Perú
Esta vez no fue una
batida contra los músicos ambulantes en las zonas olvidadas de La
Victoria. Tampoco, una orden de captura contra los Músicos de la
Sinfónica luego de uno de sus espléndidos conciertos. Fue, apenas, una
indicación del Juez Jorge Luis Chávez, quien accedió a la solicitud del
Fiscal José Domingo Pérez y dispuso una “detención preliminar” de 10
días en perjuicio del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, el más
conocido de los flautistas del país.
La casa del ex mandatario fue
allanada a las 8 de la mañana, pero él sólo salió de ella para un
vehículo policial a las 12 del día. Fueron cuatro horas tensas en las
que el flautista de este cuento, se defendió como gato panza arriba y
movió sus resortes para no ser trasladado a un centro de reclusión. Le
fracasaron todos los tiros.
PPK –como se le conoce- es un
aficionado a la música y su instrumento favorito –la flauta- no fue
usada como le sirviera al personaje de los Hermanos Grimm, el que en
1284, en la ciudad de Hamelin; lograra ahogar a las ratas en el rio
Weser, luego de conseguir que lo siguieran hasta la muerte, embelesadas
por su música. Eso quizá, hubiesen querido que ocurriera aquí muchos
peruanos el 2016, cuando sufragaron a favor de PPK en los comicios que
lo enfrentaron a Keiko, la candidata de la Mafia en ese entonces. En esa
circunstancia Pedro Pablo sólo tocó la flauta –para mostrar su
maestría- en campaña- Cuando debió confirmar la idea que la flauta le
serviría, dejo todo en suspenso. No se animó a aletargar a las ratas que
pululaban por allí, ni seducirlas con su melodía, ni conducirlas aunque
fuera hasta las agua del Rímac, para que se ahogaran. Al contrario,
terminó entendiéndose con ellas para arribar al mismo destino que su
adversaria de ocasión las frías celdas de la Prefectura de Lima.
Es posible que en estos días, por PPK se mueva cielo y tierra. Después
de todo –y al margen de sus méritos artísticos- es un hombre de
negocios, y tiene fortuna. Es, además, amigo de los Estados Unidos,
aunque tuvo la “debilidad“ -en lo que fuera, quizá, su único momento de
lucidez- de anunciar que Trump sería una desgracia para la humanidad.
Pero eso no se cuenta, porque ocurrió “antes” de la elección de
noviembre de ese año, cuando el Donald en cuestión, aún no había sido
ungido como mandatario en Yanquilandia.
En ese marco, entonces
no sería extraño que el vocero de la Casa Blanca en Lima –que no es Luis
Gonzales Posada, como muchos creen, sino el embajador Frishna Urs– lo
visitara, interesado por su suerte. En todo caso, si de visitantes
ilustres se tratase, bien podría ocurrir que PPK reciba aunque fuera
mensajes en Morse de Mike Pompeo, quien, en su breve estancia en el Perú
con seguridad se intereso por él.
Y si, Mike Pompeo, el
Secretario de Estado de los Estados Unidos –el Popolizio de Trump-
arribó aquí ayer sábado para hacer una suerte de “visita inspectiva” por
cuatro países: Paraguay Chile, Perú y Colombia, en el empeño de recibir
aquí el saludo de tropa que tanto anhela. Es bueno reparar en el hecho
que no viene a este rincón del mundo para visitar Argentina, donde Macri
tambalea; ni Brasil, donde Bolsonaro escucha cada día los portazos
castrenses que le enmiendan a plana; ni Uruguay, por cierto, país
pequeño pero soberano. Ni Bolivia libre de embajador yanqui. Viene sólo a
los países que considera “seguros”. Seguros ¿para qué?: seguir a pie
iuntillas la ofensiva contra Venezuela.
En esa política, hay
que distinguir siempre palabras de acciones. Hay mucho de amenazas y de
bravuconadas en las expresiones de Washington, incluido el Presidente
Trump. Pero sus acciones no se condicen en todos los casos con sus
palabras. En las primeras –las acciones- cabe distinguir, dos niveles.
Uno, el que se refiere a las presiones y a las medidas punitivas contra
Venezuela, Cuba o Nicaragua que implican una firme voluntad orientada a
ahogar a esos procesos emancipadores de. Ellas, se ejecutan. Y otro, el
que alude a las amenazas militares concretas, se calcula en función de
otros factores.
Porque podrán ser muy lengua larga el titular
de la Casa Blanca, pero el gobierno de los Estados Unidos toma en cuenta
siempre la correlación internacional de las fuerzas y los efectos de
una política cuando ella implica palabras mayores. El caso paradigmático
en la materia, es Corea del Norte. Muchas amenazas contra ella
acusándola de hacer pruebas nucleares. Y un repliegue sonoro cuando se
confirmó que sí, que el régimen de Kim Jong Un, posee, realmente armas
nucleares. Bien podría decirse que el miedo a las ojivas nucleares de
Pyong Yang, hizo callar de miedo hasta a los gansos del Capitolio.
Recientemente la administración yanqui le hizo saber a John White Dog
que había perdido la fe en su eficacia y que era mejor aplazar los
planes guerreristas para después. “Ahora, no hay condiciones”
fue lo dijo Elliot Abrams, el más belicista de los halcones, un poco
como tirando a toalla- Y el silencio se hizo luz en las calles de
Caracas cuando los manifestantes de Maduro sextuplicaron a las huestes
de “la contra”, desgastadas y en derrota.
Manuel Cabieses, el periodista chileno de “Punto final” asegura que Mike Pompeo “es
uno de los pistoleros de la Familia Trump con otros gánsteres como Mike
Pence, John Bolton, Elliot Abrams y Marco Rubio cuyas brutalidades
marcan a fuego la decadencia del imperio”. Y si.
Entre
tanto, la suerte del flautista peruano aún no está definida. Podrá ser
liberado –como lo fue Keiko en su momento cuando se dictó contra ella
una primera medida similar- pero finalmente el largo brazo de a
justicia, habrá de alcanzarlo como también sucederá con Alan García. Y
es que si se anima, el Fiscal José Domingo Pérez podría reeditar lo
mejor del cuento de los hermanos Grimm: llamar a las ratas de Hamelin y
llevarlas hasta el rio para que se ahoguen masivamente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario