Wall Street enfrenta su onceavo día despertando con manifestantes y acampados a su puerta. El núcleo financiero de Estados Unidos comprueba cada mañana cómo el movimiento ‘indignado neoyorquino’ crece poco a poco pero con fuerza y aumenta el número de apoyos a la iniciativa ‘Occupy Wall Street’.
Su mensaje, llamar la atención sobre la necesidad de regular los mercados financieros y limitar la influencia que ejercen sobre la vida política.
Pero la ocupación de la bolsa ha logrado ir un paso más allá. Los medios, que hasta ahora habían ignorado los sucesos con un claro silencio, comienzan a dar cobertura a lo que ocurre en Wall Street.
El millar de indignados (unos 200 acampan en un parque cercano a la Bolsa y los demás se unen a lo largo del día) ha empezado a alzar su voz en los medios de comunicación del país y de eso tiene mucha ‘culpa’ el intelectual y activista Noam Chomsky, el cineasta y documentalista Michael Moore y la actriz y activista política Susan Sarandon.
Rostros conocidos
El lunes, Chomsky enviaba una carta abierta de apoyo a la iniciativa, la cual calificó de “honorable y valiente”, mientras que Michael Moore se acercó al centro neurálgico de la movilización, el parque Zucotti, ya denominado como la plaza de la Libertad por los ciudadanos afines al movimiento.
El cineasta fue recibido con sorpresa pero con mucha alegría y los presentes acogieron sus palabras con mucho agradecimiento. Este declaró admirarles “por haber tomado la iniciativa ante los estragos que los bancos han hecho con este país” y les instó a “que no desesperasen”, ya que “dentro de 100 años la gente recordará que vinieron a esta plaza y empezaron este movimiento”.
Pero Moore no se detuvo ahí. Durante la promoción de su autobiografía asistió a un programa en el canal CNN y aprovechó su presencia allí para repetir el mensaje de los ‘indignados’. “Estamos en contra de la avaricia y de ese 1% que se queda con 9 pedazos de pizza mientras el 99% tiene que pelear por la última. [...] 46 millones de personas viviendo en la pobreza en Estados Unidos. Eso es un crimen absoluto. ¿Dónde está la rabia? ¿Dónde está la sublevación? Está empezando, está ahí abajo, en Wall Street. Alguien tenía que empezar a hacer algo y eso es lo que estos jóvenes están haciendo. Y se va a extender por todo el país” afirmó, refiriéndose a los acampados y a las ciudades estadounidenses, como Boston o Chicago, que comienzan a sublevarse también.
Susan Sarandon, embajadora de UNICEF y activista reconocida e involucrada en diferentes causas, también quiso visitar el corazón de la movilización.
La actriz, detenida en 1999 durante una manifestación contra el asesinato de un inmigrante africano a manos de la policía de Nueva York, quiso estar presente en el nacimiento de la protesta y los presentes lo han sabido agradecer.
A través de Twitter, red con la que están trabajando desde el principio, han agradecido el apoyo de la actriz, y se han hecho eco de algunas de sus reflexiones. Sarandon, ante la realidad de la ocupación solo ha podido afirmar que “es genial. Las cosas nunca cambian desde arriba, solo se cambia desde abajo”.
Polémicas actuaciones policiales
El martes 27 se sumaban otros siete a la centena de ciudadanos detenidos por la policía neoyorquina a lo largo de estos 11 días. La gran mayoría fueron arrestados durante las marchas pacíficas celebradas el pasado sábado.
La intervención policial ha ido más allá de vallar los alrededores de la Bolsa e impedir el acceso de manifestantes a menos de decenas de metros del edificio. El muro de agentes que separa a los corredores de bolsa de los protestantes, también ha intervenido en marchas y manifestaciones. Y de estas actuaciones ya se han hecho eco desde la organización de la toma de la bolsa, quien las critica duramente y les tacha de usar medidas de represión ilegales.
Mediante las cámaras de manifestantes y viandantes cercanos a los disturbios, son varios los videos que circulan por internet o YouTube mostrando las diferentes actuaciones policiales.
Una de las más reprochadas muestra como una decena de agentes acorrala a unas chicas en una malla naranja. Fuera de esta, varios agentes rodean a otro manifestante hasta reducirlo en el suelo, cuando se le pierde de vista. Mientras tanto, las mujeres permanecen contra una pared dentro de la malla pidiendo ayuda, hasta que un policía las rocía con spray de pimienta, dejándolas de rodillas en el suelo y gritando de dolor.
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