Entrevista a Rafael Correa, presidente saliente de Ecuador
Página/12
El mandatario ecuatoriano afirma que Lenín Moreno venció en un contexto adverso: desplome del precio del petróleo, terremotos, desastres naturales y apreciación del dólar. Y sostiene: “El cambio somos nosotros”. |
En
el corazón del casco histórico más grande de América Latina, de estilo
colonial, lleno de iglesias, cúpulas, tejados, callecitas que suben y
bajan al ritmo serrano, está la Plaza Grande y el Palacio Carondelet,
donde el presidente Rafael Vicente Correa Delgado se apresta para la
entrevista. Entra impetuoso, dispuesto al diálogo y ajeno al carisma de
un liderazgo regional construido a lo largo de diez años de gobierno,
festeja el triunfo de Lenín Moreno y destaca la investigación sobre el
entramado de empresas offshore del candidato opositor Guillermo Lasso,
publicada en este diario e invisibilizada por la prensa local. “Si
queremos una lucha honesta contra la corrupción empecemos prohibiendo
los paraísos fiscales. Eso es lo que ha ocurrido en el Ecuador al menos
empezando por el sector público”, señala. “Hay un cambio de ciclo en
América Latina. La victoria de Ecuador, del pueblo ecuatoriano, rompe
ese ciclo. Hemos ganado en condiciones muy adversas y contra todo
junto”, explica y repite que “Lasso está haciendo el ridículo” al
desconocer todavía el resultado de las urnas.
–Presidente, la derecha avanzó en la región. ¿Qué pasó? ¿Por qué la derecha no cruzó la línea del Ecuador?
–La
respuesta es fácil: hay legado. El país se ha transformado, hay
convicción, creemos en lo que hacemos porque somos gente buena que
actuamos en función de principios. Teníamos candidatos y propuestas. Y
cuando se comparaban las propuestas de Lasso con las nuestras, las suyas
eran privatizar la salud, la educación, los parques nacionales, la
seguridad ciudadana. Uno leía ese plan de gobierno y decía: no lo puedo
creer. Que en el siglo XXI me propongan estas cantinfladas”.
–¿En qué condiciones se da el triunfo de Lenín Moreno?
–Hemos
vencido en las condiciones más adversas porque en los dos últimos años
nos ha pasado de todo: desplome del precio del petróleo, apreciación del
dólar, (nosotros no tenemos moneda nacional), terremotos, desastres
naturales, litigios internacionales multimillonarios perdidos por el
país. Este 2016, por primera vez en estos diez años va a decrecer la
economía por todos estos factores externos un 1,5 por ciento. Es un
contexto económico muy desfavorable que lo supo aprovechar la derecha
para echarnos la culpa. Tenemos la culpa hasta del terremoto: “El
terremoto es el fracaso del modelo socialista de Correa”. Sin embargo
hay un cambio de ciclo en América latina. La victoria de Ecuador, del
pueblo ecuatoriano, rompe ese ciclo. Hemos ganado en condiciones muy
adversas y contra todo junto.
–La ex presidenta argentina
Cristina Fernández de Kirchner planteó en las redes sociales la idea de
que el triunfo en Ecuador frena ese vaticinio del “fin de ciclo” de los
proyectos políticos de representación popular ¿Qué tipo de derecha
estamos enfrentando en América latina?
–Sin lugar a dudas hubo
un cambio de ciclo en América Latina. De un nuevo ciclo, porque la
verdad es que siempre América Latina se debatía entre derecha y
centroderecha. Desde principios de siglo y a partir de la victoria de
Chávez en 1998, los gobiernos progresistas en América latina empezamos a
arrasar electoralmente, especialmente en Sudamérica; en los diez países
hispanos o latinos, para incluir a Brasil, en un momento dado (2008,
2009) teníamos ocho gobiernos de izquierda. Hubo un auge en la izquierda
como nunca había ocurrido en la historia reciente. Pero luego, sobre
todo a partir de 2014, cuando cambia el ciclo económico internacional,
comenzamos a enfrentar condiciones externas tremendamente serias. La
enfrentamos en 2009, con la crisis inmobiliaria en los Estados Unidos.
Luego con la crisis europea; el desplome del precio de las materias
primas en 2014. Es un cambio del ciclo económico. Y la economía
querámoslo o no, perjudica a la política. Alguien puede querernos mucho
pero si su hijo perdió el empleo dice: “No tengo nada que perder.
Votemos por el que ofrece el cambio a ver qué resulta”.
