En un discurso en la XXI Cumbre Iberoamericana, Humala señaló que el fortalecimiento del rol del Estado debe asegurar el futuro e inclusión social de los ciudadanos, en un contexto de crisis externa que puede venir del norte.
Señaló que el Estado debe recuperar su espacio, pues se ha visto "arrinconado y privatizado" en las últimas décadas por la influencia del modelo neoliberal, situación en la que lo encuentra la "tormenta del norte", que puede ser "un chubasco, una llovizna o un huracán", indicó.
Advirtió en torno a los riesgos de la fragilidad del crecimiento económico actual de América Latina, basado en la exportación de materias primas, con un serio desfase tecnológico y con Estados que no llegan a toda su población.
Reivindicó el papel estatal de "civilización" y servicio a sus ciudadanos, algo que no hará el mercado y dijo que para lograr ese objetivo hay que lograr la inclusión social y la "democratización de la democracia".
Sobre la pobreza, que afecta a más de 200 millones de latinoamericanos, informó acerca de la política de su administración de combate a ese mal.
"El Estado tiene una serie de retos, pero el más importante que yo planteo es lograr la inclusión social, porque los estados latinoamericanos están diseñados para servir solo al 30 por ciento de su población y no tienen la capacidad de atender mejor la educación, salud, nutrición, seguridad y la formalización de sus economías", advirtió.
Se pronunció igualmente por una política regional de uso del agua en la región, fuente de conflicto entre la minería y la agricultura.
Sobre la amenaza de una recesión mundial, apuntó que América Latina vive una coyuntura interesante y con un mercado de 400 millones de consumidores es un espacio atractivo para el desarrollo de inversiones.
Según el mandatario peruano, América Latina debe aprovechar ese gran potencial, con el fortalecimiento de los mercados internos y el comercio intrarregional.
Humala también señaló que la región debe abordar desafíos como la educación y la industrialización para resguardarse de la "gran fragilidad" que encierra su dependencia del precio de las materias primas.
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