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El Ejecutivo convocó en dos ocasiones sin los resultados esperados para esas pláticas con dirigentes de la caminata , al tiempo que alertó sobre la presencia de personas ajenas a la movilización en defensa de una reserva natural en el Parque Nacional Isiboro Sécure.
El clima de tensión se rebasó este jueves tras la instalación de marchistas en las inmediaciones de Palacio Quemado y la demanda de los originarios de que aceptarían conversar con el presidente Evo Morales pero en mayor número de representantes de lo inicialmente acordado.
El propio Morales lamentó que tras más de 11 horas de espera y dos intentos por esperar a los dirigentes de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano, uno de ellos en la sede de la Vicepresidencia, apreciaba que no había voluntad para esas pláticas de manera directa.
El jefe del Estado Plurinacional, de origen aymara, pidió a los movilizados y su Comité Político resolver los problemas internos antes de instalar la reunión en alusión a las indefiniciones acerca de la composición de su delegación para entablar las conversaciones.
La protesta, también liderada por el Consejo de Ayllus y Marcas del Qullasuyu, rechaza la construcción de una carretera que deberá unir a las localidades de Villa Tunari (Cochabamba)-San Ignacio de Moxos (Beni), pero que estiman dañará el medioambiente.
Para el Ejecutivo, que decretó supeditar la obra a una consulta previa, ese camino traerá más integración y el acceso de varias comunidades a servicios básicos de salud y educación, entre otros.
Mientras, el ministro de Gobierno, Wilfredo Chávez, alertó este jueves sobre la seguridad de la Plaza Murillo, principal centro de decisiones políticas del país, debido a la presencia de los originarios, pero sobre todo de gente ajena que quiere desestabilizar.
"No se puede permitir mayores ingresos de marchistas y otros sectores a la Plaza para no generar caos en un lugar de paz, de pacto social y de respeto", remarcó.
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