Un tribunal argentino dictará sentencia el miércoles en un juicio contra el excapitán Alfredo Astiz, "el ángel rubio de la muerte", y otros 17 militares, por la desaparición de dos monjas francesas entre casi un centenar de delitos de lesa humanidad durante la dictadura (1976/83).
Las mojas francesas Alice Domon (i) y Léonie-Renée Duguet, secuestradas y torturadas por la dictadura argentina. (AFP).
Astiz, de 59 años, quien llegó preso al juicio, está acusado de cinco homicidios, 12 privaciones ilegales de libertad y por tormentos agravados perpetrados en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
La ESMA, convertido hoy en museo de la memoria, fue uno de los más emblemáticos centros de exterminio de la dictadura, por donde pasaron 5.000 prisioneros, de los que sobrevivieron sólo un centenar.
La fiscalía y las querellas pidieron prisión perpetua para el ex capitán de la Marina (Armada) mientras que la defensa solicitó su absolución alegando "obediencia debida".
"Esto no es un juicio, es persecución por motivos políticos. Este es un tribunal especial. Hay terrorismo judicial. ¡Qué me juzgue un tribunal militar y va a aparecer la verdad!", lanzó en su alegato final doce días antes del fallo.
De la misma forma desafiante se había presentado ante el tribunal cuando comenzó el juicio hace casi dos años cuando ingresó en la sala de audiencia exhibiendo en sus manos el libro "Volver a matar", del ex secretario de Inteligencia Juan 'Tata' Yoffre.
"Astiz me da náuseas. Después de escuchar que no está arrepentido y que lo volvería a hacer, y de ver su mirada desafiante, no puedo más que esperar las más altas condenas para él y para todos", dijo a la AFP Horacio Méndez Carreras, abogado de las familias de las monjas francesas, antes del veredicto.
El ex capitán, que se infiltró entre familiares de desaparecidos, está acusado del secuestro de 12 personas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, en un operativo represivo conocido como el 'grupo de la Santa Cruz', en referencia a la iglesia porteña de donde fueron llevados la mayoría de ellos.
Entre las víctimas, torturadas en la ESMA y luego arrojadas vivas al mar, en los llamados 'vuelos de la muerte', figuran la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon.
Los restos de Duquet y Villaflor y de otras tres madres de desaparecidos aparecieron a fines de 1977 en una playa al sur de Buenos Aires y fueron enterrados sin nombre hasta que en 2005 pudieron ser identificados. Domon permanece desaparecida.
Sobre Astiz pesan sendas condenas en ausencia a prisión perpetua en Francia en 1990 y en Italia en 2007.
En este juicio oral, Astiz está acusado también del secuestro y desaparición del escritor y periodista Rodolfo Walsh, apresado en la vía pública el 25 de marzo de 1977.
El juicio iniciado en diciembre de 2009 y por donde pasaron 160 de testigos, entre ellos muchos sobrevivientes, ventila una parte de los crímenes cometidos en la ESMA, como el secuestro en 1980 de un grupo de 79 personas.
"El gran problema fue dejar gente viva", dijo ante el tribunal Jorge 'Tigre' Acosta, quien fue responsable del centro clandestino situado al límite de la capital argentina y también sentado en el banquillo, junto al ex marino Ricardo Cavallo, alias 'Serpico', y otros 16 acusados.
Astiz y sus camaradas volvieron a estar en la mira de la justicia luego de la anulación en 2003 de las leyes de amnistía que en la década de 1980 habían frenado las causas por crímenes de lesa humanidad, considerados imprescriptibles.
Unas 30.000 personas desaparecieron en la dictadura argentina, según organismos de derechos humanos.
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