La ocupación israelí tiene un coste para la economía palestina de cerca de siete mil millones de dólares anuales, equivalente a un 85 por ciento de su PIB, asegura el Ministerio de Economía palestino en un informe difundido hoy que cuantifica por vez primera el lastre de la ocupación.
Ramala. "Si los palestinos no estuvieran sometidos a la ocupación israelí, su economía sería el doble de grande de lo que es hoy", asegura el informe presentado esta mañana en Ramala, el primero de este tipo y que ha sido elaborado por el Ministerio de Economía conjuntamente con el Instituto de Investigación Aplicada de Jerusalén.
La ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este desde 1967, asegura el estudio, impide a los palestinos acceder a buena parte de sus tierras y explotar sus recursos naturales, les aisla de los mercados internacionales y fragmenta su territorio en cantones desconectados, unas restricciones que suponen el principal obstáculo para el desarrollo de una economía sostenible.
Las restricciones "reflejan la inmutable actitud colonial de Israel que busca explotar los recursos naturales palestinos (incluidos la tierra, agua y minería) para su beneficio económico", denuncia el informe, que detalla los obstáculos aduaneros, de transporte e infraestructuras que frenan el desarrollo de un mercado competitivo e impiden a los palestinos tener socios no israelíes.
El peso de dichas restricciones sobre el comercio, la industria y los servicios se ha agudizado en los últimos años, aseguran las autoridades económicas.
En 2010, esos costes, o la parte de estos que ha sido posible medir, ascendieron a 6.897 millones de dólares (5.057 millones de euros), lo que, según Economía, supone un 84,9 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) palestino.
"Este informe demuestra el alto precio de la ocupación, que -como han dicho instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional- supone el mayor obstáculo para el futuro de la economía palestina que, de no haber ocupación, sería capaz de sostenerse a si misma", declaró en la presentación del informe el ministro de Economía Nacional palestino, Hasan Abu Lide.
El ministro añadió que estos datos son "una de las razones por las que se ha recurrido a la ONU", para decirle a la comunidad internacional que "la ocupación debe acabar para que la economía se desarrolle, la gente tenga empleo, haya fábricas y se establezca un Estado independiente que no dependa de las ayudas".
El informe distingue entre los costes directos -precios más altos de servicios básicos y transporte derivados de las políticas de la ocupación- y los indirectos, entre los que cuenta los beneficios de producción que se pierden.
La restricción a las importaciones y exportaciones se traducen en un precio más alto de los costes de producción y en la imposibilidad de adquirir algunos bienes de capital.
Entre los mayores daños para las finanzas palestinas, está el férreo bloqueo a Gaza, impuesto por Israel en 2007, que impide el comercio internacional, interrumpe el suministro eléctrico y limita el acceso al mar, lo que sumado al daño sufrido por las infraestructuras en bombardeos, ha llevado al colapso de la economía de la franja.
La ocupación militar también ha llevado a la destrucción de activos productivos en Cisjordania, en particular olivos arrancados, y a la pérdida de ingresos derivada de la extracción de sales y minerales del Mar Muerto, al que no pueden acceder los palestinos, la explotación israelí de canteras en territorio palestino o el desarrollo de un campo de gas en las costas de Gaza.
También impide el desarrollo de una industria turística y daña el balance fiscal.
"La ocupación no solo mantiene la economía palestina empequeñecida, sino que también daña el balance fiscal palestino reduciendo sus ingresos de dos formas: directamente, impidiendo una recogida de impuestos, e indirectamente, reduciendo artificialmente el volumen de la economía palestina y por lo tanto su base imponible", asegura el texto.
Los daños fiscales directos de la ocupación se calculan en 406 millones de dólares anuales y los indirectos en 1.389.000 millones.
"Sin la ocupación, la Autoridad Nacional Palestina tendría un superávit fiscal saludable y no necesitaría la ayuda de donantes", agrega.
El estudio advierte de que el coste económico total es probablemente mayor a lo que cifrado, pues sólo toma en cuenta los costes que se han podido cuantificar con certeza.
Entre los no cuantificados, menciona los asociados con los impedimentos al movimiento interno e internacional de personas y bienes, la pérdida de inversiones en el área controlada militarmente por Israel por las restricciones a la construcción, las pérdidas indirectas de la industria por la falta de importaciones y las pérdidas por las restricciones a las telecomunicaciones.
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