–Esa palabra…
–Sí,
pero en eso también debe madurar América latina. Cuando nosotros
hacíamos el análisis de nuestro oponente, la propuesta que más calaba
era “el cambio”. El cambio por el cambio. Cuidado, porque es cambio para
peor. Mire lo que ha pasado en los Estados Unidos: Trump ganó con el
discurso del “Cambio”.
–También en la Argentina...
–Entonces
no es cualquier cambio. El cambio es para mejor, el cambio somos
nosotros. Lasso desde principio de los ‘90, usted puede ver que ha sido
presidente de la fundación Terminal Terrestre, gobernador de Guayaquil,
Superministro. Lo que cambiaban era la cereza del pastel, los nombres de
los presidentes. Pero los grupos de poder eran los mismos. Nosotros
somos el cambio.
–La costumbre offshore de Lasso nunca varió.
–(Sonríe.)
Tal vez nos faltó transmitir eso adecuadamente. Pero tenemos que lograr
esa matriz democrática y no caer en el cambio novelero, sino para
mejor. Fueron tan agresivos en su accionar de derecha que lo llamamos el
segundo Plan Cóndor porque ya no utilizan descaradamente botas
militares sino que es una estrategia articulada de la derecha no sólo
nacional, también internacionalmente, con sus medios de comunicación
para acosar, para desprestigiar a los gobiernos progresistas con
denuncias de corrupción nunca probadas. Gracias a Dios, este pasado
domingo se paró ese Plan Cóndor, se paró esa restauración conservadora;
se paró ese cambio de ciclo con la victoria popular en Ecuador.
El escenario del fraude
A
pesar de que oficialmente el Consejo Nacional Electoral (CNE) ratificó
los resultados electorales dándole a Lenín Moreno una ventaja de 2,3
puntos sobre Guillermo Lasso, este último, al momento de escribir esta
nota, aún no reconoció la derrota electoral.
No sólo eso, Lasso
presentó impugnaciones en 1795 actas en las que, aún teniendo razón y
contabilizando porcentajes de votos nulos, ausentes y en blanco y los de
cada candidato, los votos a favor de Lenín Moreno siguen siendo
superiores a los suyos. Lo que ocurre es que el candidato al que toda la
derecha regional apostó, construyó un escenario de fraude durante la
mayor parte de la campaña post primera vuelta. El principal apoyo para
convalidar el supuesto fraude fueron los medios de comunicación líderes
en audiencia. Sobre todo el rol del canal de televisión Ecuavisa donde
el domingo de las elecciones Guillermo Lasso se proclamó ganador pasados
unos minutos de las cinco de la tarde, hora de cierre de los comicios.
Ayer
hubo algunos disturbios y movilizaciones con caravanas de autos en la
zona Norte, la parte más residencial de Quito y en los alrededores del
Consejo Nacional Electoral. Algunos cientos de personas cumplen con las
consignas de los principales dirigentes de CreoSuma que siguen
impartiendo la convocatoria a manifestarse proclamando fraude electoral.
–Regresemos al domingo a las cinco de la tarde ¿Qué ocurrió con la divulgación de los resultados de boca de urna?
–En
Ecuador existe una encuestadora de opinión, Cedatos, que tiene tanto
prestigio en nuestro país que nosotros le llamamos cegatos. Yo soy
estadista, por eso le dije: “alguien miente”. Como economista, necesito
manejar estadísticas. Cedatos es funcional para el poder dominante. La
siguen contratando y le siguen dando importancia. Pero ojalá entienda
América latina y el mundo entero, el precedente funesto que se quiso
establecer. Una encuestadora fraudulenta, con un par de canales
comerciales que siempre tuvieron como su candidato a Lasso son los que
proclaman al presidente electo. Se acabó el estado de derecho, se impuso
el estado de opinión. Es gravísimo lo que ha sucedido, esto tiene que
acabar. Ecuavisa ni siquiera informó los resultados de otra boca de urna
que nos daba como ganadores a nosotros.
–¿Con qué objetivo?
–(Enfático.)
¡Crear incertidumbre pues! Para no aceptar los resultados que eran
contundentes, para generar violencia, para ver si le daba una tabla de
salvataje al perdedor después de millones de dólares que han gastado en
esta elección. Imagínese el precedente: cualquier candidato perdedor, si
tiene plata, contrata una encuestadora fraudulenta que le da la
victoria y no acepta los resultados oficiales. Se acabó el estado de
derecho, impusieron el estado de Opinión, es gravísimo. A esa hora,
luego de las cinco de la tarde nosotros sabíamos que estaban mintiendo.
