Quito, 16 nov (PL) La firma de un acuerdo ético-político entre el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y la mayoritaria Confederación de Trabajadores Públicos, es destacada hoy por ambas partes como un paso importante de la Revolución Ciudadana.
El acuerdo con el nuevo gremio, que aglutina a 60 mil obreros y empleados de las organizaciones sindicales del país, se firmó la víspera en la ciudad de Guayaquil, y busca mejorar la atención a los usuarios con eficiencia en un nuevo modelo de gestión pública.
Determina los mecanismos mediante el cual los trabajadores del sector público aportarán a mejorar la calidad de los servicios en el sector público y la erradicación de actos de corrupción.
Correa afirmó que el gobierno cree en el sindicalismo para defender los trabajadores y sus derechos, pero no en el abuso, la mentira y la corrupción.
Señaló que el mayor peligro y enemigo de la clase trabajadora, "son los lobos disfrazados de ovejas, los malos trabajadores que invocan los derechos para disfrazar los abusos y hacen quedar mal a todo el sector".
Con la firma de este acuerdo se constituyó la organización gremial más grande el país, integrada por la Federación Unitaria de Trabajadores de la Industria Eléctrica de Ecuador y la Organización Sindical Única Nacional de Trabajadores de la Salud Pública.
También la integran la Federación de Trabajadores de la Salud de Pichinch, la Federación Ecuatoriana de Operadores y Mecánicos de equipos camineros, y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Empresa Pública Petróleos del Ecuador, entre otras.
El Mandatario defendió el decreto que determina la compra obligatoria de renuncias en el sector público. "Hemos cumplido con el debido proceso y tomamos decisiones duras, pero tenemos una gran responsabilidad con las grandes mayorías", enfatizó.
Asimismo, la ministra de Desarrollo Social, Doris Soliz, aseveró que la transformación del servicio público, la van a hacer con los buenos servidores y trabajadores, "por eso queremos ratificar el compromiso para avanzar en la ruta por el cambio".
El presidente de la nueva Confederación, Marcelo Solórzano, aclaró que "no se trata de ser gobiernistas, sino de lograr un acuerdo de gobernabilidad con una clase trabajadora diferente a la del pasado".
Destacó que las reuniones bimensuales con el mandatario permitirán que las intenciones del acuerdo no se queden en la retórica y en el papel.
El dirigente de los trabajadores aseveró que van a respaldar los aciertos del régimen y a criticar los desaciertos. Con respecto a esto último, enfatizó que en todas las instancias los cambios se pedirán a través del diálogo.
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