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domingo, 30 de octubre de 2011

Madrid, ciudad indignada

Desde otras ciudades


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Protesta de indignados en Valencia. Imagen de archivoFoto Reuters

Madrid es, desde mayo pasado, el epicentro de la revolución de los indignados. La capital española, con sus gobernantes ultraconservadores, con las liturgias públicas de la connivencia entre la clase política, la jerarquía eclesiástica y el poder empresarial, es también un símbolo del malestar social por el tiempo que vivimos. Es una ciudad herida, cuyo lamento no sólo se escucha en los gritos de las manifestaciones multitudinarias ni con los actos de protesta que intentan recuperar la dignidad frente a los recortes y los planes de austeridad que asfixian a los más pobres.

Como en todas las ciudades del mundo, las autoridades suelen poner placas y cortar listones para evocar a algún persona en edificios o plazas. En Madrid, el movimiento de los indignados ha colocado por su cuenta placas conmemorativas de su particular mayo del 68. En este caso mayo de 2011. En los edificios de gente común y corriente, de todo tipo de barrios, han proliferado estas placas fabricadas y colocadas casi en secreto, en las que se lee: Tu botín mi crisis. Menos chorizo (corrupto) y más pan.

El 15 de mayo de 2011 la plataforma Democracia Real Ya y la asociación Juventud sin Futuro convocaron una serie de movilizaciones en 50 ciudades de España para repudiar el modelo neoliberal y expresar su malestar por las consecuencias de la crisis económica en las capas más desfavorecidas de la sociedad. Fue entonces cuando comenzó esta revolución que ya se ha expandida a 82 países y que ha convencido a la gente por sus mensajes directos y sencillos: No somos antisistema, el sistema es antinosotros, no nos representan, le llaman democracia y no lo es, esta crisis no la pagamos...

Y toda esa energía social, que está en ebullición y que se ha contagiado como la gripa por la delicada situación económica, también está siendo recordada en Madrid en placas que se encuentran por sorpresa y que en lugar de evocar al marqués, al escritor o al político que hizo tal o cual cosa, simplemente rememora la revolución de los indignados. El momento en el que una parte de la sociedad española dijo ¡basta ya al modelo neoliberal!

Armando G. Tejeda, corresponsal

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