Otra empresa, seria, Perfiles de Opinión, tenía 45.000 casos. Por más
margen de error que tuvieran ganábamos con dos puntos. Finalmente
ganamos con 2,3. Yo nunca perdí la calma, lo que jamás nos imaginamos es
que en base a esa irresponsabilidad, sin tomar en cuenta el otro boca
de urna que daba presidente a Lenín, lo proclame presidente electo un
canal corrupto como Ecuavisa, eso es terrible.
–Lasso aún no reconoce los resultados.
–Está haciendo el ridículo.
–Pero
además hasta se puede leer como un error estratégico, porque si Lenín
ganó por 2,3 por ciento eso habla de una sociedad polarizada y un
capital político muy grande para Guillermo Lasso.
–Es muy
estratificado, pero esa es la lucha, no hay que tenerle miedo a eso.
Nosotros ganamos en todos los sectores populares. Ellos ganan en parte
de la clase media y parte de la clase alta, nos divide en ciertos
sectores populares pero normalmente ganamos. Por ejemplo en Quito,
ganamos distrito 2, distrito 3, el distrito 1 que es el distrito Norte,
de alto poder económico, lo perdemos por casi 20 puntos. Eso nos da un
mensaje muy claro, que lo sabíamos: la oligarquía tiene más conciencia
de clase que los pobres. Y eso es parte de nuestro trabajo político:
concientizar a las grandes mayorías para que voten según sus propios
intereses y no a los cantos de sirena. No a los que siempre los han
explotado, ninguneado, como por ejemplo con el feriado bancario: este
tipo (por Lasso) lucró con el feriado bancario, destruyó empleo, ahora
ofrece empleo y engaña a algunos. La oligarquía en cambio sabe
claramente cuáles son sus intereses y está más unida que nunca.
–¿Cuáles son los desafíos que va a tener que enfrentar Lenín Moreno?
–Muchos.
Hemos logrado cambiar el país. Pero todavía sigue vivo el viejo país.
Por supuesto, yo no voy a desmerecer jamás ese 49 por ciento que no votó
por nosotros, ahí hay muchísima gente buena que tal vez se dejó llevar
por el mensaje del cambio, por probar otra cosa o porque no les caigo
bien. Todo mi respeto. Pero es un núcleo duro esa oligarquía que nos
desprecia. Que habla español cuando piensa en inglés. Históricamente han
dominado este país y han excluido a las grandes mayorías. Cuando hay
dinero, producto del progreso técnico, normalmente es rentista, es para
ellos: para sus clubes de lujo, colegios de lujo, sus barrios de lujo.
Cuando dicen “ay, mi familia”, es su familia. No la del resto. Cuando
hablan de libertad es “su libertad”. Qué libertad tenía el obrero al que
explotaban con la tercerización. Cuando hablan de derechos son sus
derechos. Hay que entender a esta oligarquía. Este mismo país todavía
subsiste. Es un desafío. Hay que continuar desde la educación.
Transformar este país para que entiendan que todos somos iguales, que
tenemos los mismos derechos que no puede haber una sociedad de
privilegiados y la inmensa mayoría excluida. Falta mucho por hacer, pero
nunca se hizo tanto. En la parte económica hemos logrado superar lo más
duro. Es falso que existe un problema de deuda: nuestra deuda está en
el 27 por ciento del PIB… En Argentina se reirían. Dicen “A Correa le va
bien porque le ha dejado una bomba al próximo gobierno”; todo eso es
mentira. Dejamos una economía en crecimiento, estabilizada. Pero
obviamente tuvimos grandes problemas. Hay que afinar ciertas cosas, ha
habido fallas en la administración. Vamos a hacer una transición
pacífica, informada. Nada que ver con el país que yo recibí en 2007.
–En
Argentina, el gobierno de Mauricio Macri se metió con el trabajo.
Pareciera hasta medieval el planteo, atacar el trabajo. Una apreciación
sobre Mauricio Macri y su gobierno.
–Yo prefiero reservarme.
Somos muy respetuosos de los procesos soberanos de los diferentes
países. El gobierno de Macri ha sido muy respetuoso con nosotros,
tenemos muy buenas relaciones. En la parte ideológica no compartimos
pero somos muy respetuosos de los procesos de cada país. Lo que sí le
puedo decir es que uno de nuestros principios fundamentales que reafirma
el socialismo del siglo XXI es la supremacía del trabajo humano sobre
el capital. Lo que hemos visto en las últimas décadas en América Latina y
en el mundo entero es la absoluta supremacía del capital sobre el
trabajo humano.
–Vayamos entonces a Brasil. El triunfo de Ecuador, ¿empodera a Lula?
