Brasilia. El gobierno de Brasil anunció este jueves la
ampliación de un programa de distribución de renta, emblemático de la
izquierda, y un proyecto de autonomía del Banco Central, reclamado por
sus sectores más liberales.
Las dos medidas, promesas de campaña del presidente neofascista, Jair
Bolsonaro, se anunciaron durante los festejos por sus primeros 100 días
de gobierno.
El programa Bolsa Familia, asignación para padres con hijos
en edad escolar o que deben cumplir normas de vacunación, prevé ahora el
pago de un aguinaldo.
Este programa se convirtió en bandera de las presidencias del ex
presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, actualmente
encarcelado acusado de actos de corrupción que no se probaron.
Sus principales beneficiarios residen en el noreste, la región más
pobre del país y uno de los últimos bastiones electorales del Partido de
los Trabajadores (PT) de Lula.
El programa beneficia a más de 14 millones de familias con una mensualidad de 50 dólares.
Poner en marcha Bolsa Familia tendrá un costo de 680 millones de dólares, precisó el Ministerio de Ciudades.
El programa no siempre fue del gusto de Bolsonaro. En mayo de 2017,
el entonces diputado declaró: “si para ser candidato a presidente tengo
que decir que hay que ampliar Bolsa Familia, entonces busquen otro. No voy a hacer demagogia para agradar a nadie en busca de votos”.
Pero entre las dos vueltas electorales, cuando disputó la presidencia
a Fernando Haddad, del PT, prometió pagar un mes más a los
beneficiarios de ese programa (aguinaldo) y reiteró ese compromiso entre
las medidas anunciadas para los primeros 100 días de gobierno.
La iniciativa puede parecer contradictoria con el programa de
recortes fiscales prometido por Bolsonaro y su ultraliberal ministro de
Economía, Paulo Guedes.
Sin embargo, según el investigador Marcelo Neri, de la Fundación Getúlio Vargas, Bolsa Familia
es un gran aliado para quien desea hacer un ajuste fiscal, pues da muchos resultados en términos de combate a la pobreza y cuesta poco en las cuentas públicas, afirmó.
De acuerdo con el especialista, esa prestación representa apenas 0.5
por ciento del PIB nacional, frente a 14 por ciento de las jubilaciones,
cuya reforma es prioridad.
Bolsonaro también dispuso la total autonomía del Banco Central (BCB), exigida desde hace años por el mundo de las finanzas.
Esa disposición, que debe ser aprobada por el Congreso, prevé que el
presidente del Banco Central tenga un mandato de 4 años (como
actualmente), pero que éste deje de coincidir con el del presidente de
la república, para reforzar la protección frente a injerencias
políticas.
La principal promesa económica de Bolsonaro (la reforma del régimen
de jubilaciones) encuentra resistencias en el Congreso y en la
población.
Los primeros 100 días de Bolsonaro estuvieron marcados por disputas
entre los grupos que componen su entorno y denuncias de posibles
irregularidades financieras contra miembros de su familia.
Afp
Periódico La Jornada
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