Ya
no son más congresos de elaboración de programas para intentar llegar a
la presidencia del país. Ya no son más congresos de un partido en el
gobierno, haciendo balances y proyectando pasos futuros.
El
PT que abre ahora su 6to Congreso es un partido que se ubica entre un
denso pasado reciente, con los gobiernos que más han transformado
positivamente a Brasil y las perspectivas inmediatas abiertas de poder
retomar ese camino, a partir de las experiencias adquiridas y de los
reveses sufridos. Un Congreso que se realiza con un partido fuera del
gobierno, con la responsabilidad del balance de las conquistas y de las
razones de los reveses, no para quedarse amarrado a ese pasado, sino
para prepararse para una nueva disputa por el gobierno de Brasil.
Un
Congreso que ha transcurrido de forma muy consensual, en contra de las
expectativas de los que esperaban un conflicto generalizado, lleno de
rupturas, después de los tropiezos y las visiones diferenciadas sobre
el pasado reciente y sobre el futuro del partido y de Brasil. Un
Congreso que se reúne lleno de vigor de las experiencias positivas, pero
también de derrotas, que dejan heridas.
Un partido
visiblemente más viejo, con bancadas parlamentarias menores, con menos
alcaldes, que trae en su cuerpo las marcas de la ofensiva de la derecha
en contra del PT. Pero en compensación un partido que posee las más
importantes experiencias – positivas y negativas – que un partido puede
tener, como material de reflexión, de balances, de formulación de nuevas
perspectivas.
Tiene asimismo en el liderazgo de Lula,
como su principal elemento de continuidad, una trayectoria que refleja
los caminos recorridos por el partido desde su fundación. Es no solo el
más grande líder del partido, el más grande partido de izquierda, sino
también el más grande líder popular de la historia de Brasil.
Se
puede afirmar que el Congreso no contendrá un balance tan profundo como
sería necesario, por todas las novedades que el camino reorrido por el
partido en el gobierno trajo, así como por el indispensable balance de
los errores que han llevado a la derrota reciente. Si el período
histórico actual se hubiera cerrado con una derrota de largo plazo,
probablemente esta sería la agenda esencial del Congreso.
Pero
el Congreso, que lleva el nombre de Marisa Leticia, esposa de Lula
recientemente fallecida, está a medio camino entre ese pasado que recién
se ha cerrado y la posibilidad abierta de un futuro con nuevas
posibilidades del partido de volver a ser protagonista de un nuevo
gobierno popular. Los balances se hacen así en la perspectiva más
inmediata de las lecciones para calificar al partido en función de
proponer alternativas de futuro posible en plazos relativamente cortos.
Por ello el Congreso tiene un pie en el pasado, con las lecciones
positivas y negativas, y otro en el futuro.
El PT ya no
realiza su Congreso como partido que nunca había tenido la posibilidad
de dirigir el país, como eran sus primeros congresos, en medio de todas
las candidaturas derrotadas de Lula. Y tampoco es el partido que hace
balances de sus experiencias en el gobierno.
En su
capacidad de hacer un balance no suficientemente exhaustivo, pero
suficiente para corregir los errores y volverse hacia la formulación de
alternativas de un futuro renovado para Brasil, está el desafío del 6to
Congreso Nacional del PT.
Si la continuidad del liderazgo y
de la hegemonía de Lula sobre el conjunto del partido, es una realidad
incuestionable, habrá renovación en la presidencia del PT, con la
proyección de un nuevo liderazgo, en la elección probable de la joven y
combativa senadora Gleisi Hoffmann como nueva presidenta del partido,
apuntando hacia la necesidad del partido de renovarse, en las prácticas
y en sus plataformas, en la incorporación de nuevas generaciones y en
la forma de actuar interna y externamente, en el discurso y en la
realidad concreta.
Será, de cualquier manera, una
expresión imponente del más importante partido que la izquierda
brasileña ha producido, y uno de los más importantes partidos de la
izquierda de América Latina y del mundo en la actualidad, que tiene en
la figura de Lula su imagen más expresiva. Incluso porque si el PT no se
limita a Lula, tampoco puede ser desvinculado de la trayectoria
impresionante de ese líder extraordinario, en cuyo destino se refleja no
solo el futuro del PT, sino del mismo Brasil.
-
Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador
del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio
de Janeiro (UERJ).
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