Por: Patricia Barba Ávila
En un entorno pletórico de tragedias de toda índole, desde el brutal empobrecimiento material y moral de amplios sectores sociales hasta las rutinarias masacres de cuerpos y mentes enmarcadas en una guerra de alta intensidad desatada contra naciones enteras, existen otras tragedias de las que no se habla mucho pero que son igualmente destructivas:
Tragedia es que millones de trabajadores que viven en condición de esclavitud, continúen pagando, resignadamente, a una clase corrompida hasta la médula para que emita leyes que revistan de legalidad despojos y crímenes...
Tragedia es que se farandulice la tarea de informar, transformando los noticieros en "shows" para consumo de un público cuyo derecho de enterarse es violado cotidianamente...
Tragedia es que al deporte se le mercantilice y a los atletas se les compre y venda como cosas, utilizándolos, además, como factores de distracción...
Tragedia es que los dueños --por Ley constitucional-- de la riqueza de México, sobrevivan con salarios de hambre mientras los "servidores públicos" se heredan como monarquías disfrazadas, la facultad de succionar como sanguijuelas el producto de la sangre y el sudor de millones de esclavos a la moderna...
Tragedia es que haya quienes piensan que está bien pagar dos veces por derechos vitales e inalienables como la educación y la medicina...
Tragedia es obligar a líderes, periodistas y luchadores sociales a eufemizar su discurso y en lugar de llamar "mafia" a un grupo de delincuentes metidos a políticos que un día roban y el otro también, les tengan que llamar "gobierno", como condición para abrirles los micrófonos de medios que se han tornado en mercachifles de la información...
Tragedia es que millones de telespectadores y radioescuchas concentren toda su atención en las actividades íntimas de miembros de la farándula, como si en eso les fuese la propia existencia...
Hay más tragedias pero, por ahora, con estas tenemos...¿para qué queremos más?
comentarios: andrea.barba47@gmail.com
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