–Ahí
sí. Como ellos no llegaron en forma democrática, ahí sí podemos hablar
más claramente. Es terrible. Y mire la doble moral. Esos países que
critican a Venezuela por cualquier problema, ¿cuándo elevaron su voz
para denunciar lo de Brasil?, que claramente es un golpe de Estado
mediático: por todo el poder que tiene O Globo y todos sus pasquines:
mire que está preso por corrupción el diputado Eduardo Cunha, quien
persiguió a Dilma y fue el impulsor del juicio político, y judicial
también porque tienen tomadas la Corte Suprema.
Paraísos fiscales
–Ecuador
dio un ejemplo ante el mundo con el referéndum que prohíbe a los
funcionarios públicos tener empresas offshore y con la discusión en los
países del G-77 planteando la necesidad de una justicia fiscal ¿De qué
habla esa pelea?
–¿Quién puede defender decentemente a los
paraísos fiscales? ¿Quién puede avalar que alguien va a un paraíso
fiscal para transparentar cuentas? Todo el mundo sabe que ahí van a
ocultar riquezas, evadir impuestos. ¿Cómo se puede mantener eso? Porque
priman los intereses a los principios. Esa es la doble moral que
caracteriza al mundo. El orden mundial no solo es injusto, es inmoral y
la justicia es sólo el punto de vista del más fuerte. Si queremos una
lucha honesta contra la corrupción empecemos prohibiendo los paraísos
fiscales. Eso es lo que ha ocurrido en el Ecuador al menos empezando por
el sector público.
–La protección mediática de la derecha es total.
–La
prensa aquí no publicó una coma de la extraordinaria investigación
publicada en PáginaI12 con datos, con cifras, con lugares… Contundente.
Hace unos meses, en una columna de un diario amarillista, La Estrella,
hoy investigado por lavado de activos en Panamá, mencionaban a Jorge
Glass, (vicepresidente electo) una calumnia total, diciendo que estaba
involucrado en negocios petroleros. La prensa aquí lo replicó durante
dos semanas en todos los titulares. De la investigación sobre Lasso no
publicaron una coma… Con eso nos enfrentamos todos los días y es tal la
hipocresía que se atreven a hablar de libertad de expresión.
A
esta altura de la entrevista los asesores comunicacionales del
presidente avisan que el tiempo se acaba. Hay más medios internacionales
esperando tener su palabra luego del triunfo electoral. Jorge Gestoso,
para Telesur, tiene confirmada su presencia en vivo. Correa pide que nos
extiendan el plazo de 20 minutos que ya hemos sobrepasado largamente.
Nadie lo contradice.
–¿Qué va a hacer ahora?
–¿Yo? ¿Después del 24 de mayo? Dedicarme a quehaceres domésticos.
–No le creo
–Mi
esposa es de Bélgica, entonces pienso irme unos años a Bélgica. Mis
suegros están mayores, mis dos hijas están estudiando en Francia. Llevo
25 años con mi esposa viviendo aquí; creo que tiene derecho a pasar unos
años en su país natal cerca de sus padres. Pero en serio que me voy a
dedicar a quehaceres domésticos.
–¿Dónde va a poner toda esa energía infatigable que lo caracteriza?
–Ahora
quisiera dedicar toda mi energía sobre todo en leer. Tengo una pila de
libros acumulados. Recibo por día más libros de los que puedo leer por
año. Me gusta escribir y tal vez dedicarme un poco a la Academia. Además
de los quehaceres domésticos (vuelve a sonreír)… A propósito acá
tampoco tenemos empleadas domésticas. Tenemos una señora que nos ayuda
dos mañanas por semana. Estamos acostumbrados a hacer las cosas
nosotros. América latina cambiará muchísimo cuando los hijos de la
burguesía aprendan a hacerse sus propias cosas y tender la cama.
–¿Va a visitar la Argentina?
–Me
está ofreciendo un doctorado Honoris Causa una universidad argentina y
como académico me agrada mucho, me encanta volver a la academia.
–¿Va a volver a la política?
–No.
Pero en política no hay nada definido. Si es que veo que está en riesgo
la patria es mi deber involucrarme nuevamente pero yo creo en el
relevo, hemos preparado cuadros como Lenín ,como Jorge, (por el
vicepresidente electo Jorge Glass). Hay muchos jóvenes que piden pista,
jóvenes brillantes.
–¿Cómo lo va a recordar la historia?
–Ojalá
nadie me recuerde. Ojalá que cuando me muera ni siquiera hagan un
monumento. Ojalá me quemen y con mis cenizas siembren un arbolito para
ver si al final sirvo para algo… Pero si quisiera que me recuerden como
algo, que sea como una buena persona.
Producción: Nicolas Schonfeld y Celeste del Bianco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario