se utiliza la policía y brigadas motorizadas en las ciudades
para intimidar a los manifestantes, o a la policía nacional para
arrestar a los campesinos que se oponen a la construcción del Canal x xi.
No se trata aquí de afirmar que un movimiento social de izquierda
necesite quedarse al margen de la lucha electoral, pero la tragedia de
corrupción del FSLN es una clara imagen de lo que le ocurre a los
movimientos sociales cuando se casan con el poder político como un fin
en si mismo, utilizado para buscar y mantener privilegios. Esa es la
trampa de la oligarquía en la que ha caído el orteguismo, misma trampa
contra la que lucharon tantos jóvenes hace cuarenta años. En el fondo,
la izquierda electoral dominante en Nicaragua se ha olvidado de lo que
la hizo ser revolucionaria: la montaña como trinchera.
El sandinismo después de la montaña
La lucha en la clandestinidad urbana y la guerrilla en la montaña
fueron fundamentales para el triunfo del sandinismo ante la dictadura. Y
no solamente desde el punto de vista estratégico o militar, sino
también de movilización política de un amplio movimiento. Participar de
la lucha desde la clandestinidad o la montaña era abandonar las clásicas
trincheras de la política oligárquica para construir, en contacto
directo con los campesinos, el poder revolucionario. El FSLN tuvo como
espacio de formación política fundamental la montaña, de aprendizaje
para la lucha y compromiso para la liberación nacional cueste lo que
cuestexii. Este espacio es el que ahora ha sido olvidado y traicionado por la presidencia.
Fue en la montaña donde Sandino inició su resistencia frente a la
intervención norteamericana, donde el FSLN encontró impulso para
construir una fuerza moral revolucionaria donde la solidaridad, más allá
de cualquier pragmatismo, se descubrió como modo de lucha frente a las
fuerzas militares de la dictadura. Ahora este espacio ha sido
completamente olvidado para dar paso a la formación de una estructura
política oligárquica de partido político tradicional. Daniel Ortega
traicionó a la montaña por la comodidad del mandar desde arriba. Ortega
presidente no está interesado en morir por la patria libre, sino en
seguir viviendo a expensas de su pueblo, al que puede reprimir cuando es
critico.
Pero Sandino regresó y sigue en la montaña. El
sandinismo de hace cuarenta años sigue vivo mientras la montaña exista.
Sigue vivo mientras existan jóvenes que critican el orteguismo que se ha
apoderado del FSLN actualmente y busquen una transformación
verdaderamente radical para la liberación de toda la nación
Nicaragüense. Seguirá vivo el sandinismo mientras haya nicaragüenses que
critican despiadadamente todo lo que existe, se organizan desde las
bases, y se movilizan hacia la liberación nacional para generar espacios
nuevos de lucha, más allá del mismo y vigente sistema de partidos
contra el que se rebeló Augusto C. Sandino luchando hasta ser asesinado
por la dictadura.
Notas:
i Le Lous, Fabrice. “El origen del poder de Daniel Ortega” [en línea]. En La Prensa (17 de julio, 2016). http://www.laprensa.com.ni/2016/07/17/suplemento/la-prensa-domingo/2068840-el-origen-del-poder-de-ortega
ii Clajadep. “Hoy el FSLN es una masa danielista. Entrevista al escritor Henry Petrie” [en línea]. En LaHaine.org http://clajadep.lahaine.org/?p=8219
iii ACAN-EFE. “Ortega propone a cardenal Obando como ‘Prócer Nacional’” [en línea]. En La Prensa (2 de febrero, 2016). http://www.laprensa.com.ni/2016/02/02/nacionales/1979883-gobierno-de-nicaragua-propone-a-cardenal-obando-como-procer
iv Núñez, Rogelio. “Daniel Ortega y sus sólidas alianzas político-empresariales” [en línea]. En I nfolatam (20 de junio, 2016). http://www.infolatam.com/2016/06/21/daniel-ortega-y-sus-solidas-alianzas-politico-empresariales/
v Olivares, Iván. “Poca afluencia y ‘acarreo’ de votantes” [en línea]. En Confidencial (6 de noviembre, 2016). http://confidencial.com.ni/poca-afluencia-acarreo-votantes/
vi Cerda, Arlen. “El mazazo de la abstención” [en línea]. En Confidencial (12 de noviembre, 2016). http://confidencial.com.ni/mazazo-la-abstencion/
vii Martínez Ahrens, Jan. “La corte de los Ortega” [en línea]. En El País (6 de noviembre, 2016). http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/daniel-ortega-rosario-murillo/
viii Miranda Aburto, Wilfredo. “FIDH: ‘grave impacto de concesión canalera’” [en línea]. En Confidencial (15 de octubre, 2016). http://confidencial.com.ni/fidh-grave-impacto-concesion-canalera/
ix EFE. “Nos quieren intimidar para que no protestemos” [en línea]. En Confidencial (19 de noviembre, 2016). http://confidencial.com.ni/nos-quieren-intimidar-para-que-no-protestemos/
x Vílchez, Dánae. “Balas, bombas y represión policial contra campesinos” [en línea]. En Confidencial (1 de diciembre, 2016). http://confidencial.com.ni/balas-bombas-represion-policial-campesinos/
xi Buitrago, Ilich, et al. “Piden cambios en el CSE” [en línea]. En La Prensa (29 de julio, 2015). http://www.laprensa.com.ni/2015/07/29/nacionales/1874458-bloquean-vias-por-miercoles-de-protesta-en-managua
xii Cabezas, Omar. La montaña es algo más que una inmensa estepa verde. México: Siglo XXI, 1982
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